Mi Razón De Vivir

Qiang por su parte se siente feliz porque Chén ha querido compartir la cama con él todo este tiempo y aunque no se diga el desprecio que siente por él nada mas no se va.

Él solo quiere pasar tiempo con su hijo y por eso soporta todo este tipo de humillaciones.

Qiang se encuentra con Hui Ying en el pasillo, y ella le informa que esa misma noche habrá un baile en la mansión.

"Esta noche, habrá un baile en la mansión", dice Hui Ying, con una sonrisa en su rostro. "Será una oportunidad para que todos se diviertan y se conozcan mejor."

Qiang se siente incómodo con la idea de asistir a un baile, pero no quiere crear más tensiónde la que ya existe.

"Ah, sí", dice Qiang, tratando de sonar entusiasta. "Me encantaría asistir."

Hui Ying sonríe, y se aleja con una mirada misteriosa en su rostro.

Qiang se queda pensativo, preguntándose qué podría estar planeando Hui Ying.

Mientras tanto, Feiyu se prepara para la noche, sin saber qué podría pasar en el baile.

Llega la noche y el baile comienza en la mansión. La sala está llena de invitados importantes, incluyendo reyes y príncipes de otros países.

La música suena y los invitados comienzan a bailar. Qiang se encuentra en la sala, rodeado de personas que no conoce.

Hui Ying le dice a Qiang que debe permanecer cerca de ella, ya que ella es la anfitriona del lugar y la madre de Feiyu ante la sociedad.

"Qiang, debes quedarte cerca de mí", dice Hui Ying, con una voz autoritaria. "Eres el padre de Feiyu, pero ante la sociedad, yo soy su madre. No lo olvides."

Qiang se siente incómodo y humillado por las palabras de Hui Ying, pero sabe que no puede hacer nada para cambiar la situación.

Feiyu se da cuenta de la tensión entre Qiang y Hui Ying, y se siente incómodo también.

"Madre, ¿por qué estás haciendo esto?" pregunta Feiyu, tratando de intervenir.

Hui Ying se vuelve hacia Feiyu y sonríe.

Hui Ying: Hace mucho tiempo no me llamabas madre pequeño bastardo.

Qiang retrocede un poco con Feiyu.

Qiang se da cuenta de que no tiene el poder ni las riquezas para proteger a Feiyu de Hui Ying. Sabe que Hui Ying es una persona peligrosa y capaz de hacer cualquier cosa para mantener su posición y su poder.

"Feiyu, debemos tener cuidado", le susurra Qiang a su hijo. "Hui Ying es una persona muy poderosa y no debemos subestimarla."

Feiyu asiente con la cabeza, pero Qiang puede ver el miedo en sus ojos.

"No te preocupes, padre", dice Feiyu. "Estoy bien."

Pero Qiang sabe que Feiyu no está bien. Sabe que está en peligro y que no puede protegerlo como quisiera.

Hui Ying se da cuenta de la preocupación de Qiang y sonríe. Sabe que tiene el control y que puede hacer lo que quiera.

"Qiang, no te preocupes por Feiyu", dice Hui Ying. "Estoy cuidando de él. Y de ti también."

Qiang se siente un escalofrío al escuchar las palabras de Hui Ying. Sabe que no puede confiar en ella y que debe estar siempre alerta.

Los príncipes habían estado observando la escena desde lejos, con una mezcla de curiosidad y desconfianza. De repente, Harold se acercó, con una sonrisa astuta en su rostro.

"Buenas noches, tía", dijo Harold, saludando a Hui Ying y a sus hijos, incluyendo a Feiyu, con un tono que parecía ocultar algo.

Hui Ying respondió con una sonrisa forzada, pero sus ojos parecían advertir a Harold que no siguiera adelante.

"Buenas noches, sobrino."

Harold miró a Qiang con una mirada penetrante, como si estuviera estudiándolo.

"Supongo que eres el padre de Feiyu", dijo Harold, con un tono que parecía más una acusación que una pregunta.

Qiang se sorprendió y miró a Hui Ying, quien estaba a punto de estallar de enojo. La tensión en el aire era palpable.

"Harold, sabes que no debes hablar de este tema, y menos cerca de tanta gente", dijo Hui Ying, tratando de controlar su ira, pero su voz temblaba ligeramente.

Harold sonrió con una sonrisa fría, satisfecho de haber logrado su objetivo.

"Por la expresión de mi tía, parece que le atiné", dijo con una voz baja y divertida.

En eso, Yixin y Hussen se acercaron, mirando fijamente a Qiang con una intensidad que lo hizo sentir incómodo. La luz de la sala parecía disminuir, y el aire se cargó de una tensión palpable.

"Te pareces un poco a él", dijo Yixin, estudiando a Qiang con detenimiento. Su voz era baja y misteriosa, como si estuviera revelando un secreto que nadie más conocía. "Aunque tienen que verte detalladamente para que vean en ustedes algún tipo de relación. Aunque puedo decir que Feiyu salió perfecto gracias a usted."

Hussen se acercó un poco más, con una sonrisa burlona en su rostro. Sus ojos parecían brillar con una luz maligna en la oscuridad.

"Entonces es a usted a quien debo llamar suegro", dijo Hussen, con un tono que parecía más una burla que un cumplido. Su voz era como un cuchillo que cortaba el aire, dejando a Qiang sin aliento.

Hui Ying no podía soportar la insolencia de esos tres y, con una mirada de súplica, le pidió a sus madres que se acercaran a donde ella se encontraba. Pero antes de que pudieran intervenir, Harold habló de nuevo, su voz como un trueno que retumbó en la sala.

"¿Sabes, tía?", dijo Harold, con una sonrisa que parecía ocultar algo. "Creo que es hora de que conozcas a alguien."

La sala se quedó en silencio, como si todos estuvieran esperando a que algo sucediera. Y entonces, una figura emergió de la oscuridad, su presencia como un golpe de viento que sacudió a todos los presentes. Qiang se sintió como si estuviera a punto de desmayarse, mientras que Hui Ying parecía a punto de gritar. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Quién era esa persona que estaba a punto de cambiar todo? La tensión era palpable, y el suspenso era casi insoportable.