Mi Único Cielo Eres Tú

Azael levantó a Adalyn en brazos mientras la música retumbaba en el aire y las miradas atónitas de los invitados se clavaban en ellos. Ignorando los murmullos, se abrió paso a través de la multitud hasta llegar a su automóvil. Con cuidado, colocó a Adalyn en el asiento del pasajero, le colocó el cinturón de seguridad y cerró la puerta. Se subió del lado del conductor y comenzó a transitar las calles que los llevarían hasta la mansión.

Mientras conducía, Azael refunfuñaba entre dientes.

-Nunca aprenderás, ¿verdad, Adalyn?- decía el joven mirando a la muchacha a su lado- Siempre metiéndote en problemas.

Adalyn se agitó en el asiento, murmurando incoherencias mientras trataba de mantenerse despierta.

-Azael... ¿por qué... las luces... están bailando?- indagó ella en medio de aquel trance extraño en el que se encontraba.

-¿Porque estás completamente borracha?- respondió Azael con un suspiro- ¿O quizás por qué ese imbécil con el que estabas te metió alguna porquería en la bebida?- agregó desviando la mirada hacia ella por un momento antes de volver la vista al camino.

Adalyn se rió, un sonido melodioso y estridente que resonó en el interior del automóvil.

-¡Oh, Azael, eres tan divertido! ¡Deberíamos... deberíamos bailar bajo las estrellas!- dijo de manera estruendosa la muchacha y agregó- Jake no sería capaz de hacerme algo así.

Azael frunció el ceño y sacudió la cabeza.

No, gracias. Prefiero mantener los dos pies en la tierra, literalmente.- respondió él.

Adalyn asintió con seriedad antes de romper a reír de nuevo.

-¡Tú... tú eres un aburrido, Azael! ¡Un aburrido muy guapo!- espetó ella sintiéndose divertida.

Azael sonrió de lado mientras giraba en una curva. -Gracias, supongo- dijo mientras negaba con un movimiento de su cabeza.

El viento fresco de la noche golpeaba los rostros de Adalyn y Azael a través de las ventanas del automóvil mientras llegaban hacia la entrada de la mansión. Una vez que él detuvo el coche en la puerta de la mansión descendió y luego ayudó a la muchacha a hacer lo mismo. Mientras la llevaba de un brazo, Adalyn, con sus tacones en la mano y una sonrisa torcida en el rostro, tropezaba ligeramente con cada paso.

-Azael, eres tan... tan... como un ángel guardián- murmuró Adalyn, apoyándose en él para mantenerse en pie.

-Solamente soy tu guardaespaldas- respondió Azael, tratando de ocultar su preocupación bajo una capa de indiferencia. Notando algo extraño en ella, algo que no tenía nada que ver con una simple borrachera.

Adalyn se detuvo de repente y se tambaleó un poco antes de señalar con un dedo tambaleante hacia el cielo estrellado.

-¿Sabes qué, Azael? Las estrellas... las estrellas son como... pequeños agujeros en el... el techo del mundo- murmuró

Azael soltó una pequeña risa mientras la ayudaba a mantener el equilibrio.

-Sí, supongo que podrías verlo así- le dijo sin dejar de mirar cada gesto que ella hacía.

Finalmente llegaron a la entrada de la mansión, donde Azael sacó las llaves de su bolsillo y abrió la puerta. Adalyn tropezó al entrar, pero Azael la atrapó antes de que cayera.

-Gracias, Azael, eres... eres tan... tan amable- le dijo Adalyn, apoyando su cabeza en su hombro.

Azael la llevó con cuidado escaleras arriba hacia su habitación.

-De nada, Adalyn. Solo asegúrate de descansar y dormir esta borrachera- sugirió él.

Adalyn asintió con la cabeza, pero su expresión se volvió repentinamente seria. Azael la siguió guiando por las escaleras hasta que llegaron a la puerta de la habitación de la muchacha, como era más que obvio el hecho de que ella no podía ni mantenerse en pie, él no dudó en abrir la puerta y llevarla hasta la cama, la ayudó a sentarse allí.

-Descansa, Adalyn- dijo en voz baja.

Ella, dejándose llevar por un impulso desconocido le tomó la muñeca impidiendo que se alejara, él se quedó en su lugar y se dio la vuelta para mirarla.

-Adalyn... ¿Qué?- dijo él, la vio ponerse de pie y lo siguiente que sintió fueron los labios de la muchacha plegándose a los suyos en un beso suave y delicado.

-Hey, chiquilla- le dijo sin ser brusco- ¿Qué crees que haces?

-¿Te estoy besando?- respondió ella colgándosé de su cuello, sintiendo el aroma suave que se desprendía del cuerpo del guardaespaldas.

Con mucho cuidado, Azael la tomó por los antebrazos, y la alejó con suavidad, respiró profundamente y entonces notó algo extraño en su mirada.

-¿Te sientes bien?- le preguntó.

-Si te digo que estoy sintiendo que me quemó... ¿dirías que me siento bien?- murmuró ella.

-¿Cómo que te quemas?- preguntó Azael comenzando a preocuparse.

-Sí, eso- respondió la muchacha- siento que me estoy quemando por dentro pero...

-¿Pero qué, Adalyn?- insistió él, mientras observaba con asombro como la muchacha peleaba con el cierre de su vestido para quitárselo.-¿Qué estás haciendo?

-Estoy intentando sentirme fresca- respondió ella- Pero además tengo muchas, muchas ganas de volver a besarte- le dijo y tras poder bajar el cierre dejó caer su vestido quedando en ropa interior ante la mirada atónita de Azael. Luego sin que él lo esperara se colgó nuevamente de su cuello, se puso en puntas de pie para llegar al oído del joven guardaespaldas y le dijo muy suave- Quiero...no, necesito que me hagas el amor- expresó logrando que el cuerpo de Azael se tensara.

-¡Demonios!- exclamó él cuando le miró más de cerca los ojos y pudo notar la dilatación en sus pupilas, comprendiendo lo que a la muchacha le estaba pasando- ¡Ese estúpido! Si te puso algo en la bebida, niña.

-¡Vamos Azael!- suplicó ella- hazme el amor, se bueno conmigo. Prometo que no le diré a nadie- agregó- bueno, tal vez solamente a Katrina.

Entonces, Azael sin permitir que hiciera nada más la levantó en brazos y la llevó al cuarto de baño, abrió la llave de la ducha y con mucho cuidado la metió debajo.

-¡Ah, Azael!- gritó ella al sentir el agua fría sobre su cabeza-¿Qué haces?

-Te estoy ayudando a sentirte mejor- respondió él.

-No- espetó ella- eso no me hará sentirme mejor- se quejó haciendo un mohín.

-Si, chiquilla malcriada- dijo él- Ya vas a ver que pronto vas a estar mejor- Pero él sabía que solamente con el agua fría no se le pasaría el efecto de lo que fuera que Jake le hubiera dado. Así que, cuando la vio completamente empapada por el agua, le tomó las manos e hizo uso de sus habilidades para cambiar ciertas circunstancias y poco a poco ella fue cerrando los ojos hasta que se sintió sumida en un sueño extraño, agotador y pacífico. Azael sintió el momento exacto en el que el interior de la muchacha comenzaba a relajarse en señal de que aquel fuego que la estaba quemando comenzaba a disiparse. Casi sin darse cuenta, Adalyn terminó cayendo en un sueño profundo, terminando en brazos de Azael quien la envolvió en una gran toalla para llevarla a la cama, cuando estaba a punto de salir de la habitación oyó la voz de Adalyn casi en un murmullo

-Azael, ¿crees que... que algún día encontraré el amor verdadero?- preguntó

Azael sonrió con tristeza mientras la ayudaba a acostarse en la cama.

-Claro que sí, chiquilla - le respondió- Pero ahora, es hora de dormir.

Con un último suspiro, Adalyn cerró los ojos y se quedó dormida al instante, dejando a Azael solo con sus pensamientos en la tranquila oscuridad de la habitación.