Nova Reik

Después de que la turbina se destruyera, observé sus restos recordando el último deseo de Layla. Sabía que debía regresar a la Tierra para cuidar de los míos. No obstante, no podía dejar a esas personas solas; no pensaba solo en los elfos, sino en todos los prisioneros del zoológico. Ellos necesitaban a alguien que los salvara y ahora esa era mi responsabilidad…

—Déjamelo a mí… —susurré mirando la turbina—

Adolorida y cojeando bajé de la nave con cuidado. Después de unos pasos, caí al suelo con la mayor parte de mi cuerpo cubierto por cortes. Mi cuerpo estaba al límite, tanto que no tuve fuerzas para levantarme y volar de regreso a la ciudadela.

No sabía si iba a morir ahí. Pensaba que todo iba a terminar, pero aún no había acabado. Escuché cómo algo se estaba acercando a mi; era algo viscoso y oscuro, similar a lo que tenía Layla en el cuerpo.

Esa cosa estuvo a punto de lanzarse sobre mí, si no fuera porque Nael apareció para cargarme en sus brazos y llevarme de regreso a la ciudadela.

Lo último que pude ver antes de ceder a mis heridas fue a esa cosa esconderse entre los restos de la turbina, casi como si estuviera evitando a Nael.

Desperté en una camilla, con los rayos del sol golpeando mi rostro. Desorientada, miré los alrededores, intentando averiguar donde me encontraba. Viendo a Loxy, quien se encontraba encima de mí, con su esponjosa cola moviéndose de un lado a otro, con la esperanza de que me despertara.

—P-Pequeñín —acaricié su mejilla—. Te preocupé,¿no es así? —Él comenzó a lamerme la cara—. Jajaja, yo también estoy feliz de que estés bien, pequeño —Reí entre dientes, y aún adolorida, me incorporé—.

Me levanté de la cama para asomarme por la puerta de la habitación, dándome cuenta que me encontraba en una nave. No era la misma que usamos para escapar; esta era más amplia.

Al parecer había estado un par de horas inconsciente. Stan al verme rápidamente se lanzó sobre mí para abrazarme, me dolió un poco debido a mis heridas, pero le devolví el abrazo.

—Nova, ya lo hablé con tus amigos, ya no deben de preocuparse por los hombres de Rho Mar, yo me encargo así ustedes volverán a su respectivo planeta —dijo Nael mientras caminaba hacia mí—

Sin decir una sola palabra miré a cada uno de ellos, entendiendo que lo que decía Nael era verdad, lo que tanto queríamos cuando estábamos en el zoológico, estaba por volverse realidad, íbamos a regresar a casa.

—Se terminó, hermana

—Yo… No puedo regresar, aún no —Stan me miró confundido. Acto seguido sonrió; parecía haber descubierto mi siguiente movimiento—

—¿Qué? —dijo Nael confundido—

—En el zoológico hay más personas, y no pienso dejarlos, volveré a ese zoológico para salvar a toda esa gente

—Wow, wow, Nova, ¿estás loca? ¿Cómo piensas hacer eso? Rho mar es uno de los piratas más peligrosos de todo el universo, tu sola no podrás contra él y sus hombres, menos cuando estás embarazada

—¿Qué?, ¡¿estás embarazada?! —exclamó Roxy sorprendida—

—Vaya, así que no has perdido el tiempo, eh, Flacucho

—Esté embarazada o no, Flor no irá sola contra Rho Mar —respondió Stan tomando mi mano— Aún me tiene a mí, e iré hasta el fin del mundo con ella

—¡Ja! ¡Me apunto! Lo reconozco, ha sido divertido patear traseros con ustedes, mis fieles lacayos, además me gustaría darle una paliza al tipo que me secuestró

—Ah… Ehm… ¡Yo también me apunto! —exclamó Roxy con la voz temblorosa—

—Oigan, aún si van todos no podrán ganarle a Rho Mar, nunca se han enfrentado a él y créanme es un tipo peligroso

—Él tampoco se ha enfrentado a mí, y yo también puedo ser peligrosa —respondí poniéndome frente a todos, decidida a enfrentar a Rho Mar para salvar a esas personas—

—Bien, bien, como quieras —dijo Nael, con un suspiro— pero yo te lo advertí

—Ahora llévanos al zoológico, para ir a enfrentar a ese despiadado pirata

—¡Hmph! —me dio unas cuantas palmadas en el hombro— No es fácil, Nova, si de verdad quieres salvar a esas personas, tendrás que tener un plan

—Yo tengo un plan, y mi plan, es ir por él y patear su trasero

—¡Sí, apoyo a Thlor!, hay que ir al zoológico y patear su trasero

—¿Qué?, ¿están locos? Si hacemos algo como eso nos terminarán matando —se quejó Roxy—

—L-Lo siento, e-ella no es mucho de crear planes —añadió Stan avergonzado—

—Kror, nuestro plan es entrar, destruir la puerta y patear su trasero —planee en voz baja junto a Kror—

—Oh, ¡¡Me encanta!! ¡¡Hagamos eso, Thlor!!

—Bueno, creo que ya tengo un plan, y es crear un plan —dijo Stan con un suspiro—.

—S-Su majestad, ¿cree que pueda llevarnos al zoológico?

—Sí, si vemos con más claridad el zoológico podremos crear un plan para asaltarlo y sacar a todos los prisioneros

—Jaja, de acuerdo, iré a cambiar el destino de la nave para llevarlos al zoológico de Andrómeda, y descuiden, estaremos ahí en menos de un parpadeo

En ese momento tomamos una decisión, volver al zoológico para salvar a los otros prisioneros antes de regresar cada uno a nuestra respectiva casa.

La nave no tardó en cambiar de rumbo, para dirigirse al zoológico. Mientras lo hacía, decidí explorar un poco la nave junto a Stan y Loxy, quienes no se separaban de mí; parecía que ellos seguían preocupados por mi.

—Sabía que tarde o temprano me dirías que fuéramos a salvar a esas personas, ya te habías tardado

—Jaja, bueno, solo tuvieron que darme una paliza en la luna —respondí cargando a Loxy en mis brazos—. Y dime, ¿qué fue eso de que tenemos un hijo? No dijiste que la siguiente mentira lo haríamos juntos

—Supongo que ahora estamos a mano, aunque solo espero que esta vez, esta mentira no se vuelva una verdad

—Creo que ya somos dos —respondí riendo entre dientes— Pero me pregunto cómo sería nuestro hijo, seguramente será un espécimen muy fuerte

—Posiblemente sea alguien que nos traiga muchos problemas

—Aunque sabes —nerviosa y con una pequeña sonrisa jugué con los mechones de Loxy— Siendo honesta, no descarto la idea de tener un hijo, ser madre no es algo que me desagrade del todo si estoy contigo

—A-A mí tampoco me molestaría ser padre, si tú… Ya sabes, eres la madre de mi hijo

Ambos nerviosos y sonrojados nos quedamos en silencio por unos segundos, solo que no era un silencio incómodo, sino un silencio cálido y agradable. Cuando estábamos por romper el silencio, la nave llegó al zoológico, interrumpiendo nuestro momento íntimo.