Annie jamás pensó que podría llegar a hacer algo tan descabellado como ayudar a secuestrar al presidente del país.
Durante todo un mes es la Encargada de mantener en buena forma al cautivo y aunque al principio el mandatario, John Meyer es una persona dura, fría que solo la insulta, poco a poco se deja llevar por la personalidad dulce y tierna de su secuestradora.
Después de varios días en cautiverio Annie lo ayuda a escapar, arriesgando su propia vida y la de su familia.
Jonh esta agradecido por su sacrificio por lo que la lleva con el, además, es la única que puede ayudarlo a llegar al final de todo este asunto.
¿Lograra John acabar con los planes de magnicidio en su contra? ¿Annie conseguirá su propia Venganza?
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Capitulo 23: ¿Quieres que busque a tu padre?
Después de su reunión con Ron, John vuelve al hotel, entra a la habitación y se lleva una gran sorpresa al pasar por la puerta. El aroma que llega desde la cocina le hace gruñir el estómago, no se había dado cuenta del hambre que tenía, las actividades lo mantienen tan ocupado, que a veces se olvida de comer.
En ese momento abre sus ojos, sorprendido, cuando ve aparecer a Annie, con un delantal y una hermosa sonrisa dibujada en su rostro. Se acerca a él, le quita el saco y lo ayuda a sentarse a la mesa
—Annie... ¿Qué es todo esto? —pregunta sorprendido.
—Ya lo veras, le falta muy poco... Oye no me habías dicho que la habitación seguía hacia la otra puerta y que además tenía una cocina inmensa.
—No tuvimos mucho tiempo de hablar—exclama John.
—Es verdad... —en ese momento siente un ruido en la cocina y sale corriendo. John se sorprende al ver con que delicadeza armo la mesa para dos, con los platos, los cubiertos apropiados, las copas de vino.
Minutos después ve que Annie llega a la habitación con una bandeja grande de pollo, con su salsa favorita y las papas, toma su plato y le sirve una presa grande, con muchas papas y mucha salsa, a John se le hace agua la boca.
—Annie, esto está delicioso —manifiesta John, al probar la comida —la verdad... No se como agradecertelo. Estaba muerto de hambre.
—Me alegro que te haya gustado, John. Supongo que este vino es el que tomas, ¿Verdad? —Pregunta trayendolo a la mesa.
—Si, dejame a mi, yo lo abro —una vez abierto, John sirve un poco de la Bebida, en Cada copa—Oye... Annie...
—Dime ¿Hay algún problema?—pregunta Preocupada.
—No, no claro que no, solo quería saber quien te ayudo a poner la mesa —John sabe que Annie viene de la pobreza, jamás sabría como poner la mesa de esa manera, los cubiertos adecuados, los platos adecuados, la copa que se usa para el agua, y la copa de vino, para la mayoria de las personas esas son cosas sin importancia.
—No entiendo, John. Lo hice todo sola, era una sorpresa para ti, por lo que me has ayudado y cuidado en la Clínica.
—No tenías porque agradecerme, pero esta muy rico. Annie... ¿Donde aprendiste a poner la mesa así?
—Este... ¿Esta mal así? —pregunta Confundida —me enseño mi padre hace muchos años, tengo pocos recuerdos de él, pero hay cosas que han quedado grabadas en mi mente.
—Entiendo, Annie... Esta perfecta la mesa, solo que me sorprendió porque... Has llevado a cabo un protocolo de mesa, solo la gente de mucho dinero sabe como hacerlo de esta manera.
—No entiendo John, es algo que me enseñó mi padre... ¿Tiene importancia eso? —pregunta confundida.
—No lo se. Quizás es una forma de saber quien es tu padre, ¿Recuerdas su nombre?
—No, lamentablemente se me ha ido de la cabeza, era muy pequeña cuando nos abandonó.
—Te apellidas Taylor ¿verdad? Debe ser el apellido de tu padre... ¿Te gustaría que lo busque por ti? —le pregunta, observando como el semblante de Annie cambia por completo.
—Por favor, no lo hagas... No quisiera volver a verlo.
—Esta bien, perdóname no quise arruinarte el momento, tomemos algo de vino, ¿te parece?—pregunta John para cambiar un poco el ambiente tenso.
—Si, claro —contesta Annie, tomando el vino de un solo sorbo y dándole la copa para que le sirva más.
—Annie... Hay algo que quisiera saber, no se si es el momento, pero estos días estaré muy ocupado y no tendremos mucho tiempo de hablar.
—Dime... ¿Qué sucede?—pregunta mirándolo a los ojos.
—Necesito saber algo de los hombres que contrataron a Michel, por mínimo que sea.
—Mira John, no se mucho porque Michel nunca quiso involucrarme, me decía que mientras menos sabía mejor.
—Ese hombre estaba enamorado de ti ¿verdad? —pregunta un tanto celoso.
—Pues... siempre quiso casarse conmigo —contesta avergonzada—aunque nunca lo acepte, era mi amigo.
—Y así y todo te abandono —manifiesta furioso.
—Michel habrá tenido sus razones... Escucha John, lo único que recuerdo que no creo que sea de mucha ayuda, es que ese hombre se apodaba MMG, es la única información que puedo darte.
—Gracias Annie —John toma su mano y entrelaza sus dedos con los de ella—estoy seguro de que será de mucha ayuda. Deberíamos buscar a Michel, ¿no te parece?
—John yo... No quiero que salga lastimado, ni mucho menos que vaya a la cárcel.
—Escucha Annie... Si él colabora conmigo no saldrá lastimado, lo protegeré como lo hago contigo—le promete.
—¿Lo dices en serio? —pregunta Annie Emocionada.
—Si, puedes confiar en mi… Lo quieres mucho ¿verdad?
—Era mi mejor amigo, John, pasamos juntos nuestra infancia, luego el se fue para el lado de la delincuencia y nos separamos, pero tienes que entender de que en nuestra situación, era ser delincuentes o juntar basura para comer—manifiesta Annie, con Tristeza.
—Tu juntabas basura... Ahora entiendo por qué tus manos —John abre la mano que tenía sobre la suya y acaricia las cicatrices —¿Cómo te las has hecho?
—Es común lastimarte... Por más que usábamos protección en las manos, había muchos vidrios, alambres.
—Annie... Juro que no permitiré que vuelvas a ese lugar nunca más, no mereces esa vida—exclama John.
—Ni yo ni nadie, John, mis vecinos tampoco la merecen...
—Te prometí que haré algo por ellos, haré un buen barrio, con casas y generaré fuentes de trabajo, no pueden vivir de la basura.
—Gracias, John. De verdad eres una buena persona, sensible, que te preocupas por los demás—exclama Annie brindándole una hermosa sonrisa.
—Siempre quise ser presidente para poder hacer algo por los demás—comenta —pero nunca imagine que sería tan difícil serlo.
—Lo haces muy bien, John —ella aprieta su mano amistosamente —dame un poco más de vino—pide, ya un poco mareada por el alcohol.
—Es suficiente, no estás acostumbrada a tomar.
—Solo una más, lo prometo —John le sirvió la última copa. Después de eso estuvieron hablando varias horas más, John le contaba sobre sus días en la universidad, su paso por el modelaje, hasta que desinhibida por el alcohol recuerda el sueño que tuvo mientras estaba internada —John... ¿Puedo preguntarte algo?
—Si, Annie, dime...
—Uno de los días qué estúve internada tu... ¿Me besaste o fue un sueño? —John abre los ojos confundidos, no sabe que contestar.
—Annie yo...
—No te preocupes, John, no necesitas contestar, para mí fue real, lo más real que me pasó en la vida.
—Annie... ¿Quieres un café?—le ofrece John, para cambiar de tema y para que no vaya a dormir ebria, si no mañana tendría un fuerte dolor de Cabeza.
—Claro que si —responde con una hermosa sonrisa que lo deja embobado, pero minutos después cuando regresa con los dos cafés se da cuenta que Annie se quedó dormida en la mesa, así que se acerca a ella, la toma en sus brazos y la acuesta en la cama para que descanse y el como todo un caballero, toma su almohada y se va a dormir al sofá.