Josefina hizo todo lo posible por llevar un matrimonio feliz, pero Franco no ponía nada de su parte, era celoso y posesivo. Todo tenía un principio y un fin, ¿será que podría conservar su matrimonio?
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Búsqueda incesante
Yolanda no sabía en dónde encontrar a Xavier desde que terminaron su relación nunca había vuelto a verlo.
Ella tenía mucho miedo que al paso de los años Franco se fuera a enamorar de Josefina. Debía evitar eso a como diera lugar.
Así que por el bien de todos, decidió hacer un largo viaje y buscar trabajo en otra parte.
Aunque Franco nunca estuvo de acuerdo en irse tuvo que aceptar porque su madre ya no le había dado opción.
Renunció al trabajo sacó todos sus ahorros del banco con la liquidación compró una pequeña casa en otro estado de la República Mexicana, muy apartado del estado de Nuevo León.
Fue a despedirse de Marlene y de Josefina.
Pero, ¿cómo que te vas?, ¿no me vas a ayudar a buscar a Mireya?
Lo siento, pero es que no tengo ni la menor idea de dónde pueda estar, y de verdad no tengo tiempo de buscarla porque yo sí tengo que trabajar, yo no tengo dinero para darme el lujo de dejar de trabajar.
Sí, te entiendo, pero esto es algo muy importante para Josefina y lo digo porque tú conociste a Mireya. Estuviste con ella casi todo su embarazo.
No estuve con ella casi todo su embarazo, solamente a los 4 meses porque la fui a dejar al refugio ahí fue donde dio a luz, claro, yo estuve allí cuando bautizaron a la niña, pero de ahí en adelante no he sabido más de Mireya.
Está bien, te entiendo necesitas trabajar porque además tienes un hijo que mantener. No te preocupes, trataré de dar con Mireya.
De verdad que siento mucho no poder ayudarte.
Está bien, al menos, ¿podrías decirme dónde vive el padre de Josefina?
Cuando yo conocí a Mireya jamás supe quién era su esposo. Ella nunca lo mencionó solamente me dijo que lo había abandonado. La tuve aquí en mi casa porque la vi muy desvalida, no tenía dónde ir y se me hizo feo dejarla en la calle. Ese mismo día yo la conocí.
Entonces estamos igual o peor que antes, ¿cómo vamos a saber quién es el padre de Josefina?
Yolanda sabía perfectamente bien que Xavier era el padre de Josefina pero decir eso sería delatarse ella misma. Y esa señora sabría que Franco y Josefina eran medios hermanos.
Pues espero que pronto encuentres a los padres de esta niña yo me voy.
Marlene fue por Josefina, que estaba con Franco en la salita de estar.
Vámonos, Josefina, seguiremos buscando a tus padres.
Josefina y Franco se vieron por última vez.
.
.
En un lugar un poco apartado de Monterrey, en una colonia de esas ricas de la ciudad, Isabel llegó una semana después de que Josefina se fuera con Marlene.
Le extrañó tanto el silencio que reinaba en su casa.
Josefina, ¿dónde estás?
Isabel buscó por toda la casa, Josefina no estaba para ningún lado.
¡Dios mío! ¿Cómo pude abandonar a mi hija?, ahora, ¿dónde estará ella?
Se sentó en la cama a llorar, no podía ser posible que su hija hubiera ido de su casa.
Yo tuve la culpa, hijita, ¿dónde estás?
¡Josefina!
El grito se oyó hasta afuera.
La vecina de enfrente oyó gritar a Isabel y se acercó.
Si buscas a Josefina te voy a decir que ella se fue con Marlene la que vive aquí al lado de mi casa.
¿Y por qué se la llevó?
¿Cómo que por qué?, la niña estaba muy mal, Marlene la encontró tirada en el suelo estaba muy desnutrida y tenía hambre. Yo no entiendo por qué la abandonaste. Aunque parecía que estaba segura en esa casa era obvio que no, no había ningún alimento en el refri ni nada que ella se pudiera hacer para comer. Casi se muere la criatura. Yo no soy quien para juzgarte tus razones tendrás, pero la niña no tiene la culpa de nada.
Tienes razón, y, ¿sabes a dónde se fue Marlene con mi hija?
La verdad, no tengo la menor idea, lo único que sé es que se fueron a buscar a sus padres biológicos.
Pero, ¿qué dices?, si nadie sabe quiénes son sus padres biológicos.
Pues eso es lo que me dijo Marlene, así es que yo no puedo decirte nada más.
Isabel se quedó ahí pensando dónde empezar a buscar a Josefina.
Tengo que encontrarlas, mi hija no puede andar por la vida con una mujer que no es nada de ella.
La acusaré de secuestro.
Isabel llevó sus pensamientos a la acción y poco después llegó a la delegación de policía.
Vengo a denunciar un secuestro.
¿Me puede dar más información?, dijo el oficial.
Una señora llamada Marlene se llevó a mi hija.
¿Está segura que está con ella? ¿Qué edad tiene su hija?
10 años, oficial.
Y, ¿tiene fotos de ellas?
Solo de mi hija.
Necesito fotos de Marlene, para poder buscarla.
Es que yo... no conozco a Marlene.
¿Cuánto tiempo tiene que se la llevó?
Eh... dos o tres días, no sé.
¿No sabe cuándo se la llevó?, ¿en dónde estaba usted cuando eso ocurrió?
Es que tuve que salir unos días por negocios.
Ah, y, ¿con quién dejó a la niña?
La tuve que dejar sola.
¿Es posible eso?, es una niña de 10 años, ¡por Dios! ¿Cómo se le ocurre dejarla sola?
Por favor, oficial, yo solo quiero encontrar a mi hija.
Entonces, Isabel se puso a llorar. Estaba muy arrepentida de haber dejado sola a Josefina.
Está bien, cualquiera puede cometer un error, la ayudaremos a buscarla. Pondremos las fotos de Josefina en todos los postes y tiendas, tal alguien la haya visto. Necesita ofrecer alguna recompensa, así es posible que la encuentre más rápido.
Más tarde toda la ciudad lucía con las fotos de Josefina por doquier.
Mucha gente se paraba a ver, pero otras pasaban de largo.
Varios días después, una señora de una tienda cerca del refugio llamó a la policía para decir que había visto a una niña que se parecía mucho a la de la foto.
La policía acudió ahí de inmediato.
Falsa alarma, no era Josefina...
Y así varias personas llamaron, pero por desgracia, ninguna de esas niñas era Josefina.
La búsqueda se intensificó, Juan fue avisado por Isabel.
Él llegó tiempo después...
Perdóname, amor, no debí dejarlas solas. Te prometo que ya no me voy a ir. Encontraremos a Josefina, ya verás.
Isabel estaba llorando, se abrazó a Juan como náufrago a la lancha.
Tranquila, toda pasará.
Marlene se dio cuenta de que estaban buscando a Josefina.
"Vaya, ¿apenas se dieron cuenta de que Josefina desapareció?, pero, ¡qué poca madre!", pensó.
Josefina, tus padres te están buscando, le dijo Marlene, un poco agitada por los nervios.
No quiero verlos, ellos no me quieren.
El problema es que me están acusando de secuestro, en esas fotos viene mi nombre.
¡Oh!, no me esperaba esto. Y ahora, ¿qué vamos a hacer?
Si quieres te llevo con ellos.
Pero, ¿qué pasará contigo?, dijo Josefina con los nervios a flor de piel.
No sé, pequeña, pero yo haré lo que tu me pidas.
