La Autora Maldita

Connan regresó a su imperio, como un astro que retoma su órbita. Y yo, contra mi voluntad, sentí su ausencia como una amputación. Me invadió una extraña sensación de familiaridad, como si su alma y la mía se conocieran de otras vidas. ¿Cómo explicar este vínculo instantáneo, esta certeza de conocerlo desde siempre, cuando apenas habíamos compartido unos instantes?.

Intento convencerme de que no debo darle tantas vueltas a esta conexión extraña que siento con mi prometido. Apenas lo conozco, pero me atrae de una forma que me asusta, más de lo que estoy dispuesta a admitir. Y, sin embargo, aquí estoy, contando los días para convertirme en su esposa, preguntándome si estoy cometiendo el mayor error de mi vida, o si estoy a punto de vivir la más grande historia de adrenalina y pasión.

Mis ojeras y mi rostro preocupado no pasaron desapercibidos para Connan. Su insistencia me obligó a confesarle la pesadilla que me persigue, un laberinto fantasioso que me sumerge en dudas sobre mi pasado, Zephyr y la realidad que me rodea. Las palabras de Connan resonaron en mi mente como una advertencia, impulsándome a descubrir la verdad detrás de esa pesadilla, una presencia peligrosa que amenaza con desentrañar los secretos más profundos.

La incertidumbre es un peso insoportable, pero no puedo permitir que me paralice. El entrenamiento mágico, aunque importante, tendrá que esperar. Al llegar al templo, mi objetivo está claro: encontrar respuestas sobre la pesadilla que me persigue. Zyon, con su sabiduría y su posición, es la clave. Le voy a pedir ayuda, confiando en que él podrá iluminar el camino hacia la verdad.

__Maestro Zyon, buenos días. Necesito hablar con usted antes de la clase. Es urgente, algo que no puede esperar__. Con una mirada comprensiva, el Maestro Zyon asintió y me indicó que me sentara. Su gesto, aunque amable, no logra ocultar la preocupación que reflejan sus ojos.

__Buenos días, señorita Moreau. Si su consulta se encuentra dentro de los límites de mi conocimiento y mis capacidades, haré todo lo posible por ayudarla__. Tomé aire, sintiendo el frío del miedo que me pone la piel de gallina. Las pesadillas horribles que han perturbado mis sueños durante días se repiten en mi mente, un eco repetitivo e inexplicable que amenaza con arrastrarme a la locura.

Le describí al Maestro Zyon cada detalle de mis pesadillas, comenzando con la primera, donde presencié el brutal abuso de una joven a manos de bestias grotescas. Sentí su dolor como si fuera mío, una agonía insoportable que me atravesó como un cuchillo, a pesar de ser solo una espectadora involuntaria de esa escena traumática y aborrecible.

Continué mi relato, describiendo cómo las pesadillas evolucionaron, cada una añadiendo un detalle más perturbador: la joven abusada era yo. Y sentí su dolor, su odio, su sed de venganza, emociones que no me pertenecían, o al menos, no a este cuerpo. Un detalle que, por ahora, prefiero ocultar.

El Maestro Zyon me escrutó con una mirada que me hizo dudar de mi cordura, como si me hubiera escapado de un manicomio. Pero entonces, su expresión cambió, suavizándose de una forma que me desconcertó. Me sonrió, una sonrisa cargada de comprensión, como si conociera los secretos que me atormentan, y eso me puso nerviosa.

__Sabía que tarde o temprano tus recuerdos empezarían a regresar, Lyra Vance. Es inevitable. Los eventos de la otra línea temporal te persiguen, buscando evitar que la historia se repita en esta realidad__. Siento como si mi mandíbula se hubiera desprendido y mis ojos hubieran intentado escapar de mi cráneo. El Maestro Zyon acaba de soltar una bomba de tal magnitud que me dejó sin aliento, sin preparación alguna.

¿Recuerdos? ¿Recuerdos de otra persona? ¿De Zephyr? ¿Cómo sabe mi nombre anterior? ¿Líneas de tiempo? Esto es imposible, yo escribí está novela e inventé este mundo. ¿Por qué tantas preguntas y ninguna respuesta? ¡Necesito saber qué está pasando!.

__¿Cómo... cómo es posible...?__. Las palabras se desvanecen en el aire, mi cerebro incapaz de conectar con mi boca. La información es demasiada, demasiado irreal. Mientras yo me desmoronó, el Maestro Zyon me observa con una sonrisa enigmática, como si supiera algo que yo ignoro.

__Hija, la realidad que conoces es una ilusión. Eres Lyra Vance, sí, pero también eres Zephyr Moreau, un alma fragmentada por la magia prohibida que utilicé para salvar nuestro mundo de la aniquilación. Bestias y traidores humanos, sedientos de poder, nos llevaron al borde de la destrucción__. El aire me quema los pulmones, mi corazón late con un ritmo frenético, mi mente se ha convertido en un abismo de confusión. ¿Zephyr y yo somos la misma persona? ¿Almas fragmentadas? ¿Magia prohibida? La confusión me envuelve, amenazando con consumirme.

__¡No! ¡Esto es imposible! ¡Yo soy Lyra Vance! Morí en mi mundo y fui castigada por el Guardián de las Almas, obligada a reencarnar aquí, en este mundo de terror que yo misma creé, donde las bestias triunfan y los sobrevivientes son su alimento__. No entiendo nada. ¡Maldita sea! Mi cabeza duele, mi cerebro se desmorona bajo el peso de tanta información.

__Lyra, Zephyr, el nombre que elijas no altera la verdad. Eres ambas, un alma fracturada en un intento desesperado por escapar del horror de la otra línea temporal. Allí, fuiste entregada como sacrificio a las bestias, un acto vil perpetrado por un humano despreciable que vendió a su propia gente por ambición__.

Las palabras de Zyon resuenan en mi cabeza, un eco de locura. No puedo ser Zephyr, no puedo haber vivido esa vida. Si lo que dice es cierto, si en esa otra línea temporal fui ultrajada por las bestias... el dolor, la ira, la sed de venganza... todo encaja, pero me niego a aceptarlo. ¡No! ¡No pude haber sido violada por esas bestias!.

La desesperación me cubre, el dolor de cabeza se intensifica hasta convertirse en un grito desgarrador. Caigo de rodillas, la imagen del abuso se repite una y otra vez en mi mente. Ya no soy una espectadora, soy la víctima. Grito al sentir cómo desgarran mi ropa, cómo profanan mi interior con una violencia despiadada. Mi cuerpo se retuerce de dolor, mi alma se desangra en lágrimas, sedienta de venganza. La oscuridad me engulló, un abismo de dolor, impotencia y rabia.