Soy Azahara y os voy a contar mi historia, aunque no lo creáis, todo lo que os voy a decir es real.
Nunca imaginé que dejaría mi casa, mi ciudad, mi familia y amigos, en fin en dejar mi vida para empezar otra en un lugar diferente donde solo conozco a un par de amigas y lo que menos esperaba era todo lo que me deparaba el futuro con seres increíbles pero reales.
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Capítulo 11. Verdades a medias.
Unai.
Espero impaciente su respuesta, no debo meterle prisa, se que quizás es difícil para ella hablar de algo tan privado y más con alguien que no conoce.
- Desde que tengo uso de razón siempre hemos sido lobos solitarios. - por fin empieza a hablar. - mi padre me dijo una vez que pertenecíamos a una manada, pero decidieron marcharse y vivir como humanos cuando cumplí tres años. - se sienta en el taburete que hay a mi lado. - no somos renegados, el Alfa de la manada no quería que nos marcharemos, pero mis padres insistieron. -
- ¿Sabes el motivo?. - tenía que aprovechar y sacarle toda la información ahora.
- No, solo sé que era lo mejor para nosotros, o eso me dijo mi padre. - respiró profundamente y continuó.- al abandonar la manada, nos quedamos solos, sin Alfa, sin protección.
- ¿Recuerdas el nombre de la manada?. -
*Ve despacio Unai.
*Callate Jon, sé lo que hago.
*Lía está nerviosa y siente miedo de que descubras la verdad.
*¿De qué verdad hablas?.
*No lo sé, no me lo quiere decir o no lo recuerda.
*Intenta averiguarlo.
Azahara habló cortando el enlace con Jon.
- Creo recordar algo como Luna Menguante. - estaba confusa.
Sabía quién era el Alfa de esa manada, tuve problemas con él hace tiempo, y también sabía que nadie se iba sin más de su manada, lo raro es que después de tantos años no hubiese hecho algo aún, seguramente que estaba esperando el momento indicado para vengarse.
Algo en ella no estaba muy claro todavía, no había sentido el lazo de unión, no podía decirle que era mi pareja destinada, primero tenía que saber más de ella, saber el por qué se fueron, que escondía Lía, no podía dejar sola, sin un Alfa que la protegiera, yo era más que su Alfa y tenía el derecho y el deber de protegerla, ya no solo como mi Mate, sino como loba.
Solo los renegados andaban por este mundo solos, y ella decía que no era una renegada, estaba seguro de que decía la verdad, era mi Mate y podía sentir algunos de sus sentimientos.
- Azahara, quiero que te unas a mi manada. -
- ¿Y eso porque?. -
- No eres una renegada, no puedes estar sin una manada. - aparte de eso porque eres mi luna, pensé para mí. - puedes unirte tú, si quieres puedo hablar con tu padre para que ellos también formen parte de ella. -
- Deja que lo piense, no es una decisión que se pueda tomar a la ligera. -
El silencio inundó la cocina, quería que se uniera ya, la quería a mi lado, pero no podía insistirle, quería que ella tomara su propia decisión.
- Está bien, cuando estés segura házmelo saber. -
Quería seguir hablando con ella, quedarme a su lado, pero no sacaría mucho más, lo mejor sería averiguarlo por mí mismo y después hablar con ella nuevamente, lo que le dije, eran verdades a medias, el unirse a mi manada era lo menos importante ahora mismo, ya que cuando fuera mi luna, sería también luna y reina de la manada, podía andar sola, pero Vladímir, el Alfa de Luna Menguante era el ser más desagradable y rastrero que existía en el mundo, y no me fiaba de él.
Termino de tomarme el café, me levanto y meto la taza en el lavavajillas, tenía que empezar a investigar lo antes posible, por eso me iría al despacho y llamaría a mi beta.
Estoy en la puerta de la cocina cuando me doy la vuelta, no me podía marchar sin oír su voz otra vez, ella aún estaba sentada, con la mirada fija en algo.
- Azahara, si necesitas algo ya sabes dónde encontrarme, estoy aquí para lo que quiera, sea la hora que sea no dudes en llamarme, tomate el tiempo necesario para pensar en mi proposición. -
- Gracias Alfa Unai. -
- Para ti, solo soy Unai. -
Salgo de la cocina y voy directo a mi despacho, en el camino llamo a mi beta para que se reúna conmigo.