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Renacida para Vengar mi Destino: Promesa Sellada en el Tiempo

Renacida para Vengar mi Destino: Promesa Sellada en el Tiempo

Status: Terminada
Genre:Romance / Venganza / Mujer poderosa / Matrimonio arreglado / Reencarnación / Completas
Popularitas:1.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Bruna Chaves

Traicionada por su propia familia, usada como pieza en una conspiración y asesinada sola en las calles... Ese fue el cruel destino de la verdadera heredera.
Pero el destino le concede una segunda oportunidad: despierta un año antes del compromiso que la llevaría a la ruina.

Ahora su misión es clara: proteger a sus padres, desenmascarar a los traidores y honrar la promesa silenciosa de aquel que, incluso en coma, fue el único que se mantuvo leal a ella y vengó su muerte en el pasado.

Decidida, toma el control de su empresa, elimina a los enemigos disfrazados de familiares y cuida del hombre que todos creen inconsciente. Lo que nadie sabe es que, detrás del silencio de sus ojos cerrados, él siente cada uno de sus gestos… y guarda el recuerdo de la promesa que hicieron cuando eran niños.

Entre secretos revelados, alianzas rotas y un amor que renace, ella demostrará que nadie puede robar el destino de la verdadera heredera.

NovelToon tiene autorización de Bruna Chaves para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 16

Las horas siguientes al primer susurro de Cássio Lacerda fueron un torbellino. Serena Valente apenas había podido dormir, el corazón acelerado por el recuerdo de su nombre escapando de sus labios, frágil, pero real. La imagen de sus párpados temblando, del suave apretón en su mano, se había grabado en su mente como una promesa viva: él estaba volviendo.

Los médicos confirmaron que el cuadro era alentador. "Señales consistentes de consciencia", dijeron, pero aún había un largo camino hasta que despertara del todo. Serena, sin embargo, no tenía dudas. Cássio estaba luchando, respondiendo, llamándola. Después de tantas noches en que había hablado sola, finalmente sentía que ya no estaba solo hablando con un cuerpo dormido, sino con el hombre que siempre había creído que era frío, y que ahora probaba haber guardado por ella la llama de la lealtad.

—Lo sabía —murmuró al tomarle la mano la noche siguiente, con los ojos llenos de lágrimas—. Siempre estuviste aquí. Nunca me abandonaste.

El bip compasado del monitor era casi una respuesta, cada latido como un tambor que la empujaba hacia adelante.

Pero mientras su corazón se llenaba de esperanza, el mundo a su alrededor se agitaba en sombras. Los primos, ya acorralados por la exposición pública de sus crímenes, estaban cada vez más desesperados. Y un animal acorralado es siempre más peligroso. Serena descubrió esto dos días después, cuando Augusto entró en su oficina con el rostro grave.

—Tenemos un problema —dijo, arrojando sobre la mesa una carpeta con informes urgentes—. Están preparando algo grande.

Ella hojeó los papeles rápidamente. Transferencias voluminosas de dinero, movimientos extraños en empresas fachada, contratos firmados en nombre de terceros. Pero lo que más llamó su atención fue una nota confidencial: armas siendo compradas a través de contactos turbios.

—Van a atacar físicamente —murmuró, la sangre helándose en sus venas—. Ya no es solo sobre difamación o fraude. Quieren eliminarme a mí… y a él.

Augusto asintió. —Los rumores son de que planean invadir el hospital. Si Cássio despierta, pierde el último pretexto que usan para intentar mantener el poder. Si él abre los ojos, es el fin para ellos.

Serena cerró los ojos por un instante, el pecho subiendo y bajando rápido. Los recuerdos de la vida pasada la atravesaron como láminas: el dolor de la muerte, el cuerpo abandonado a su suerte, la sensación de abandono. No, esta vez no. No permitiría que se repitiera.

—Vamos a aumentar la seguridad —dijo, firme—. Guardias armados, vigilancia doblada. Quiero cada entrada y salida monitoreada.

—Eso va a llamar la atención —advirtió Augusto.

—Mejor atención que un funeral —respondió, la voz fría.

Aquella noche, al lado de Cássio, le contó todo. Sus manos parecían más calientes, y cuando se inclinó sobre él, percibió los labios moverse de nuevo, formando palabras casi imperceptibles. Se acercó, con lágrimas en los ojos, y escuchó:

—…lucha…

Serena tragó saliva, los sollozos amenazando con escapar. —Estoy luchando, Cássio. Pero necesito que luches conmigo. Despierta. Muéstrales quién es el verdadero dueño de este imperio.

El monitor cardíaco aceleró levemente, como si confirmara las palabras. Serena le besó la mano, sintiéndose fortalecida.

No obstante, la sombra del contraataque ya se movía. Dos días después, Clara entró en su sala a las prisas, pálida, con un periódico en las manos. —Señora… están preparando una denuncia formal.

El titular estampaba: "Serena Valente acusada de secuestro y manipulación médica". La reportaje decía que ella mantenía a Cássio Lacerda en coma artificial para controlar su fortuna, que había adulterado informes médicos e incluso amenazado a especialistas para que no revelaran la verdad. La farsa era bien construida, repleta de "testimonios anónimos" y documentos falsificados.

Serena aplastó el papel con las manos, la furia quemando en cada nervio. —Son capaces de cualquier cosa.

—No solo eso —dijo Clara, hesitante—. Recibí una llamada de dentro del hospital. Hay hombres extraños rondando el edificio.

El corazón de Serena se heló. No querían solo destruirla en la prensa. Querían silenciarla para siempre, e impedir el despertar de Cássio.

Tomó una decisión inmediata. Llamó a Augusto. —Prepara una transferencia de emergencia. Quiero a Cássio llevado a una ala restringida, bajo seguridad máxima. Si intentan acercarse, no tendrán oportunidad.

Mientras organizaba todo, sentía el peso de la guerra sobre los hombros. Pero no cedía. El miedo ya no tenía espacio en su corazón.

Aquella noche, acompañó personalmente la transferencia de Cássio. El corredor oscuro del hospital resonaba con el sonido de las ruedas de la camilla deslizándose por el piso. Guardias armados los cercaban, atentos a cada sombra. Serena caminaba al lado de él, tomando su mano, la mirada firme a pesar de la tensión.

De repente, escuchó pasos apresurados atrás. Hombres encapuchados surgieron, armados, corriendo en dirección al grupo. El caos explotó. Los guardias reaccionaron, tiros resonaron por el corredor, y Serena sintió el cuerpo temblar, pero no soltó la mano de Cássio.

—¡Continúen! —gritó, su voz firme incluso en medio del pánico—. ¡Llévenlo a salvo!

Los hombres armados retrocedieron ante la resistencia, pero Serena sabía que era solo el comienzo. Habían declarado guerra abierta.

Cuando finalmente alcanzaron el ala restringida, cerrada con llave y vigilada, Serena se desplomó en la poltrona al lado de Cássio, ofegante, lágrimas escurriendo por el rostro. Lo miró, inmóvil, pero con señales cada vez más claras de que luchaba para despertar.

—Están intentando separarnos —murmuró, acariciándole el rostro—. Pero no lo conseguirán. Vas a despertar, y cuando eso suceda, nosotros dos vamos a aplastarlos juntos.

En ese instante, los labios de Cássio se movieron nuevamente. Serena se acercó, el corazón en la garganta, y escuchó un susurro ronco, pero nítido:

—…Serena… estoy volviendo…

Las lágrimas cayeron en cascada. Su corazón explotó en esperanza y rabia al mismo tiempo. Él estaba volviendo. Y los enemigos lo sabían. Era por eso que estaban dispuestos a matar.

Ahora la guerra tenía plazo. Cuando Cássio abriera los ojos del todo, nada más detendría la furia de ellos.

Y Serena Valente estaba lista para luchar hasta el final.

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Topy71 🇦🇷
Tiene que esvonder a los padtes donde nadie sepa nada ni los conosxa
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