Ajaw Y Las Discípulas

—Lo hicieron muy bien.—Les habló con amabilidad.—El plan funcionó, cumplieron su mismo. Ahora esperen aquí, ayuden a los heridos que puedan.—Se dió la media vuelta.—No interfieran más en la pelea, yo me encargaré.

El mago legendario se fue de ahí dejando a sus discípulas a salvo. Pretendía terminar la batalla lo más rápido posible.

—Eso fue fabuloso.—Dijo Edith emocionada.—Siento aún la adrenalina, somos las mejores.

—Si, lo hicimos muy bien.—Conluyó Mona mientras chocaba las manos con su compañera.

Desafortunadamente no todas pudieron celebrar. Luz vió a lo lejos que su padre estaba muy herido. Se preocupó y corrió a toda velocidad hacia él.

Cuando se llegó se agachó y vió que estaba inconsciente al borde de la muerte. Ella no quería perderlo así que recordó el ritual de sanación y pensó que también sería útil con heridas de batalla. Se apresuró para realizar todo el procedimiento y salvar a su padre.

Esta ves pudo invoar el espíritu del águila blanca a la primera, se sincronizó y logró curar a su padre. Cuando finalizó, este abrió los ojos y le agradeció diciendo que estaba muy orgulloso. Luz se puso contenta pero se desvaneció debido a la gran cantidad de energía que uso, no pudo más, estaba muy cansada.

El resto de chicas seguían observando la batalla, seguían con la energía al máximo.

—Ese de ahí es el líder enemigo ¿Verdad?—Preguntó Mona a sus amigas.

—Si, es el tal Selt, brujo oscuro.—Le respondió Edith interesada.

—Con nuestro nivel actual, estoy segura que lo podemos vencer.—Continuó Mona mientras sus ojos aún brillaban. —Lo vencere.

—¿Estás loca?—Interrumpió Angy con un tono molesto.—Es un brujo muy poderoso.

—Ademas el maestro dijo que no nos involucraramos en el combate.—Agregó Rachel.

—El maestro lo dijo porque estaba preocupado.—Mona siguió hablando con mucha confianza.—Es la oportunidad para demostrarle que somos más fuertes de lo que piensa.

La impulsiva bruja salió rápidamente de ahí en dirección hacia Selt quien seguía atacando sin cesar. Se puso enfrente de él para retarlo. El brujo estaba fuera de sí asi que ataco sin dudarlo.

Mona se dedicó a contratacar pero ninguno de sus ataques surtía efecto. El brujo oscuro aún tenía un poco de poder de los espíritus antiguos así que era muy resistente.

Mona no tenía mucha experiencia en combate asi que cuando vió que nada funcionaba, se puso nerviosa y retrocedió.

—Niña tonta, vas a morir.—Dijo Selt persiguiendola.—Yo soy el brujo más poderoso.

—El brujo más poderoso es mi maestro Ajaw.—Replicó con entusiasmo.

—Asi que eres de esas brujas que llegaron con él.—Comenzó a reír mientras recuperaba la cordura.—Será un honor darle el regalo de tu muerte a Ajaw.

El brujo concentró todo su poder y lanzó una bola de energía a Mona,

Ella invocó un muro de cristal pero no fue lo suficientemente fuerte para detener el impacto. El muro se destruyó y ella salió volando.

Selt invocó una lanza de luz gris, con ella pretendía poner fin a la vida de Mona enterrandola en su pecho. Selt la lanzó, Ajaw se dió cuenta y se movió lo más rápido que pudo, la jóven bruja no resistió y cerró los ojos.

Cuando los volvió a abrir vió a su maestro enfrente de ella, pero algo no estaba bien. Su pecho había sido perforado por la lanza y estaba derramando mucha de su sangre.

Selt comenzó a reír al darse cuenta del sacrificio de Ajaw.

—Esto si lo podemos dar como una victoria.—Se alejó de ahí.—Brujos oscuros, el legendario Ajaw ha caído. Vámonos de aquí.

Sus hombres se sentían perdidos, esa orden fue lo mejor que pudieron escuchar. Inmediatamente se alejaron de ahí para irse a su refugio.

Los que quedaron ahí seguían en shock, habían escuchado que Ajaw había caído pero no lo creían, asi que cuando vieron huir al enemigo. Se acercaron para corroborarlo.

Las primeras en llegar fueron Rachel, Angy y Edith. La escena fue aterradora para ellas. Mona se encontraba en el suelo salpiada por la sangre de su maestro. El brujo estaba clavado por una daga enorme que le estaba consumiendo la vida.

—¡Alguien que lo ayude!—Gritó Edith desesperada. —Tenemos que curarlo. ¿Dónde está Luz?

Lo jóven discípula no podía intentar el hechizo de sanación ya que estaba inconsciente debido al cansancio previo.

—Tranquilas… —Ajaw hablaba débilmente. — No hay problema… yo prefiero que ustedes vivan…—Escupió sangre de su boca.—espero que vivan felices y acepten mi sacrificio…

Se acercó el profesor especialista de sanación pero cuando llegó fue demasiado tarde… el cuerpo de Ajaw se desvaneció cuando la lanza explotó… el gran brujo había caído.

La guerra había terminado, se podía considerar como una victoria parcial pues el enemigo había tenido muchas bajas y habían huido. Pero el bando que defendía al instituto también tenía bajas, las más considerable fue la del brujo legendario Ajaw quien murió protegiendo a una de sus discípulas.

Mona se sentía tan culpable que apenas y lo podía creer. Su irresponsabilidad había hundido a su maestro.

La directora Steysi se recuperó y tomó las riendas rápidamente para organizar al instituto para un posible contraataque. Alertó a sus aliados para que estos vigilarán y encontraran al resto de brujos que habían huido.

El instituto se levantó, pero algunos padres lo consideraron inseguro así que no dudaron en sacar a sus hijos de ahí. El Instituto estaba en riesgo, pero la directora se mantuvo firme.

Las discípulas fueron consideradas unas heroínas junto a su maestro. Ahora no solo había un salvador y una leyenda, había cinco más que salvaron a varios brujos. Su nombre comenzaba a crecer y su leyenda sería escrita.

Desafortunadamente ellas no se sentían así. La tristeza las había consumido al grado de aislarse. Se reunieron por varios días en la caverna que Ajaw les enseñó y en donde entrenaban.

Lo hicieron para sentirse cerca de él pero también porque sabían que debían despedirse y ese era el lugar correcto para hacerlo. Pero por más días que pasaron no lograron hacerlo. No querían soltar a su maestro.

Al pasar el tiempo, la que abandonó primero la caverna fue Edith, se fue muy enojada pero con la cabeza en alto para honrar al maestro que le cumplió su sueño y la convirtió en esa bruja que era.

Después siguieron Angy, Rachel y Luz. Todas se fueron muy tristes y con la misma reflexión que Edith.

La única que se quedó unos días más, fue Mona, la culpa no la dejaba ir y quería pedirle perdón a su maestro pero se soltaba en llanto cada vez que lo intentaba.

Permaneció ahí hasta que la soledad la consumió y decidió irse. Supo al igual que las demás, que la mejor forma de honrarlo era llevar la magia en sus vidas y ser esas brujas que él deseaba que fueran.

La leyenda de Ajaw se hizo más grande tras dejar al mundo su legado. Uno dónde la verdadera magia podía existir y la justicia siempre se imponía. Además de dejar a unas brujas muy preparadas las cuales serían las encargadas de hacer aún más grande su leyenda.