Con un gran y doloroso problema sobre sus hombros, Flavia es acorralada de nuevo, sin embargo, la gran confusión la sumergirá en un mar de sensaciones y dolor. El amor no siempre es claro, el amor es solo amor.
Como toda madre, su principal deseo es velar por el bienestar de su hijo, aun si tiene que hacer cosas que la degradarían a más no poder. Como aquel contrato que firmó, donde a cambio de salvar a su hijo, tendría que darse como pago. Volviéndose así en la amante de su benefactor.
Una vez acabado aquel acuerdo, ya no tendría nada que hacer como aquel hombre que devoró sin piedad todo su ser; sin embargo, la vida caprichosa tenía preparado otros planes.
¿Podrá su herido corazón tener espacio para volver a creer en el amor?
¿Podrá el destino apiadarse de aquella madre abnegada?
NovelToon tiene autorización de Adriánex Avila para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Cap. 3 Un peso enorme
Por fin habían llegado las 18:00, hace meses que Fulvia había dejado todo listo para su retirada, así que con todo en orden fue a decirle a Santiago que se retiraba.
—Presidente Flabel, me retiro, ya he entregado mis activos y documentación en orden como lo requiere el reglamento — dijo ella con intenciones de salir corriendo, lo que debió hacer ya que Santiago se acercó a ella y la alzó de repente llevándola al cuarto de atrás, eran obvias sus intenciones, Flavia fue devorada de nuevo, desde las 6 de la tarde hasta unos minutos antes de la medio noche, Santiago no podía soltarla, Flavia tomaba esa posesión como un juguete de debe botar y no se conforma, así se sentía con él, pero Santiago no pudo evitar terminar dentro de ella y marcar su delicada piel de forma descarada, algo que él tenía prohibido, no le importó nada en ese momento.
—Bien, puedes irte, recuerda que te vas llena de mi semilla, y si le abres las piernas a otro hoy, sabrá que ya estuviste ensuciando tu sucio coñito más de lo que deberías, ahora vete, cierra la oficina cuando termines — dijo terminado de vestirse y saliendo del lugar, Flavia quien apenas puede moverse después de la maratón se incorporó adolorida, ella se vistió como pudo y salió del lugar a paso lento, era la última vez que era tomada así, que era lastimada en su amor propio de esa manera, no volvería a pasar.
Flavia llegó más de media noche cansada, Aleida estaba ahí sonriente hasta que vio su semblante y corrió a verla, Saul ya dormía y Aleida la esperaba para informarle que todo estaba bien.
—Flavia, ¿Qué tienes, estás pálida y eso en tu cuello?, te hicieron algo, alguien te agredió— dijo Aleida preocupada.
—No, Aleida, no te preocupes, solo quiero descansar, mañana hablemos de tu propuesta, creo que es mejor que me vaya contigo — dijo resignada, solo quería dormir y despertar para convertir todo lo que había pasado en una pesadilla, algo que nunca había pasado.
Al día siguiente, Flavia despertó un poco tarde, su gordito ya estaba parado al borde de su cama mirándola expectante mientras abraza a su oso de peluche.
—Mami, ¿te sientes bien?, no quiero que te enfermes, Saul te quiere mucho, te va a cuidar bien — dijo poniendo su manito en la frente de su madre quien se incorpora con pesadez, ella se siente mejor, pero es como si el peso del mundo bajara de sus hombros, desde que salió de la empresa, ella siente que necesita un largo descanso, una siesta de muchos días.
—Mi amorcito, claro que estoy bien, solo cansada, pero debemos desayunar, vamos — dijo con una sonrisa, pero el niño la detuvo con sus pequeñas manos.
—No, mami, tía Aleida está preparando el desayuno, solo descansa, Saul te cuida ¿bueno? — dijo Saul para irse no sin antes darle un amoroso beso a su madre y salir corriendo a buscar su desayuno.
Flavia lo vio salir como un rayo y sonrió mientras lagrimas salen de sus ojos, por fin había terminado, por fin todo había acabado, aunque ahora lleva una vida en su vientre, solo saber que ellos la odian tanto que no tendrían problema con ignorar todo sobre ella incluso al niño en su vientre.
Flavia no podía detener su llanto, no quería que Saul la viera llorar, pero lo necesitaba, había sido un año de aguantar, de resistir, de amar y odiar, por fin había terminado, era hora de avanzar.
Aleida entró tratando de no ser metiche, pero al verla llorando, inmediatamente le pidió a Saul que vaya a hacerle un hermoso dibujo a su madre y se reponga pronto, solo así no la vería en ese estado.
—Flavia, ¿qué te ha pasado?, anoche me preocupaste, estabas pálida, desaliñada, se veían esos chupones en tu cuello, tu incomodidad para caminar, dime la verdad, ¿alguien te agredió? — dijo Aleida abrazando a Flavia quien no deja de llorar a mares, pero ella negó, no quería contarlo aún, no quería hablar de lo que había tenido que hacer este último año, ella era la amante de Santiago Flabel el CEO más importante de la ciudad quien está comprometido con Leonor Trading, aun no quería decir semejante cosa a su amiga, aunque Aleida tiene cuarenta años es la amiga más leal que ha tenido Flavia y la hermana mayor que siempre quiso tener.
—Aleida, no es así, ya te contaré lo que pasa, ahora te digo que me voy contigo, yo y mi gordito nos vamos contigo, ayer terminó mi contrato, así que te ayudaré en la granja de tus padres, quiero tener una vida sencilla y tranquila — dijo Flavia aun sin poder parar sus lágrimas, ella necesita sacarlo todo, ella requiere salir de esa ciudad, de la vista de esa gente.
*_*
Un mes después, en la oficina de Santiago Flabel, la madre del joven está indignada.
—Santiago, es el colmo que trates a Leonor de esa forma, ya están comprometidos hace tiempo, sabes que es lo mejor para las dos familias y las empresas, deberías tratarla mejor — dijo Silvia mirando a su hijo con reproche, las constantes quejas de Leonor sobre la forma fría y desinteresada de Santiago eran irritantes, Santiago no soportaba a Leonor y era por dos razones, la primera es que ella había promovido ese compromiso que a él no le interesaba, la segunda era que a Santiago no le gustaba cualquier mujer, era un hombre de fobias peculiares, los perfumes, las voces, las texturas de la piel de una mujer lo irritaba si no eran de su agrado, Leonor tenía todos los defectos.