El Omega Del Dragón.

Otra mañana se dejaba ver en Drigel, desde los primeros rayos de sol, las actividades de muchos comenzaban, entre ellos, la de los sirvientes, que tenían que preparar desayunos, comenzar con la limpieza o ir al mercado. En una habitación, cierto pelirrojo ya estaba despierto, había recibido un desayuno por parte de las doncellas, mientras que Beryl, al parecer aun dormía, pero eso no tardo en cambiar. Las puertas que unían a ambas habitaciones se abrió de golpe, dejando ver la figura aun vestido en pijama, de aquel pequeño omega de cabellera rosada y brillantes ojos amarillos.

— buen día querido dragón, ya es tarde levantate.— le llama emocionado.

— llevo una hora despierto.— Frederick estaba en el sofá bebiendo su té.

El pelirrojo observa al omega de arriba hacía abajo, este no perdía la oportunidad de ser tan descarado al mostrarse ante él vistiendo solo en pijama y aunque esta no mostrará nada indebido, para él, era algo atrevido. Beryl se sienta a su lado y lo observa fijamente. El dragón lleva una pijama blanca que consta de una camisa que lleva un pequeño holanes y un pantalón de tela suave, aunque se fija en su pecho, lo cual le frustra, porque él, es flaco solo por ser omega.

— ¿que tanto miras?, pareces un depravado comiéndome con la mirada.— se burla.

— te crees porque eres atractivo, pero yo me veo mejor.— desvía la mirada.

Frederick solo deja ver una sonrisa ladina ante el comentario del omega. Su honestidad es única. Beryl busca la maleta que le habían enviado y tras sacar una muda de ropa, comienza a desvestirse ahí mismo, al ver esto, Frederick se atraganta con su té y de inmediato le tira una sábana encima al omega.

—¿que crees que haces?, una cosa es que andes en pijama y otra que te cambies delante de mi.— le regaña.

Beryl se quita la sábana mirando al dragón con cierta confusión.

—¿que?, ambos somos hombres, aunque sea pequeño, tengo lo mismo que tú.—

Estaba por bajarse el pantalón, pero Frederick le detiene haciendo que lo suba de nuevo.

— eres demasiado imprudente, jamás te quites la ropa ante otro hombre o lo creerán que te le ofreces.— le regaña y deja salir un leve gruñido.

— no creo que a todos les guste un omega masculino, pero creo que tienes razón...— se envuelve en la sábana.

— bien, espero lo hayas entendido, ve al baño a cambiarte.— Frederick lo lleva hasta el baño y tras dejarlo dentro, cierra la puerta.

Frederick deja salir un leve suspiró, ahora mas que nunca, sabe que es peligroso dejar solo a ese omega. No quiere ni imaginarse lo que podría haberle pasado de seguir estando en casa del conde, incluso le sorprende que nunca le haya sido abusado, lo cual es bueno, porque si no, sería terrible para ese pequeño el pasar por algo así.

Beryl termina de vestirse y pasa a sentarse en el sofá, viendo que hay fruta, toma el plato para comer.

— hasta ahora, no he podido descubrir nada, las doncellas del templo me siguen a donde voy, aunque, he notado que hacen cosas buenas, en especial por los plebeyos, pero, no se si realmente creer en el cardenal, después de todo, es el padre de la emperatriz.—

— dijo que diría la verdad, ¿no?, pero hasta ahora, no ha dicho nada. Su arrepentimiento puede ser falso.— responde Frederick.

El dragón le pasa al pequeño omega un pedazo de pastel de fresas que le habían traído como postre.

— lo sé, además, esa Alison, por lo visto el príncipe esta decepcionado de ella, si su compromiso se rompe, podría atentar contra mí.— comiendo el pastel, si es dulce, no lo rechaza.

— en eso debes ser cuidadoso, esa mujer, no me inspiro nada de confianza desde que la vi.—

Frederick acerca la mano al rostro del pequeño omega para limpiar la crema del pastel que se le había quedado en la comisura de sus labios, Beryl no dice nada y solo sigue comiendo.

— si ella regresa, no estés a solas con ella.— le advierte.

— esta bien. ¿Tú has encontrado algo que nos sea útil?— pregunta.

Frederick sonríe, según lo que averiguo, el rey ha estado enfermo, ha caído en cama y los médicos no saben que tiene, por lo que este, ha llamado a Harris para hablar a solas con él, todos asumen que le esta preparando para subir al trono en caso de no sobrevivir a su enfermedad, mientras que la reina, últimamente se ha estado reuniendo con el cardenal, su padre, con la excusa de que viene al templo para rezar y pedir por la salud del rey.

— ¿crees que alguien lo este envenenando?— pregunta Beryl.

— es posible, anoche, antes de volver al templo pase por la habitación del rey, por su aspecto, creo que puede le están dando veneno en pequeña dosis, ¿quien más si no la reina?, si su hijo toma el trono, ella podría ejercer poder sobre él, el templo tendría más posibilidades de manipular al joven príncipe.— menciona Frederick.

Beryl se queda en silencio, pues en la historia que el leyó, jamás se menciona ninguna conspiración y el rey solo muere por una enfermedad, nunca se habla de un asesinato, no tiene sentido.

— en fin, no si el rey estira la pata, no me importa, o podríamos usar hipnosis para que me corone como su sucesor.— ríe.

— que locura, nadie aceptaría eso. No se de donde sacas esa clase de ideas.— le reclama.

— soy un genio.— presume.

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Alison ha llegado al palacio, pidiendo ver a Harris, esta vez, él decide recibirla, así que al entrar a su oficina, la joven ve al príncipe cansado y preocupado.

— alteza, ¿que le ha pasado?— pregunta preocupada.

— mi padre ha estado enfermo, debo hacerme cargo de todo. Así que, no dispongo de mucho tiempo.— responde.

— entiendo alteza. Yo solo quería saber si se ha calmado, no quiero que un rumor nos separé.— habla con tristeza.

— señorita Alison, por ahora, el compromiso se suspenderá, necesito tiempo.—

—¿tiempo?, no puede dejar que un rumor malicioso nos separé, alteza yo lo quiero y se que usted siente lo mismo, la fiesta de compromiso esta cerca y...—

—¿fiesta?, mi padre esta enfermo, no estoy para una fiesta. Hasta que no se resuelva lo de mi padre, no habrá fiesta, ni compromiso.—

— no es justo, he estado esperando por mucho tiempo, tenía todo listo y...—

— no sea egoísta, ¿acaso piensa en como me siento yo?, la fiesta es lo de menos.— Harris lucia bastante molesto.

Alison agacha la cabeza, mientras que Harris llama a una doncella y pide que acompañen a Alison a la salida. El chico, tan pronto Alison sale de ahí, deja salir un pesado suspiro, jamás había notado lo caprichosa que llegaba a ser esa chica, nisiquiera pregunto como se sentía él con respecto a todo, solo pensó en la fiesta y en si misma.

Alison estaba furiosa, todo se había arruinado y el causante de todo era Beryl, ese omega que era su medio hermano, desde que llego solo le causo problemas, primero humillo a sus padres y ahora por su culpa su compromiso corría peligro. No piensa perdonarlo.

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