Se Mí Prometido Por 100 Días

La mansión, que había sido testigo de sus sueños y esperanzas, ahora parecía una cueva vacía en la que Dakota se encontraba atrapada, observando las sombras de su propio tormento Cada rincón de aquel espacio opulento parecía mirarla con acusación, como si las paredes supieran lo que había perdido, Samuel se había convertido en una presencia omnipresente, pero distante, un hombre que a veces parecía más una sombra que una persona de carne y hueso, Y sin embargo, ella seguía allí, sentada, respirando entre los ecos de su dolor,

El amor por Zayn se había convertido en una herida abierta, siempre sangrante, pero imposible de cerrar, Dakota había hecho lo que creyó correcto, sacrificando su felicidad por su futuro, por el futuro de Zayn Había hecho un trato con Samuel, aceptando ser su esposa a cambio de la libertad de Zayn, de su vida, de su oportunidad de escapar del yugo que la mafia representaba Pero no había alegría en la libertad de Zayn, no cuando ella misma estaba prisionera, no cuando su alma ya no le pertenecía El sacrificio que había hecho por él había dejado una marca en su ser que no podría sanar jamás,

Cada noche, el eco de sus pensamientos la asfixiaba Samuel, al principio, había sido dulce, interesado en ella, preocupado por su bienestar. Sin embargo, ahora parecía ser la versión más oscura de sí mismo, una figura distante que solo la observaba con ojos que no mostraban cariño, sino control. Su amor hacia ella no era un amor, sino un deseo de posesión La trataba como una propiedad, una figura decorativa que debía cumplir con su función Y, lo peor de todo, Dakota sabía que no podía escapar de eso,

Las noches se volvieron insoportables, como si el tiempo se alargara de una manera grotesca, y cada día que pasaba sin Zayn, sin una palabra de él, era una condena más Dakota lloraba en silencio, lejos de los ojos de Samuel, pero el dolor no dejaba de crecer Se preguntaba si Zayn la habría olvidado, si había encontrado la paz que ella no podía darle. Pero, por sobre todas las cosas, se preguntaba si había hecho lo correcto La respuesta a esa pregunta no venía Solo había silencio,

Una tarde, después de un día especialmente tenso, Samuel entró en la habitación sin anunciarse, como siempre. La puerta se abrió con el mismo sonido sordo que ya se había convertido en un presagio para Dakota Él la miró, esa mirada fría que siempre encontraba su camino hacia su corazón,

—¿Todavía lo amas? —preguntó Samuel con voz baja, casi como si no le importara, pero las palabras eran un golpe directo,

Dakota no levantó la vista. Sabía que no podía mentirle, aunque fuera lo que más deseaba hacer. No podía decirle que lo amaba. Porque, aunque su corazón gritara por Zayn, ella sabía que la situación había cambiado irreversiblemente,

—No —dijo, con una voz rota, vacía. Las palabras salieron con dificultad, como si su propio corazón estuviera resistiéndose a esa verdad,

Samuel no pareció convencido, pero no insistió. En cambio, dio un paso hacia ella y se detuvo a su lado. El aire entre ellos se volvió denso, cargado de una energía que Dakota no podía soportar Sentía como si su cuerpo estuviera colapsando bajo el peso de la situación,

—Me gustaría creer que eso es cierto, Dakota —murmuró Samuel, casi en un susurro— Pero sé lo que sientes. Y sé lo que te he hecho. Me has dado todo, y tú... tú no puedes ser mía completamente. Lo veo en tus ojos. Lo oigo en tus suspiros. No me odies por ello. Si fueras diferente, si pudieras amarme, esto sería más fácil.

Pero ella no podía. No lo odiaba, porque eso sería negar lo que aún sentía por él, aunque su amor estuviera marcado por el sacrificio. Lo que sentía era frustración, rabia, impotencia. Porque lo amaba, de una manera que no podía controlar, pero su amor estaba teñido de resentimiento, de desesperación. Ella nunca podría ser suya, porque su corazón ya no le pertenecía.

—¿Por qué lo haces? —dijo Dakota, con voz entrecortada, sin poder evitar que las lágrimas empezaran a asomar— ¿Por qué me haces esto? Yo no quiero ser tuya, Samuel No así,

Samuel, con la misma calma de siempre, la observó, pero sus ojos no reflejaron compasión, sino una fría comprensión Como si ya lo supiera, como si estuviera jugando un juego que solo él entendía,

—Porque tú no sabes lo que quieres, Dakota —respondió él, con la seguridad de quien lleva años en el poder— Crees que te he quitado algo, pero no entiendes que lo que hago es protegerte Yo te protegeré de todo De él, de lo que sea necesario. No lo entiendes, pero algún día lo harás Y entonces, sabrás que esto fue lo mejor para ti,

Dakota sentía como si la hubiera golpeado con una mano invisible El tono de Samuel era tan seguro, tan posesivo, que las palabras se clavaron en su pecho. ¿De qué le estaba hablando? ¿Protección? ¿De qué manera podía considerar protección la vida que le había impuesto? ¿De qué manera podía aceptar la idea de vivir como una prisionera, sin derecho a amar, sin derecho a elegir?

Pero lo peor de todo era que no podía escapar de él, El mismo sacrificio que había hecho por Zayn la mantenía atrapada en este laberinto Había hecho un trato. Había entregado su alma para asegurar que él estuviera libre, para que pudiera vivir. Pero en el proceso, había perdido todo lo que había amado, y no solo Zayn,

—No quiero tus sacrificios, Samuel —dijo con voz firme, aunque sus lágrimas seguían cayendo. Ya no podía seguir reprimiendo lo que sentía. La lucha interna que había estado arrastrando durante semanas, meses, por fin estalló—No quiero vivir así. No quiero vivir en tus condiciones. No quiero ser una sombra de lo que era,

Samuel la miró, pero no dijo nada. Era como si sus palabras se perdieran en el aire, como si estuvieran destinados a no llegar a ningún lado. Él no entendía. O, tal vez, no quería entender.

Dakota se levantó, temblorosa, y caminó hacia la ventana, sin mirar atrás. Las sombras de la tarde caían lentamente sobre la mansión, cubriéndola en una oscuridad que era más que física. Era el reflejo de su alma. El reflejo de todo lo que había perdido.

—Lo he hecho por él —murmuró, sin darse cuenta de que lo decía en voz alta Su propia voz la sacó de su ensueño, y sintió la punzada de dolor en su pecho al recordar a Zayn El Zayn que la había amado sin reservas, sin condiciones,

—Y aún no sé si valió la pena,

El silencio entre ellos fue profundo, pero en su interior, Dakota sabía que la respuesta era un sí Porque Zayn estaría libre Y eso era lo único que le quedaba,