Emma Raducanu, es una joven que sufre un terrible trauma por culpa de su novio. Lo que la lleva a padecer un gran rechazo hacia los hombres.
Emma se prometió a ella misma, no volver a enamorarse, ni confiar nuevamente en un hombre otra vez.
¿Qué pasará cuando Emma conozca al jefe de su hermana?.
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Noticia inesperada.
Madrid, España.
Emma Raducanu.
Emery prácticamente me tomó de los brazos de Saúl cuando vi a Mateo allí esperándome. Me acerco a él y lo abrazo. No puedo creer que este aquí en España.
—¿Cómo estás, Emma?— pregunta preocupado, mirando mis moretones.
— ¡Estoy bien, Mateo! — respondo dándole un fuerte abrazo ante la atenta mirada de Saúl.
— ¡Qué bueno! Estaba preocupado por tí — comenta.
— Gracias a Dios, Saúl me encontró a tiempo — le digo, mirando a Saúl, que está en su teléfono celular. Tengo curiosidad por saber con quién está hablando, y Emery , al ver mi mirada, pregunta:
— ¿Algún problema?.
— ¡Saúl está en una llamada y yo estoy aquí queriendo saber con quién!— Bromeo, sin dejar de mirarlo.
—Oh, debe ser su madre.
—¿Su madre?.
— Sí, todavía no la has conocido, ¿verdad?— cuestiona Emery
— ¡Ay, todavía no! Asumimos que ese día vino a verme a la universidad.
— ¡Mi hermana, quiero que sepas que Saúl está completamente enamorado de ti! — Ella lo defiende y yo sonrío.
— ¡Sí, lo sé! Emmy, ¡Saúl es el hombre más importante de mi vida!.
—Lo sabemos—, dice Emmy, mirando a Mateo, y yo sonrío
—Tengo algo que decirte — dice mi hermana un poco sonrojada.
— ¿Qué pasó?.
— ¡Estoy embarazada! — Mateo me mira y puedo ver en su rostro como está sorprendido al igual que yo.
— ¡Emery, seré tía! — grito de felicidad, abrazando a mi hermana, mientras Mateo tambien se acerca a felicitarla.
— ¿Que sucede? — pregunta, un sorprendido Saúl, quien al parecer ya ha terminado la llamada con su madre.
—¡Voy a ser tía!, Emery, está embarazada. — le doy la noticia a Saúl, me mira sorprendido.
— ¡Muchas felicidades, para tí Emery y tu esposo! — les desea Saúl.
— Y tú, ¿cómo te sientes, Emma?— Mateo, pregunta preocupado, puedo ver de reojo como Saúl lo intimida con su mirada de querer hacerlo desaparecer del mapa.
— ¡No voy a mentir diciendo que estoy bien, porque no!— en estos momentos tengo un fuerte dolor de cabeza.
— ¡Se ha ido, mi princesa!— Escucho a Saúl decir, y me giro y lo miro.
— ¿En serio? —Pregunto, todavía con miedo de que estoy soñando.
— ¡Sí, mi princesa, ahora puedes descansar en paz!— me dice Saúl, y siento que el alma me vuelve al cuerpo. Porque ya ese desquiciado no podrá molestarme más.
— ¿Y eran los policías con los que estabas hablando por teléfono? — pregunté algo curiosa.
— Sí, llamé a la comisaría para avisarles que te había rescatado y que Jordi estaba inconsciente.
—¿Y qué dijeron?.
— Que a Jordi lo encontraron aún inconsciente y que lo iban a llevar al hospital más cercano para que lo examinaran.
— ¡Él merece morir, ese loco!— dice Emery , enfadada.
—Sí, estoy de acuerdo, pero no en tus manos — les digo, para intentar lograr que se calmen todos.
— Emmy tiene razón, se hará justicia — comenta Mateo.
— ¡Sí, lo será, sí! — respondí.
— ¡Y ahora nunca volverá a molestar a mi princesa! — afirma Saúl.
— ¡Gracias a Dios, ahora puedo vivir en paz! — comento.
— ¡Sí, mi princesa, ahora vivamos nuestras vidas!—¿Vamos? — dice Saúl, intentando lograr que nos vallamos del hospital.
— Saúl, Emmy necesita hacer algunas pruebas — advierte Mateo, mirándonos. — Usted, señor Saúl, también necesita cambiar los vendajes.
— ¡No fui violada!— les digo, para que me dejen ir tranquila.
—No es sólo para saber si te han violado o no, sino también para limpiarte la cara y ver si tienes cortes en alguna otra parte — expresa Mateo.
— Está bien, hagámoslo pronto, porque quiero darme una ducha— digo, y miro a Saúl — También tienes que cambiar ese vendaje— Me mira suplicante y de mala gana responde:
— ¡Estoy bien! - Lo miro mostrando que no aceptaría, y me responde — ¡Está bien! Volveré a hacer el vendaje.
— ¡Gracias!.
— Entonces hagamos estas pruebas pronto, pero me gustaría que lo hiciera otro doctor — mis ojos se abren sorprendida por la condición de Saúl.
Emery nos deja solos, llevándose a Mateo con ella para hablar a solas, aprovechando el piso silencioso donde estaba, y me sorprendí, no tenía idea que él también estaba de guardia en este hospital.
— No, tenías porque ser grosero con Mateo — estoy molesta con Saúl por el trato que le ha dado a mi único amigo.
— Mi princesa, no fue mi intención tratarlo mal, es solo que no soporto ver cómo te mira — Saúl se defiende.
— Y según tú, ¿cómo me mira?.
— Cómo si quisiera, que tú lo quisieras a él y no a mi — suspiro, cansada de los celos estúpidos de Saúl, si supiera que Mateo a la que siempre quiso enamorar fue a mi hermana Emery, pero aprecio mi cuñado Ricardo y se le adelanto.
Mientras nos preparábamos para hacer los exámenes, siempre nos mirábamos a los ojos, era como si la sensación que teníamos fuera que uno de los dos iba a desaparecer otra vez, y haciendo esto siempre estábamos conectados para poder entender lo que el otro dice con la mirada.
Después de hacer los exámenes, estábamos esperando los resultados, y Saúl ya no me dejó, ¿y quién soy yo para quejarme de eso? Me encantaba tenerlo cerca y abrazandome.