Kallias ha vivido creyendo en la promesa de un amor eterno con su alfa destinado. Sin embargo, su mundo se desmorona cuando descubre que su alfa ha sido infiel durante mucho tiempo. Su compañero de alma, también herido por la situación, se encuentra atrapado en el mismo sufrimiento.
En medio de esta crisis, el alfa sufre un accidente y entra en coma, lo que lleva a Kallias a una encrucijada. Decidido a no seguir atado a un lazo roto, toma la difícil decisión de romper el vínculo que los une. Con el corazón destrozado, se embarca en un viaje en busca de sanación y autodescubrimiento. En su travesía, buscará conocer el amor propio, la confianza y la fortaleza.
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Capitulo 7: Sensaciones y visita inesperada.
Más tarde, ese mismo día, Jimmy y su abuela regresaron al hospital donde el par de alfas los esperaban sentados en la sala de espera. La Omega caminó hasta su alfa, quien la envolvió en sus brazos, mientras que Jimmy se sentó al lado de su tío.
— ¿Alguna noticia? — Preguntó.
Su abuelo se limitó a negar y antes de que Jimmy pudiera decir otra cosa entró el doctor en la sala.
— Familiares de Killias Mercer … — Antes de que el mencionado pudiera seguir hablando, Jimmy ya se encontraba de pie, frente al doctor, con su cara sería.
— Soy su hijo — Fue lo que salió de sus labios.
El doctor sonrió.
— Acaba de despertar — Dijo, Jimmy suspiró con alivio y la tensión que tenía abandonó su cuerpo.
— ¿Puedo ir con él? — Preguntó.
El doctor asintió, e hizo una seña con la mano para que lo siguiera, Jimmy lo hizo, caminando detrás del él, observando su espalda abrazada por una larga bata blanca.
Cuando llegaron a una puerta color café, el doctor abrió y se hizo a un lado permitiendo que Jimmy entrara. Lo primero que vio Jimmy al ingresar a la habitación fue a su papá sentado en la camilla, un suspiro de alivio salió de su cuerpo a la par que se dirigía donde este estaba y se sentaba en la orilla de la camilla.
— Mami — Llamó — Me asustaste mucho — Su voz se quebró en la última palabra y apretó los párpados para evitar a las lágrimas que querían salir.
Killias sonrió y abrió sus brazos, Jimmy también sonrió y se acurrucó en el pecho de su padre.
— Shhh, todo está bien corazón — Dijo Killias acariciando los cabellos de Jimmy con su mano izquierda, en la derecha tenía una aguja clavada conectada con una bolsa con algo transparente dentro.
Jimmy se relajó sobre el pecho de su padre, sentir sus manos en su cabello siempre había sido algo que le encantaba y le llenaba de paz, sentir las caricias en este hacía que sus miedos y frustraciones desaparecieran, pero había una que no lo ha dejado en paz desde hace horas.
— Mami — Llamó nuevamente — Tengo miedo — Sollozó entre labios apretados procurando mantener la calma.
Killias abrió sus ojos con sorpresa y sintió el verdadero temor al sentir las lágrimas calientes de su hijo, su razón de ser, en su pecho, el cuerpo de Jimmy se sacudía con violencia ante los sollozos que salían con libertad.
Killias fortaleció aún más su agarre sobre Jimmy, dándole besos en la cabeza y meciendo su cuerpo de arriba abajo en una danza leve, justo como hacía cuando era niño y terminaba llorando por alguna razón.
Soltaba feromonas buscando que su hijo se tranquilizase, muy pocas veces lo hacía, no le gustaba estar mostrando tanto su olor.
Jimmy suspiró temblorosamente y luego aspiró profunda y lentamente buscando conseguir más de ese delicioso olor, pronto sus sollozos se detuvieron, seguidos de sus lágrimas hasta que quedó lapso sobre el cuerpo de su madre, no, no estaba dormido, solo relajado.
Killias sonrió y se detuvo en cuanto su hijo dejó de llorar, las palabras mencionadas anteriormente sonando y repitiéndose en su mente una y otra vez como un disco rayado, amenazando con quitar la tranquilidad en el ambiente.
— No hay por qué tener miedo corazón — Dijo — Todo estará bien, ya lo verás —
Jimmy salió de su cuello para verle a la cara, pero esta vez lucía extremadamente serio, lo que hizo preocupar a Killias.
— No está bien y lo sabes —- Las palabras de su hijo sonaron duras y frías, pero no se sorprendió, de igual manera sabía que esto tenía que pasar — No podemos seguir negando lo innegable —
Killias suspiró
— Lo sé — Dijo — Lo siento, es… Solo que… Yo también tengo miedo — Admitió — Tengo miedo de lo que pueda pasar de ahora en adelante, de no ser suficiente y derrumbarme frente a todos, de no poder recuperarme y simplemente caer… ¿Crees que es fácil? — Preguntó — Mi pareja a quien sigo amando sin importar lo que me hizo, lo que nos hizo, está internado en este mismo hospital, está en coma y no sabemos si va a despertar, tengo miedo de que no pueda salir adelante, a pesar de todo no lo puedo odiar, estoy enojado y dolido, mi Omega está sufriendo, pero de igual manera no podemos caer. Tengo que seguir en pie, por ti y por él, no tienes que tener miedo, por qué para eso me tienes a mí — Sentenció.
El ceño del alfa se frunció a la par que las palabras se agrupaban en su garganta y subieron a su boca.
— No puedes hacer todo eso solo — Espetó.
Killias suspiró y sonrió.
— No puedo solo. Pero tú me vas a ayudar, ¿verdad? — Preguntó todavía con una sonrisa.
El corazón de Jimmy se agitó, lleno de calidez y con un sentimiento que no podía nombrar en su pecho.
— Siempre — Dictó.
…
A la manada Luna Roja, llegó una camioneta por el camino de cemento, pocas veces recorrido, hasta detenerse en la entrada, donde un gran cartel con el nombre de dicha ciudad-manada los recibía con orgullo.
De la camioneta bajaron un par de hombres, un alfa y un beta, y más atrás llegaron un par de camionetas dónde bajaron un par de hombres alfas también, quienes caminaron hasta donde se encontraban los otros hombres para situarse a sus lados.
— Linda manada — Fue el alfa de pelo negro quien habló.
Su beta quien se encontraba a su lado observando el mismo paisaje que lerespondió.
— Te lo dije Derek —
Ante esta respuesta, el pelinegro con nombre Derek rodó sus ojos poniéndolos en blanco.
— Sí, Antoni — Suspiró con exasperación — Me lo dijiste — Murmurando al final.
El beta sonrió orgulloso.
— Tengo grandes planes para con esta manada — Dijo.
Derek frunció su ceño a la par que dirigía su mirada hasta al rubio, viéndolo de manera desafiante.
— ¿En serio? — Preguntó con sarcasmo — ¿Qué mal no?, No podrás hacer nada si yo no lo digo fíjate —
Ahora fue el turno de Antoni de blanquear los ojos.
- Si Derek\, no podré hacer nada si tú no lo dices – Repitió.
Derek sonrió con suficiencia.
— Eso es — Dijo — No olvides quién es el alfa aquí — Y después de eso subió al auto otra vez.
El beta suspiró y sonrió.
— Claro, nunca lo olvidaré —
Segundos después, los autos iban de regreso por la carretera hacia su propia manada, listos para informar y hacer planes.
del papel también está en tu imaginación para poder entender también