Rosa La Pasión Hecha Mujer

El amor de Karay y Rosa se consume, los dos vibran como una llama ardiente, pero deben seguir adelante con su tribu, el ritual en el río los unió de manera segura y ahora son cómplices de una vida placentera.

- Vamos Rosa en la tribu nos esperan debemos irnos lo antes posible para terminar de construir nuestro hogar y ayudar a los ancianos y niños, debemos guiarlos.

_ Si Karay, vamos quiero que mi abuela Tata vea crecer a mis hijos, siento en mi vientre una sensación que nunca antes había sentido - Expreso, Rosa.

- La semilla está creciendo en tí amor, estoy feliz por eso. Eres solo mía Rosa, mi mujer hermosa y valiente. - karay abraza a Rosa y le da vueltas por su alegría que no puede controlar.

- La tribu nos espera, toma tus cosas y vamos al sitio donde están todos reunidos. - Karay pone cara de seriedad, sabe que, lo que está por venir no es nada fácil.

El Padre de Rosa el Cacique Tutuy está preparado para dar unas palabras a toda su tribu.

- Son días difíciles para nuestra tribu, debemos ser valientes hombres y mujeres, niños y ancianos. Que el Dios Sol y la Diosa Luna nos protejan siempre.

- Tomo está lanza y prometo proteger a mi tribu, si he de entregar mi vida así será... Nada les pasará, así que tomen sus cosas y vamos hacia adelante, una vida tranquila y placentera nos espera.

En la unión está la fuerza, adelante tribu de valientes...

Karay y sus hombres inician el trabajo del día, guiarán a todos hasta la profundidad de la selva.

La caminata inicia, van todos hacia arriba, los árboles espesos casi no dejan ver la luz del Sol, los pájaros vuelan en bandadas, se oye todo tipo de animales, saben que los humanos se trasladan. Se siente el temor de todos, un águila sobrevuela en señal de protección.

El Cacique Tutuy y su gente van serenos y confiados, nada les sucederá, Rosa se le ve feliz al lado de su amado Karay, las cosas por fin están saliendo como su familia esperaba, verla quieta al lado de su hombre...

Siguen y siguen por la inmensidad de la selva, sin parar, ya casi se hace de noche, deciden acampar, descansar un rato para luego continuar la faena.

Rosa se alerta, observa el lugar, mira a todos lados, sabe que está muy cerca de donde conoció a sus guías las hadas...

Se sienta sobre un tronco y ve pasar una luz brillante a lo lejos de todos. Decide ir, pero al levantarse y caminar una mano sobre su brazo la detiene, es Karay quien le pregunta:

- A dónde piensas ir?

- Rosa lo mira, observa su mano sobre su brazo izquierdo y piensa... - ¿Qué le digo?

- Karay solo necesito unos minutos a solas ya sabes mis necesidades...

- Te acompaño ya se está ocultando el Dios Sol...

- Tranquilo no pasará nada, solo voy a hacer mis cosas y vuelvo rápido, espera aquí dame mi espacio. No pasará nada malo.

- Pero igual te estaré vigilando, no es tu casa, no es tu sitio seguro...

- Está bien Karay como quieras, pero me gusta estar sola en estas cosas, debes entenderme...

- Mi niña linda, entiende tú que no quiero que te pase nada malo, toma esta antorcha para que te ilumines un poco.

- Gracias pero déjame estar a solas... Lo necesito.

Rosa se escabulle entre los árboles, piensa en sus hadas y las llama en voz muy baja...

- Hada arcoíris, ¿dónde estás? Te vi pasar, sé que me quieres decir algo, ven rápido que mi tiempo se acaba...

Rosa ve una luz que se viene hacia ella, pero mientras más se acerca, más pequeña se hace, al llegar hasta ella, una diminuta niña con alas de mariposa de muchos colores se posa sobre su pierna y le dice:

- Debes estar atenta, más adelante al amanecer un peligro los acecha, ustedes deben unirse, abra algunos heridos, pero recuerda que tú tienes el poder del arcoíris en tus manos, los puedes sanar, solo debes mojar tus manos, que no te falte agua, debes buscarla y llevarla sobre ti...

- No te asustes todo saldrá bien, estaré muy cerca si me necesitas, pero sabes que debes alejarte de tu tribu para poder conversar conmigo, así como siempre... No olvides tus poderes puedes hacer con ellos como quieras, estaremos atentas... ahora vete que ese humano tuyo está preocupado por ti.

- Muchas gracias Hadita hermosa, estoy haciendo todo lo posible porque Karay no descubra mi secreto... pero lo veo dudoso, creo que se imagina cosas. Por la última vez que nos atacaron y él no recuerda nada. Eso lo inquieta.

- Todo a su tiempo, él poco a poco descubrirá y te protegerá aún más, porque sabe que eres una mujer valiente y guerrera, no te dejas de nadie y haces lo correcto, debes cuidarlo sabes que hay enemigos entre las tribus, los celos, las envidias están al acecho...

La luz sobre el hada llega, brilla como una estrella, Rosa la ve irse y perderse rápidamente...

- Debo regresar para que nadie sospeche nada... Y debo estar pendiente de los míos, Karay no puede saber aún sobre mi hechizo.

Rosa se va a dónde están todos, pero como siempre viene brillando como si la misma purpurina la bañara, brilla como un Sol en la noche... todos la observan, pero ella se sienta al lado de su abuela Tata, quien la coloca sobre su regazo y le acaricia el cabello.

- Descansa hija, te lo mereces, eres una gran mujer, valiente, astuta y sin miedo.

- Si abuela, debo dormir un rato, el sueño me invade.

Karay se acerca y ve la escena de las dos mujeres, busca una manta y se la coloca a Rosa...

- Ella es tan hermosa abuela.

- Si Karay, debes cuidarla mucho, ven siéntate aquí debes estar a su lado, para que cuides sus sueños.

Si abuela Tata, la voy a proteger con mi vida si es necesario, pero sé que ella es valiente y segura de sí misma...

Karay piensa nuevamente en aquellos hombres que lo atacaron y como Rosa combatió, pero que él no recuerda como pasaron los hechos, eso lo deja preocupado y la mira con ese brillo sobre su piel, pero aún así la ama profundamente...