Todo el mundo reconoce que existen diez mandamientos. Sin embargo, para Connor Fitzgerald, héroe de la CIA, el undécimo mandamiento es el que cuenta:
" No te dejaras atrapar"
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CAPITULO 13
-- ¿ASE?
-- Sí, Agentes Secretos Extraoficiales, desligados de cualquier institución gubernamental. De ese modo la CIA puede llegar negar todo conocimiento de sus actividades si algo sale mal.
-- Por lo tanto el asesino es un agente en servicio activo de la CIA concluyó Lloyd.
-- Pareciera que sí. A menos de que resulte ser alguien que Helen Dexter jubiló hace unos días.
-- ¡Vaya! Ésa es una persona que nosotros deberíamos tener en nuestra nómina.
Hubo un silencio prolongado antes de que Jackson respondiera por fin dijo:
-- Señor Lloyd, ese hombre no traicionará a su antiguo patrón, sin importar cuánto se le ofreciera. Estuvo bajo mis órdenes en Vietnam y ni siquiera el Vietcong pudo sacarle nada. Él es quizá la única razón por la que todavía estoy con vida. En todo caso, Helen Dexter lo habra convensido de que sus órdenes provinieron directamente de la Casa Blanca.
-- Podríamos decirle que ella mintió -- manifestó Lloyd.
-- Eso solo pondría su propia vida en riesgo. No. Tengo que probar la participación de Dexter sin que él se entere de lo que nos proponemos. Y le aseguro que no va a ser fácil.
-- Y ¿cómo planea hacerlo?
-- Asistiré a su fiesta de jubilación. Habrá una persona ahí que lo ama más que a su patria. Y tal vez ella esté dispuesta a hablar. Estaré en contacto.
La comunicación se cortó.
En la casa de Connor:
Cuando Nick Gutenburg, el director adjunto de la CIA, entró en la sala de los Fitzgerald, la primera persona a la que vio fue a su predecesor, Chris Jackson, que charlaba animadamente con Joan Bennett. ¿Estaría Jackson revelándole para quién había trabajado en Bogotá? A Gutenburg le había gustado oír la conversación, pero primero tenía que saludar a sus anfitriones.
-- Trabajaré otros nueve meses en la compañía -- decía Joan -- Entonces tendré derecho a recibir mi pensión completa. Después de eso, espero reunirme con Connor en su nuevo empleo.
-- Acabo de enterarme hace poco -- comentó Jackson --. Parece el empleo ideal.
-- Su nombramiento todavía no es oficial -- aclaró Joan --. Sin embargo, puesto que Ben Thompson, el presidente del consejo de administración de Washington provident, los invito a él y a Maggie a cenar, creo que tiene asegurado el empleo.
-- ¡Qué gusto que hayas tenido, Nick! -- saludo Connor con afabilidad, mientras le entregaba un vaso de agua perrier. No necesitaba que le recordaran que Gutenburg jamás bebía un sorbo de alcohol. Se volvió hacia su esposa --. Maggie, te presento a Nick Gutenburg uno de mis colegas. Trabaja en...
-- Ajuste de siniestros -- interpuso Gutenburg de inmediato --. Todos nosotros vamos a extrañar mucho a su esposo en Maryland life, señora Fitzgerald.
-- Bueno estoy segura de que sus caminos volverán a cruzarse -- añadió Maggie -- ya que Connor aceptara otro empleo en el mismo ramo de negocios.
-- Todavía no he recibido confirmación -- acoto Connor --. Pero, en cuanto la tenga, tú serás el primero en enterarte, Nick.
La mirada de Nick Gutenburg volvió a Jackson; cuando este se apartó de Joan Bennett, Gutenburg cruzó la habitación para reunirse con ella.
-- Me dio mucho gusto saber que te quedarás en la compañía, Joan -- fueron sus palabras iniciales --. Pensé que tal vez querrías dejarnos para incorporarte al nuevo trabajo de Connor.
-- No, continuaré en la compañía -- repuso Joan, sin saber a ciencia cierta de cuánto estaba enterado el director adjunto.
-- Creí que, debido a que Connor seguirá en el negocio...
"Quieres ver que me sonsacas", pienso Joan.
-- No sabría decirte -- respondió ella con firmeza.
-- ¿Con quién está conversando Chris Jackson? -- preguntó Gutenberg.
Joan miró al otro lado de la habitación.
-- Es Tara, la hija de Connor.
-- A qué se dedica?
-- Está terminando su doctorado en Stanford.
Nick se dio cuenta de que perdía su tiempo al tratar de obtener información que valiera la pena de la secretaría de Con, así que, cuando Tara se aproximó al bar para volver a servirse una copa, Gutenburg se apartó de Joan sin decir otra palabra.
-- Me llamo Nick Gutenburg -- se presentó a Tara y extendió la mano -- Soy colega de tu padre.
-- Yo soy tara -- repuso ella --. ¿En qué área trabajas?
-- En ajuste de siniestros. Es muy aburrido en comparación con lo que tu padre hace -- aclaró dejando escapar una risita --. Por cierto, me dio gusto enterarme de su nuevo nombramiento.
-- Sí todavía no es oficial, pero... -- Tara se interrumpió cuando oyó un sonido estridente. Se volvió a ver a Chris Jackson, que golpeaba la mesa para llamarla a los invitados al orden.
-- Damas y caballeros -- empezó Chris --. Es un honor para mí proponer un brindis a la salud de dos de mis más viejos amigos, Connor y Maggie. A través de los años, Connor ha demostrado sistemáticamente ser el hombre con más posibilidades de meterme en apuros. Sin embargo, una vez que tienes problemas, no conozco a nadie mejor que te ayude a salir de ellos -- sus palabras fueron recibidas con un aplauso caluroso.
Gutenburg oyó Que su radio localizador zumbaba, y sin tardanza lo desprendió de su cinturón. El mensaje decía: TROY CUANTO ANTES. Salió de la habitación, tomó el teléfono más cercano y marca un número que no aparecía en ningún directorio. Ni siquiera hubo un timbrazo cuando una voz contestó:
-- Hábla la directora.
-- Recibí su mensaje, pero no hablo de una línea segura.
-- Yeltsin murió de un ataque al corazón hace diecisiete minutos -- informó Dexter --. Preséntense en mi oficina de inmediato -- se cortó la comunicación. Ninguna llamada procedente de una línea insegura a la oficina de Dexter duraba más de cuarenta y cinco segundos. Ella tenía un cronómetro en su escritorio.
Gutenburg colgó el teléfono y salió sigilosamente por la puerta principal, sin molestarse siquiera a despedirse de su anfitriona. Ya iba camino de Langley cuando Chris levantó su copa y dijo:
-- Por Connor y Maggie, y por lo que el futuro les depare.
Todos los invitados alzaron sus copas.
-- ¡Por Connor y Maggie!
En la Casa Blanca:
-- Le diré con exactitud de dónde procede mi información -- dijo Tom Lawrence --. Del propio presidente de Colombia. Me dio las gracias personalmente por haber influido en su elección.
-- Dudo mucho que eso pudiera considerarse como una prueba -- repuso Dexter, sin mostrar ningún indicio de alteración --. Pero, si está acusando a la agencia de llevar a cabo operaciones encubiertas sin su conocimiento, espero que no sea solo con base en la palabra de ese político sudamericano.
El presidente se inclinó.
-- Le sugiero, Helen, que escuche atentamente una conversación que se grabó en esta oficina en fecha muy reciente.