1ra parte de "Solo soy un detective"
Alexis Mefhisto, nombrado como el mayor criminal del planeta se encuentra en los últimos instantes de su existencia. Rodeado de la fuerza del país y parado en la alcoba de un gran edificio, su final está más que claro. Sin algún lugar a donde escapar, decide acabar su historia de la mejor manera y, a la vista de todo mundo, salta del gran edificio abrazando el vacío. Pero, para su suerte, algo raro pasa: ¡No muere, sino que es transportado a otro mundo!
En un lugar dónde él nunca existió ¿Qué podría hacer el que alguna vez fue el maestro del crimen?
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Arco 1, Cap 23 - El maniquí de combate.
Al entrar en la cámara de entrenamiento, el ex-criminal se encuentra con una habitación medianamente grande, con aparatos de ejercicio, pesas y una zona para combates cuerpo a cuerpo. Dentro de dicha zona hay uno de esos maniquíes de los que hablaba Fimbulvetr. Parece una marioneta de madera con articulaciones complejas pero del tamaño de un adulto, sin algún detalle agregado; sin cara, sin nada, todo en un estado muy simple a excepción de algunos sellos puestos a los costados de la cabeza y en el centro del pecho.
—Este lugar se ve bastante bien equipado, en cierto modo tiene sentido, estamos siempre en contra de desgraciados, algunos son peligrosos, debemos estar en las mejores condiciones para no quedar como imbéciles, bueno, supongo que empezaré a calentar.
Alex se quita su chaqueta y se dispone a hacer primero unos entrenamientos de estiramiento para evitar cualquier lesión innecesaria. Terminando de calentar, comienza a levantar pesas por un rato para despertar los músculos. Cuando tiene un buen bombeo recorriendo sus brazos, entra a la alfombra de combate y trata de encender el maniquí de combate que, para su suerte, no parece funcionar.
—Lo que faltaba, ni siquiera se mueve, *Suspiro* supongo que usaré los sacos de...
Antes de si quiera terminar su frase, el maniquí se mueve con gran rapidez y lanza un golpe al rostro del Agente, el cual logra reaccionar a tiempo para hacerse a un lado y retroceder, pero llevándose un rose en su mejilla.
—Fiu, eso sí que estuvo bastante cerca, de no haberme movido me daba directo.
El maniquí empieza a hacer sonidos extraños y después de unos cuantos espasmos levanta su guardia y comienza a dar pequeños saltos de un lado al otro como si fuera un personaje de un videojuego retro de pelea.
—¿Y este qué se cree, luchador profesional? Siento que me retaría a un duelo de baile antes que a una pelea...
A pesar de ser un maniquí, se le ve incluso más vivo que el Agente Donnaiolo en estos momentos: tirando golpes al aire mientras sigue dando saltitos.
—Dios, estoy seguro que el que haya creado esta cosa es un frívolo excéntrico, de eso no tengo duda...
De manera natural, Alex da un paso hacia la máquina, a lo que nuevamente, el inquieto maniquí arremete contra el Agente, el cual esquiva los golpes sin mucho esfuerzo.
«El primer golpe solo me tomó por sorpresa, ahora que sé que si funciona dudo que pueda darme»
Mientras sigue evadiendo los ataques de la máquina, analiza las características de la misma en su mente.
«Tiene buena velocidad de ataque, además de una rescatable agilidad, pero tristemente sus golpes son muy predecibles, es a la cara o al torso, no hay más»
Para corroborar algunas dudas que rondan en su cabeza, el Agente da un salto hacia atrás para ver la reacción del maniquí que, en vez de perseguirlo, también se echa para atrás.
—Como pensé, el hecho de retroceder lo toma como una acción de "descanso" o algo por el estilo, aunque predecible, esta tecnología es bastante interesante...
El maniquí sin rasgos faciales sigue bailando inquietamente, esperando a que el Agente lo ataque o de un paso adelante.
—Bueno, ahora tocan las pruebas de resistencia.
El hombre sube la guardia y se prepara para atacar.
—¿Qué tan dura será su coraza?
Sin más rodeos, Alex arremete contra el maniquí para probar sus habilidades de evasión, las cuales son impresionantes. Sin tomar en cuenta al inmortal, es el segundo contrincante que logra esquivar sus ataques, evadiendo sus puñetazos de una manera muy firme y fluida. Por un momento, el Agente piensa que se está enfrentando con una persona y no con una marioneta gigante.
—Nada mal, pinocho.
Alex da un pequeño salto hacia atrás y cambia de postura de combate. Ahora, en esta nueva postura, el Agente puede atacar con ágiles y devastadoras patadas al maniquí sin arriesgar su defensa. Arremete nuevamente, empezando con dos izquierdazos y después un gancho a la cabeza de la marioneta, el cual los esquiva, pero el ex-criminal aprovecha la inercia del gancho para dar una rápida patada giratoria, que logra impactar al maniquí, este logra cubrirse al último momento, pero la fuerza de la patada lo hace retroceder, dándole al hombre una oportunidad para levantar otra vez su guardia.
—Asi que también sabe cubrirse, ja, pelear con esta cosa es bastante divertido.
El Agente vuelve a atacar, combinando patadas y puñetazos en cada combo que hace. Los ataques que conectan están igualados con los que la máquina logra evadir o bloquear. En un combo de golpes, el maniquí aprovecha una apertura en la guardia de Alex y contraataca con un puñetazo, que le da de pleno en la mejilla, pero el hombre aprovecha el empuje del impacto para responder con un gancho por el otro lado, haciendo que los dos retrocedan.
—Jaja, quién diría que el primero en este mundo en darme un buen golpe sería un maniquí.
El hombre se soba ligeramente la mejilla, analizando la sensación que le dejó el golpe.
«Con este golpe pude notar que su fuerza de ataque en realidad no es la gran cosa, puede causar dolor, pero a menos que te dé con la guardia totalmente abajo no te dejará fuera de ninguna manera, o por lo menos no a mí...»
Viendo que el combate está siendo más complicado de lo que esperaba, el Agente decide concentrarse totalmente en su oponente, entrando en modo combate serio.
—Ahora que ya calenté, llegó tu hora, maldito.
El hombre aligera su cuerpo y pone su mente en blanco con unas respiraciones, y rápidamente arremete contra el maniquí con una muy rápida patada directa que, aunque es bloqueada, rompe exitosamente la postura de la máquina, creando una gran oportunidad para conectar un combo a quemarropa. Alex conecta un buen gancho izquierdo, después una patada al costado del pecho seguido de otro gancho pero ahora al estómago, aprovechando la inclinación instintiva del cuerpo para conectar un fuerte rodillazo al inexistente rostro de la máquina. La marioneta no logra recuperar la postura y el hombre sigue conectando más y más combos hasta que en una patada horizontal la cabeza de la máquina sale volando fuera de la alfombra de combate, dejándola inmóvil al instante. El Agente queda asombrado y un poco preocupado por las consecuencias que tendría el haber roto la marioneta.
—Mierda, no esperaba este resultado...
Alex sale de la alfombra y recoge la cabeza del maniquí, mirándola con angustia.
—Espero y que no me cobren por la reparación...
Para desgracia del hombre, la puerta de la cámara se abre y entra una persona, haciendo que Alex lance la cabeza del maniquí. La persona que entra es la Agente Janneth, que venía también a entrenar.
—Lo siento jovencita, la clase de manejo de ira es a la otra puerta.
—Eres la única persona en el mundo que me pone en serio de malas, además, aquí no existe tal cosa.
La mujer mira a Alex con la típica expresión de disgusto que siempre tiene al hablar con él.
—Es broma mujer, no seas una amargada hormonal.
—¿Cómo es que puedes dar tanto asco? tu cinismo es increíble.
—Soy así desde hace bastante tiempo, y que yo sepa, no hay razones, bueno, mejor dicho, no pienso decírtelas.
—Ni siquiera quiero saberlas, ya cállate un poco y déjame calentar. Ah, y antes que digas una estupidez, yo puedo hacerlo sola —responde Janneth mientras procede a hacer unos estiramientos.
—Sí, si, como ordenes, señora.
Janneth controla sus nervios para evitar seguirle la corriente y sigue estirando, mientras, Alex procede a golpear unos de los sacos de Box que hay en la cámara. Después de haber calentado lo suficiente, la Agente empieza a hacer una abdominales y lagartijas. Al cabo de 15 minutos apenas tomando pausas, se tira al suelo y toma un breve descanso.
—Tienes más condición de lo que pensaba, aunque es lo menos que esperaba con ese cuerpo tan delgado —dice Alex, que sigue golpeando el saco de box.
—Te dije que cerraras la boca un rato, no empieces.
—Estás tomando un descanso, digamos que estoy poniendo un buen ambiente.
—Cierra el pico, no me dejas descansar en paz.
—Tan amargada como siempre, ¿Por qué rayos sigues comportándote así? Ya llevo casi 3 meses en este lugar y no he hecho nada políticamente incorrecto, ya puedes relajarte un poco, ¿No crees? —exclama Alex aumentando la fuerza de sus patadas y golpes.
—3 meses son nada, no podría tranquilizarme, aunque quisiera, sé quién eres en realidad y no puedo evitar pensar que el hecho que estés aquí sea para provocar el caos.
—No te estoy pidiendo que confíes en mí, solo que seas menos hostil, incluso yo me aburro de la monótona y tensa relación contigo.
Alex detiene sus golpes y un breve y frío silencio inunda la habitación.
—...No es solo desconfianza, tu actitud en sí es la que me saca de quicio, hablas demasiadas tonterías y estás lleno de soberbia, pero nunca te he visto hacer algo del mismo tamaño que tus palabras.
—¿Y qué quieres que haga, salvar el mundo?
—La nación está en paz, no podrías hacer eso.
—¿Entonces?
—... No lo sé, simplemente no lo sé. Tus comentarios hacen que me den ganas de golpearte.
—¿De golpearme? Bueno, esa es una reacción muy común...
El hombre se queda en silencio un segundo ante una idea que le llegó a la mente.
—¡Eso es! Ya sé por dónde empezar.
—¿Qué?
—Empezaremos por desestresarnos.
Alex camina hacia la alfombra de combate.
—Enfréntate a mí —dice el hombre con entusiasmo.
—¿...Enserio es lo único que se te ocurrió?, ¿pelearte conmigo? como dije, dices muchas estupideces...
—Con lo poco que me conoces habrás notado que las relaciones sociales no son lo mío, pero mira los beneficios, tendrás la oportunidad de desquitarte de todo lo que te he hecho, y yo tendré la oportunidad de bajarte lo amargada a nalgadas.
—Me pones un dedo en el trasero y te meto 10 metros bajo tierra.
—Joder, ¡Que es un chiste! Por supuesto que no lo haré, además, ni siquiera hay de qué agarrar...
—TÚ...........
—¡Como sea! ¿Aceptas o no?
Los Agentes se miran fijamente por unos segundos, después, la joven mujer se levanta del piso y entra a la alfombra de combate.
—Está bien, pero quita el maniquí de la alfom... ¿Eh? ¿Por qué le falta la cabeza?
—Ah, verás, cuando estaba combatiendo con él... lo decapité sin querer...
—....
—....
—Vaya que eres idiota, tienes suerte que puede auto-ensamblarse sus partes.
—¿Enserio?
—¡Pues claro! Mani, repárate.
«Mani el maniquí... que ingeniosos»
Como por arte de magia, el maniquí sin cabeza se levanta de un salto y se va a recoger su cabeza, poniéndola nuevamente en su lugar y desactivando sus funciones, quedando inerte.
—... Ese muñeco es increíble.
—Siempre que el Agente Bearly lo usa, alguna de sus extremidades sale volando, por lo que se le implementó esa función.
—Suficiente charla ¿Qué te parece empezar?
—... Sí, tienes razón, es momento de empezar.
—No te quejes si te pego muy fuerte, hace tiempo que no peleo contra una mujer.
Alex se pone en posición de combate: una pose calmada con la guardia medio baja; cómoda y ligera, perfecta para esquivar cualquier ataque y atacar con cualquier parte del cuerpo.
—Me molestaría más si te contuvieras solo porque sea mujer.
De igual manera, la mujer toma una posición de combate: una pose ligeramente rígida basada en defender la parte superior del cuerpo, dejando las piernas ligeras y listas para atacar.
—Reglas simples, el que caiga fuera de la zona o se rinda, pierde. ¿Entendido? —dice Alex con una pequeña sonrisa.
—Está bien, no me subestimes, yo también soy una Agente Especial.
Los dos agentes se miran fijamente el uno al otro mientras caminan en círculos dentro de la alfombra.
El combate está a punto de empezar.
Espero la segunda parte💗
Vivió una vida horrible... y a pesar de eso... decidió quedarse por y para sus hijos...
Me acabo de dar cuenta de algo
¡¿Ella no se llama igual que-?!
¡¡No me digas esooo!!
Es horrible la cruedad de ese hombre para agredir a su familia de esa manera... y sin remordimiento alguno...