En medio del desierto en una tierra enigmática nace nuestra protagonista. Ella era feliz, tenía una familia unida, y sueños que cumplir. Hasta que el destino la lleva por un rumbo que ella no se hubiera imaginado. Aprenderá sobre el dolor, la pasión, la esclavitud y el amor.
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Mi Mahtob
Capítulo 24
Mahtob iba deprisa hacia la salida, cuando sintió que la jalaron. Era Ali, él no se daba por vencido.
—No volverás con él, no lo voy a permitir. Vamos escapemos por la parte de atrás.—dijo Ali mientras la jalaba
—Ali te lo ruego, déjame ir. No hagas que el te mate, piensa en nuestra familia. Es un precio muy alto.—dijo Mahtob
—Lejos de él tendrá que resignarse, así como él exige que te resignes a no estar con nosotros.—dijo Ali mientras llevaba a Mahtob por la salida de atrás.
El guardaespaldas ya estaba ansioso, ya se había tardado Mahtob. Él no hablaba árabe cómo podría preguntar por ella. No tenía otra salida que ir a buscar a su jefe, se fue de inmediato a buscarlo a la tienda de Farid. Ali llevó hasta su auto a Mahtob, estaba seguro de que lo lograrían.
—Hermano por favor es una locura, si él nos encuentra nos matará a ambos.—dijo Mahtob muerta de miedo.
—Si así tiene que ser, pero no ganará. Confía en mi.—dijo Ali
Mahtob moría de miedo. Si los encontraba, él jamás volvería a confiar en su palabra. Una vez más, volvía a estar dividida. Además la vida de su hermano correría peligro.
—Perdóname Ali—.Mahtob se quitó el burka y salió corriendo del coche.
Mientras tanto el guardaespaldas llegaba hasta Pedro para decirle que la señorita Mahtob ya no había salido de la universidad.
—Pero que dices idiota, te dije que no la dejarás sola ni un momento. Más te vale que aparezca, esto te costará muy caro.—dijo Pedro
Danilo jamás lo había visto tan exaltado, hasta él temía en ese momento. Y también pensaba en Mahtob si en verdad escapó que dios la ampare.
—Danilo llama a todos que la busquen por todo El Cairo, tráiganla hasta mi. Cómo se atrevió a desafiarme.—dijo Pedro
Mientras Mahtob corría a La Ataba sin el burka fue reconocida por un cliente de su padre. También observó Ali detrás de ella, el señor fue de inmediato a hablarle a Mohamed.
—Mohamed que bueno que te encuentro, tu hija la exhibicionista está aquí en la Ataba y mire a Ali corriendo detrás de ella.—dijo el señor.
Como era posible pensaba Mohamed, Allah tenga piedad de ellos, él salió deprisa a buscar a ambos si su cliente esparcía el rumor, su hija estaría condenada a morir.
Mahtob chocó contra un vendedor de especias, tirando toda la mercancía, se hizo gran alboroto. Llamó la atención de Danilo que estaba aún en La Ataba. Al mismo tiempo llegó Ali y Mohamed a donde estaba Mahtob. Mohamed no podía creer que era su hija la que estaba frente a él. Dio gracias a Allah por verla a salvo.
—¿Que es este alboroto? Ali te has vuelto loco.—dijo Mohamed
—Por favor padre ella es tu hija no le des la espalda. Debemos ayudarla.—dijo Ali
Danilo aviso a su jefe que había localizado a Mahtob. Pedro de inmediato regresó para ir personalmente a buscarla. Mohamed se acercó a Mahtob.
—Cubre tu rostro antes de que alguien más te reconozca.—dijo Mohamed, estaba cometiendo una falta a lo que ordenaba el libro sagrado, estaba encubriendo a un pecador según el Corán.
—Padre, por el profeta que no huí, pero si no regresó con él. Los matará a todos.—dijo Mahtob.
Los tres estaban hablando castellano para que los demás en la Ataba no entendieran. Mohamed no podía contener el llanto y la emoción de ver a su luz de Luna. Mohamed la llevó hasta la tienda de Amin.
—Padre has enloquecido, ella arrastró nuestro nombre por la Medina. Debes entregarla al castigo.—dijo Amin
—Silencio Amin!.—dijo Mohamed
—Padre se que debes llevarme a la condena. Solo quiero volver a él y todo seguirá tranquilo. Él prometió protegerlos.—dijo Mahtob
—Hija ¿de quien nos va a proteger? ¿De él?—preguntó Mohamed, Mahtob sabía que si, así era.
—Padre la podemos sacar por suez ahí pueden ayudarme a llevarnos hasta Jerusalén con Moishe Sabba mi profesor. Él nos ayudará.—dijo Ali
Estaba Mohamed pensando en una solución. Pero no había tiempo, Pedro y sus hombres ya los habían encontrado.
—Vale, que hermosa reunión familiar y no estoy invitado.—dijo Pedro
Pedro había llegado hasta la tienda de Amin con todos sus guardaespaldas.
—Por Allah, tú estuviste aquí comprando Hiyab y bedlah. Mientras tú tenías a mi hermana. Eres un genio malvado.—dijo Amin
—Eres una basura, como te atreviste a robarte a mi hermana.—dijo Ali mientras lo tomo de la camisa, Danilo le puso la pistola en la cabeza a Ali.
—Suelta al señor, si no quieres morir aquí.—dijo Danilo
—Danilo por favor baja tu arma.—dijo Mahtob
—Por favor no es necesario esto, solo estaba hablando con mi hija.—dijo Mohamed
Mahtob sabía que era momento de despedirse de ellos, tal vez para siempre.
—Padre te amo, pero debo volver con él. Perdóname por haberte llenado de vergüenza.—dijo Mahtob
—No puedes irte con él hermana.—insistía Ali
—Ya te lo había dicho antes Ali se feliz y olvídate de mi. No puedo volver pertenezco a él. Tu terquedad casi hace que me reconozcan y me condenen a muerte. Piensa en nuestra familia.—dijo Mahtob a Ali.—Por favor Padre su bendición.—dijo Mahtob
—Que Allah siempre te guíe y cuide de ti, no olvides las palabras del profeta.—Mohamed le dio su bendición.—Hija tienes que ser fuerte, Allah guiará tus pasos.—dijo Mohamed, ella se abrazó de su padre
Pedro estaba furioso, tenía ganas de matar a todos en aquella tienda.
—Cariño tu tiempo en familia termino, vámonos.—dijo Pedro mientras le extendía la mano.
Mahtob camino hacia el. Tomó su mano. Volteó a verlos a todos por última vez.
—Siempre los voy amar.—dijo Mahtob con lágrimas en sus ojos, Mohamed se acercó para darle un burka a Mahtob.
—Que nadie la reconozca, cuida de ella. Es una buena mujer, yo la crié, y la eduque. Espero que algún día Allah te perdone por todo el dolor que trajiste a mi familia.—le dijo Mohamed a Pedro, Mahtob se colocó el burka y se marchó con él.
—Padre ¿por que no defendiste a tu hija? Debiste desafiar a ese hombre—preguntó Ali
—ya basta Ali, como es posible que mi hija sea más sensata que tú. Ella ya se resignó a que no puede volver mas. Así que más vale que te resignes, ya estoy cansado de tus señalamientos… Pero la verdad, se veía igual de hermosa que la última vez que la vi. Allah porque este castigo es tan grande, cuida a mi Mahtob. Que su vida esté llena de felicidad.—dijo Mohamed mientras lloraba por su hija.
Minutos después Mahtob y Pedro llegaron al avión, su silencio la ponía a temblar.
—Déjenos solos.—dijo Pedro
Todos bajaron del avión
—Explícame que fue todo eso, y convénceme que es verdad lo que vas a decir.—dijo Pedro
—Fue un arrebato de Ali, quería que huyéramos juntos. Yo le insistí que no. Cuando venía de vuelta a buscar al guardaespaldas él me jalo y me llevo hasta su coche. El burka no me dejaba soltarme de él. Así que estando en el auto. Me lo quite, para poder huír, y así buscarte. Mi padre solo me protegía de que la gente me reconociera, así él tuviera que ejecutar mi condena. Lo bueno que llegaste tu.—respondió Mahtob
—Toda una novela, con acción y todo. ¿por qué he de creerte?—pregunto Pedro
—Porque te jure tres veces que volvería y que no huiría. por qué te di mi palabra de casarme contigo, aunque soy mujer. Mi padre me dijo que también mi palabra valía.—respondió Mahtob mientras se ponía de rodillas
—¿Que haces?—preguntó Pedro
—Pagaré mi falta con los azotes que me quieras dar.—dijo Mahtob, tenía que convencerlo para que dejara tranquila a su familia
Pedro no podía creer que estaba dispuesta a sufrir el castigo por algo que no cometió.
—Prometí que nunca te lastimaría o violentaría. Levántate.—dijo Pedro mientras le extendía la mano.
—Perdona la vida de mi hermano, su único pecado es amarme tanto. —dijo Mahtob
Pedro no podía creer el poder que tenía ella sobre él, veía la honestidad en todo su esplendor. Esperaba que algún día ella le mostrara ese amor tan devoto que profesaba a su familia, pero esta vez hacia él.
—Te creo cariño, no le haré nada a tu familia.—dijo Pedro
Después pidió que todos subieran al avión y emprendieran el viaje de vuelta. Mahtob miraba por última vez su hogar porque después de lo que sucedió dudaba mucho que él la volviera a llevar.