El clan de brujas Lanira suele vivir en la clandestinidad, las reglas de su clan son claras, no busques más de lo que necesitas o puedes llamar la atención de un dragón.
Aisha miembro de este clan estaba por terminar su año en solitario y sus practicas profesionales cuando desapareció del radar, el clan ha implorado saber, pero hay un poder muy grande que la retiene y la oculta de su familia.
Dos años después ella regresa herida y sin memoria de lo que le ocurrió durante su ausencia y con la cría de un dragón creciendo dentro de ella...
NovelToon tiene autorización de misstyc yippsi para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
El limite de Libelle
Mientras se encontraba escuchando la errática explicación de Fafner, cuando tuvo que reaccionar de inmediato ante el exabrupto de los Lanira y ahora que escuchaba la estridente risa de Lugus, Ejder no dejaba de preguntarse porqué todo le parecía tan carente de importancia, no era su habitual apatía, simplemente que todo lo que ocurría a su alrededor palidecía ante la sola posibilidad de ver, aunque fuera por un instante a Libelle, así que nada más parecía urgente.
Aquella mañana cuando Ejder por fin había logrado ordenar sus pensamientos, lo primero que hizo fue enviar un mensaje a Libelle invitándola a comer y confirmar su reunión de trabajo de ese día en su taller de diseño, él ansiaba poder verla, sin embargo, antes de recibir respuesta le llegó un mensaje urgente pidiéndole que viera a su padre, de inmediato se metió a bañar y se dirigió al hotel donde estaban su padre y su hermano. A penas iba bajando de su camioneta cuando uno de los hombres de Fafner lo intercepto para indicarle que ya lo esperaba su padre.
Nidhogg estaba fuera de sí, era evidente que su hijo había pasado la noche con una Lanira, lo que podría significar la ruina de Fafner, y no entendía como Ejder había tomado una decisión así, ya que por más que lo pensaba no le encontraba justificación, ni sentido. Entonces lo vio llegar y entendió las palabras de su amigo, quizás su hijo no podía verlo, pero tenía encima toda el aura de la niña Lanira y al verlo a los ojos lo supo, habían comenzado un ritual de unión, sin saberlo su hijo menor, Ejder el más ingenuo, había reclamado a Libelle Lanira como su compañera y la pregunta era si él estaba consciente de lo que estaba haciendo. En ese momento Nidhogg le dio la razón a Taranis Lugus, se estaba haciendo viejo, porque de sólo pensar en lo que ésto podría provocar ya se sentía cansado.
Sin embargo su prioridad en ese momento era lograr aclarar el mal entendido con Fafner, ya que entre mayor fuera el tiempo que su hijo permaneciera intoxicado, mayor era el riesgo de sufrir una secuela grave. Así que apresuró a su hijo, necesitaban estar listos para la reunión. Ejder en ese momento sintió una gran frustración, ya que él esperaba poder reunirse, lo antes posible, con Libelle, no sabía cómo explicarlo pero ansiaba verla y escuchar su voz, de cierta forma incluso le preocupaba, sin embargo, debía posponer su encuentro con ella y eso lo ponía de malas y nervioso. De inmediato tomó su teléfono para avisar el cambio de planes, pero se encontró con una respuesta que lo dejó dolido y decepcionado, ella ya le había cancelado la reunión y había rechazado la salida a comer, sin dar explicaciones.
.
.
.
Esa mañana, después de escuchar la llamada telefónica de su tío con su amigo, le explicaron que Ejder era el hijo de un viejo amigo de Lugus, que resultaba que era un dragón, por lo tanto, sus hijos Fafner y Ejder también lo eran, sin embargo, al ver la expresión poco sorprendida de Libelle, supieron que ella ya sabía eso.
—¿Desde cuándo sabes que ellos son dragones pequeña?— preguntó con dulzura su tío, el conocía a la perfección el don de cada uno de sus sobrinos y sabía que ella podía ver mucho más de lo que muchas veces decía, ya que ella pensaba que las cosas, en parte, eran como tenían que ser y no era correcto cambiarlas o si quiera juzgar. Libelle permaneció en silencio y Lugus notó que se comenzaba a poner nerviosa, algo que no era bueno para su condición, así que le dio una angelical sonrisa —no te preocupes preciosa, sabes que puedes decirnos.
—Yo no supe que Ejder era un un dragón hasta ayer, después de que le toqué la cara— los hermanos de Libelle se tensaron al escuchar que ella lo había tocado, y aunque intuían que en su escapada ellos habían hecho más que charlar y sólo tocarse el rostro, ninguno quería escucharlo, pero sabían que debían soportar.
—¿Peroooo?..— Lugus trataba de que Libelle terminara de sincerarse.
—Desde la primera vez que los vi supe que no eran humanos, pude ver que eran de una estirpe muy fuerte, pero no sabía lo que eran— una vez dicho lo anterior Libelle se sintió más liviana y continuó —Yo no dije nada porque no había codicia ni ningún otro sentimiento negativo a su alrededor, y cuando dijeron que vendrían aquí me emocioné mucho, porque son muy guapos— las hermanas no pudieron evitar sonreír, era un motivo tan inocente como egoísta que ellas podían comprender —Yo pensé que si eran tan fuertes, alguno de ellos podría tolerar mi toque, ya saben que yo no puedo tocar a un humano, y yo...— sus hermanas sabían perfectamente a donde se dirigía la conversación y aunque no tenían muchos prejuicio e inhibiciones, no era un tema que fuera fácil de abordar delante de sus hermanos, sino todo lo contrario, sin embargo no pudieron detener la conversación a tiempo.
—¿Tú qué hermanita? ¿Qué es lo que querías de ellos?— Caerus habló en un tono acusador —¡Responde!— Libelle se sobresaltó sin poder responder.
—Es suficiente Caerus— Damara trató de calmar a su hijo sin ningún éxito.
—¡No!, yo necesito saber porque voy a matar a ese dragón si se atrevió a…
Con su hermano alterado Libelle llegó a su límite, sus músculos se tensaron y los dedos de sus manos se torcieron en todas direcciones de forma antinatural, mientras sus venas se tornaban en un blanco luminoso, al tiempo que ella no podía respirar. De inmediato Lugus la abrazó por la espalda y desplegó un campo oscuro que absorbía la energía mágica de Libelle, tratando de terminar con la crisis lo antes posible, para reducir el daño que el cuerpo de ella recibía desde su interior.
La imagen era aterradora, los ojos de Lugus brillaban al rojo vivo mientras su expresión se tornaba desencajada y mantenía su mandíbula apretada; tocarla en ese estado, incluso para él, podía causar un dolor similar a recibir una descarga eléctrica bastante fuerte e incluso infligir quemaduras. Después de unos segundos todo se detuvo, de inmediato Lugus la liberó de su abrazo y Libelle cayó desmadejada en los brazos de uno de sus hermanos. Mientras Damara conjuraba una burbuja de contención al rededor de Lugus, quien ahora ardía en llamas oscuras, luciendo sus garras y cuernos, él tardó un par de minutos antes de recuperar su apariencia humana, afortunadamente Libelle había liberado poca energía a comparación de otras ocasiones, por lo que esta vez no le habían salido alas o hubiera tardado horas en humanizarse.