Conocerte fue un disparo al corazón
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Capitulo 24
"Posiblemente me quería, vaya uno a saberlo, pero lo cierto es que tenía una habilidad especial para herirme".
^^^Mario Benedetti^^^
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Fernando llegó muy temprano al comando, estaba anhelando mucho ver a Samantha. No podía dejar de pensar en ella. Paso parte de la noche reviviendo los momentos que compartieron en la casa de la playa, esos 3 días, sintiendo una mezcla de emociones y nerviosismo por volver a verla en el trabajo. Estaba sumido en sus pensamientos, cuando se repente escucho un toque en la puerta.
Levantó la mirada rápidamente y, para su sorpresa, era Samantha quien estaba ahí. Su corazón dió un pequeño vuelco, y se esforzó por mantener la compostura mientras le indicaba que pasará. La tensión en la habitación era palpable, un reflejo de los sentimientos que ambos intentaban disimular.
- Sam - dijo Fernando con una voz más suave de lo que esperaba - ¿cómo estás?
Ella lo miro con una leve sonrisa, una que no llegaba del todo a sus ojos, Pero que denotaba la conexión que habían construido en esos días.
- Estoy bien, Fernando. Solo quería hablar contigo antes de que todos lleguen - Samantha cerró la puerta detrás de ella.
Fernando se levantó de su silla, guiado por una fuerza que no podía controlar. Cada paso hacia Samantha aumentaba su deseo, y cuando estuvo frente a ella, no dijo nada. Simplemente la tomo por la cintura y la besó con una pasión arrolladora. Aunque habían pasado tres días juntos, la intensidad de su conexión parecía no saciarse, sentía una necesidad incontrolable de tenerla cerca, de sentirla.
Samantha respondió al beso con igual fervor, dejándose llevar por el momento, olvidando por un instante el entorno en el que se encontraban. El mundo exterior se desvaneció, dejando solo a ellos dos y el fuego que los consumía.
Pero ese momento fue bruscamente interrumpido por un toque en la puerta. Ambos se separaron rápidamente, tratando de recuperar el aliento y la compostura. Era Jessica, quien, sin sospechar lo que había interrumpido, les informo:
- Jefe, el comandante espera a todo el equipo en el salón para hablar de la nueva misión.
Fernando asintió, todavía sintiendo el latido acelerado de su corazón. Samantha evitó mirarlo directamente mientras se alisaba la ropa, intentando aparentar normalidad. Con un último cruce de miradas cargado de significado, ambos se prepararon para salir.
- Vamos - dijo Fernando, su voz más firme, aunque su mente aún estaba atrapada en el momento que acababan de compartir. Ambos salieron de la oficina, sabiendo que, aunque el trabajo los esperaba, lo que había entre ellos solo se hacía más fuerte con cada día que pasaba.
Fernando, Samantha y Jessica llegaron juntos al salón de reuniones, donde todo el equipo A ya comenzaba a reunirse. Al entrar, los ojos de Samantha se iluminaron al ver a Pablo, su mejor amigo y excompañero de la división de Narcóticos. Pablo le regaló una gran sonrisa, y en un instante, ambos se abrazaron con cariño, como si los meses que habían pasado desde la última vez que se vieron no fueran nada.
- ¡Pablo! No puedo creer que estés aquí - dijo Samantha todavía aferrada a él, con una risa genuina que no podía ocultar su felicidad.
Fernando observó la escena con una mezcla de sentimientos. Por un lado, sabía que Pablo era importante para Samantha, pero por otro, no podía evitar sentir una punzada de celos al ver la cercanía entre ellos. Mantuvo la compostura, recordándose que su relación con Samantha debía permanecer en secreto.
- ¿Qué haces aquí, Pablo? - pregunto Samantha, con un tono lleno de felicidad.
Antes de que Pablo pudiera responder, la puerta del salón se abrió nuevamente, y alguien más entro. El rostro de Samantha se congeló al instante cuando por la puerta entraba junto con el Comandante la persona que hace casi un año le había destrozado el corazón. El aire en la sala pareció volverse más pesado mientras Richard avanzaba con confianza, su mirada se posó en Samantha.
El comandante tomó la palabra, presentando a los dos hombres recién llegados.
- Este es el sargento Richard Nixon y su compañero Pablo Torres. Han venido a solicitarnos apoyo en una misión especial que requiere de nuestras mejores habilidades. Necesitan una pareja de agentes encubiertos para infiltrarse en un cartel y rescatar a un oficial que ha sido descubierto.
El comandante miró a Samantha, quien aún no podía apartar la mirada de Richard.
- Para esta misión - continuo el Comandante - necesitamos a la agente Jordan, ya que ella y el Sargento Nixon han trabajado juntos en operaciones encubiertas antes, haciéndose pasar por una pareja de criminales. Conocen bien a los líderes del cartel, y necesitamos que retomen esos roles.
Las palabras resonaban en la cabeza de Fernando como un golpe. Recordó la historia que ella le había contado, Pero jamás había imaginado que el mismo hombre que la había herido estaría aquí pidiéndole que volvieran a fingir ser una pareja.
Samantha intentó mantener la calma, Pero su mente estaba en caos. Aquella misión había sido la chispa que encendió la llama del amor entre ella y Richard, llevándolos a tener una relación que terminó en desilusión y dolor. Ahora, el pasado había vuelto para enfrentarla de la manera más inesperada y cruel.
Mientras tanto, Fernando luchaba por mantener su expresión neutral, consciente de que su relación con Samantha estaba en juego. No podía permitir que sus celos lo dominarán, no en un momento tan crucial. Sin embargo, la idea de que Samantha tuviera que fingir ser la pareja de Richard nuevamente lo atormentaba por dentro. Sabía que esto sería una prueba no solo para ella, sino también para lo que ambos compartían, aunque fuera en secreto.