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Hasta Que Nuestras Vidas Se Apaguen

Hasta Que Nuestras Vidas Se Apaguen

Status: En proceso
Genre:Amor a primera vista / Dominación / Malentendidos / Diferencia de edad / Pareja destinada / Casada con el millonario
Popularitas:43.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Marîana Ibañéz

Alejandra quien a sus 5 años fue alejada de su padre por el echo de ser la hija de una empleada y nacida fuera del matrimonio. La quiso proteger de la humillación y del maltrato, la llevó a vivir a Colombia con su familia materna. La cuido y velo por ella desde la distancia sabiendo que era la hija de su gran amor. Después de 20 años creció como una hermosa mujer, educada y valiente. Una hermosa joya... quien será la presa de un delicioso hombre que la absorberá y amará hasta que sus vidas se apaguen.

NovelToon tiene autorización de Marîana Ibañéz para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Empezó el juego.

El sol se filtraba entre los ventanales del restaurante con un brillo dorado, bañando la mesa donde lo esperaban dos tazas de café humeante.

El señor Callahan estaba ahí, con su camisa blanca bien planchada, los primeros botones abiertos y el reloj de cuero que su hijo solía robarle cuando era adolescente. No tenía cara de jefe hoy. Tenía cara de padre.

Callahan Jr. llegó puntual, impecable como siempre, pero con ese gesto que solo mostraba cuando lo sacaban de la cama antes de las nueve.

— ¿Otra vez este lugar? — Dijo, dejándose caer en la silla. — Juro que el chef te da comisión. — El señor sonrió sin levantar la vista del menú.

— El chef me debe una vida. Pero vine por ti, no por él. — Callahan alzó la ceja, tomó su taza.

— ¿Qué te dijeron? — Preguntó con calma, directo. El señor lo miró con tranquilidad. Años de experiencia pesaban en sus gestos, pero no en sus ojos, que seguían vivos, agudos.

— Nada que no supiera desde antes. Miles me habló de ella… pero quise escucharlo de ti. — Silencio. Un segundo. Luego, el hijo dejó la taza con suavidad.

— Sí. Hay una candidata.

— ¿Nombre?

—Alejandra Espinosa. Colombiana. 25 años. Inteligente. Independiente. Ambiciosa, pero no arrogante. — El padre lo escuchaba con atención, sin interrumpir.

— ¿Y?

— Y me interesa. No solo profesionalmente. Pero lo estoy manejando con calma. — Agregó antes de que su padre hablara.

— Me alegra. Pensé que ibas a tomar otro año más posponiéndolo con excusas. — Callahan sonrió apenas.

— Tenías miedo de que me volviera como tú. — El señor se recostó con una sonrisa nostálgica.

— No. Tenía miedo de que no aprendieras a ser tú sin copiarme. Por eso me retiré. Para dejarte espacio. Para ver si te hacías hombre por cuenta propia. — Callahan lo miró un momento, en silencio.

— Me hiciste un hombre, viejo. Pero eso no significa que sepa amar a una mujer. — El padre lo sostuvo con la mirada, firme, pero sin juicio.

— No necesitas amarla todavía. Solo no la destruyas mientras aprendes. — Se quedaron callados unos segundos, hasta que el camarero interrumpió con los desayunos. — Por cierto, — Dijo el señor Callahan mientras servía azúcar en su café. — Esa chica… tiene unos ojos intensos. Y una risa que no se compra. — El hijo lo miró sorprendido.

— ¿La has visto?

— En un video. En una fiesta. No me preguntes cómo. Solo... no te duermas. No es de las que se quedan esperando. — A sus 51 años, el señor Callahan era el tipo de hombre que no pasaba desapercibido.

Ni cuando llegaba. Ni cuando se iba.

Tenía el cabello ligeramente canoso, peinado hacia atrás, y una barba perfectamente cuidada que le daba ese aire maduro que no envejece, sino que impone. Llevaba camisas de lino abiertas hasta el tercer botón, pantalones bien planchados, y un reloj clásico que no usaba para ver la hora. Caminaba con la lentitud elegante de quien no tiene apuro… porque ya vivió su guerra, y la ganó.

No era un hombre retirado por vejez. Se apartó por elección, por necesidad de silencio, por sabiduría.

Porque había cumplido su misión más importante: criar a su hijo.

No quiso hijos múltiples. No le interesaron otras familias.

Puso todo lo que tenía —lo bueno y lo malo— en formar a su hijo.

Y aunque su método fue duro, fue efectivo.

No quería un hijo obediente. Quería un hombre que pudiera sostener el mundo sin que se le quebrara el alma.

Y lo logró. Su hijo podía ser frío, pero no cruel. Distante, pero no insensible.

El señor Callahan veía eso y, aunque no lo decía, se sentía orgulloso.

Ahora vivía solo en su apartamento, rodeado de obras de arte, muebles antiguos y una cocina que casi no usaba. Desayunaba café fuerte, leía periódicos físicos, y salía a caminar sin escoltas.

Recibía visitas contadas. A veces, alguna amante.

Nada constante. Ningún lazo.

Prefería el sabor breve de la compañía a la rutina de una pareja.

Su placer estaba en los silencios. En las conversaciones sin palabras con su hijo.

En ver cómo su retoño toma decisiones. Cómo lo desafía. Cómo lo supera.

Porque esa era la verdadera herencia: no dejarle cosas, sino dejarle carácter.

Y aunque no lo diría en voz alta… lo único que quería ahora era verlo amar.

No por debilidad, sino porque sabía que si su hijo entregaba a alguien, lo haría con una intensidad feroz.

De esas que sólo se aprenden cuando el corazón se forja con fuego.

Callahan Jr. le sostuvo la mirada, afilado. Se recostó en la silla con esa mezcla de arrogancia y curiosidad que sólo se le despertaba cuando su padre hablaba con ese tono. Ese que significaba que venía algo.

— Dilo. — Exigió, sin rodeos. — ¿Qué viste? — El padre sonrió, tranquilo. No era una sonrisa amplia, ni de burla. Era esa sonrisa de lobo satisfecho, que sabe que la presa ya entró al campo.

— Vi el video. — Dijo, como si fuera un comentario trivial.

— ¿Qué video? — Su hijo no tenía paciencia para rodeos. Su tono se endureció, sin alzar la voz.

— La chica. Alejandra. Estaba bailando. Vestido vino tinto, sonrisa suelta. Alguien la grabó en el club donde estuvo hace unos dias y me lo enviaron. No preguntes quién, sabes que siempre hay ojos donde deben estar. — Respondió el padre, sin dejar de mirar su taza.

Callahan Jr. se tensó levemente. Cerró la mandíbula. Ese video no lo había visto él. Ella no sabía que la estaban grabando. Y su padre… ya había puesto los ojos sobre ella antes que él pudiera siquiera decidir si valía la pena.

— ¿Por qué no dijiste nada?

— Porque tú tenías que verla primero con tus ojos, no con los míos. Yo ya sé lo que vi. Pero no estoy aquí para quitarte eso. Sabes cómo funciona esto. — Dijo el padre. — Yo sólo limpio el campo, no juego el partido. — Un silencio pesado se acomodó en la mesa. Callahan bajó la mirada, procesando. Su padre nunca se metía. Observaba. Protegía sin estorbar. Era parte del pacto implícito que ambos habían construido con los años.

— ¿Y qué viste en ella? — Preguntó con evidente curiosidad al final, casi como quien quiere confirmar lo que ya intuye.

El padre lo miró, ahora sí con seriedad.

— Vi una mujer con fuego. No es perfecta. Pero tiene algo… algo que puede romperte el ritmo. No sé si eso es bueno o malo. Tú sabrás si estás listo para bailar con eso… o quemarte. — Su hijo no respondió. No tenía que hacerlo. Pero en su pecho, algo se removió.

Ella ya era tema de conversación en esa mesa.

Y eso significaba que el juego había empezado de verdad.

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Martha Beatriz Diez Ticle
buen trabajo, estoy esperando el final para dar una total opinion
Maia
Perdón!!! Ya te actualizo querida.
Discul9en tod@s chicas..
Alba Goyo
Esa tóxica q no dure muchosssss x favor escritora 🤔muy hermosa tu historia y muy bien presentada 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻💗❣♥️🌻🥀🪴/Heart/
Maria Rosa Grisinco
Porqué no siguieron publicando está historia, creo que los lectores nos merecemos un poco de respeto, si no la van a seguir al menos avisen y no que uno sigue esperando, gracias.
Alba Goyo
Tremendo capitulo escritora 👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼disfrutando la lectura ❣💗😍olvido✍jejeje 🙈
Alba Goyo
Desde inicio sin poder dejar de leer👏🏻👏🏻🥰💞♥️👏👏👏👏
Elena Anabel Moreno
me gusta este capitulo pero siento que es una mezcla de 50 sombras de gray y de 365 días jajaj ya mi imaginación me distrae jajaja pdtt muy buena la historia 💙
mariela
Ese juego de seducción de Graham y Alejandra me encanta esa complicidad que hay entre ellos ese amor y lo posesivo me fascina que hará Graham con esa lencería provocativa que le dejo que sorpresa le tendrá.
Yandisita Perea maturana
los dos le van a dar como a zapato con barro
Maia: Jajajaja 😆 🤣
total 1 replies
Mary Ney
Son morocho y padre lo separó o estoy equivocado /Smile/
Mary Ney
Más capítulos por favor /Smile/
mariela
Graham posesivo loco es tanto lo que cela a Alejandra que no deja que su hermano la vuelva a tocar jajajaja loquito
mariela
Antonio Smith no es una pera en dulce no le importa lo que diga Lian Smith así es que no se deje y ahora conocerá a su hermana.
mariela
Hermoso mensaje de como esposos e hijos honran a ese ser que es Madre felicidades a todas las personas que lo son 👏👏👏
Mary Ney
gracias escritora si es madre Feliz día de las madre es un hermoso capítulo de amor /Smile/
Mary Ney
Que bueno Leonor que le cante sus verdades a ese manipulador la mejor decisión es alejarte de ese bueno para nada/Smile/
mariela
Por fin Leonor dejo de ser la sumisa de Liam Smith y le canto las verdades ella quiere a su hijo viendo el ejemplo de manipulación de su padre.
Andris Elizabeth Leañez Lozada
ya Ale no tiene vuelta atrás desde q s vieron por primera vez el supo q era d el y ahora más q lo va a conocer en todo su esplendor graha y Ale son el uno para el otro
Adriana Romero
Realmente retadora hacia Graham y hacia ella misma, el conocimiento da poder y que mejor que experimentar con su esposa, cada prenda, implemento, las palabras para parar, es confianza en tu pareja, es respetar los límites, disfrutar de cada toque y sentir de otra manera, Graham la hará recorrer el camino de BDSM para sentirse seguro de que ella está a gusto 😉 y poder avanzar, para llevarla a ese lugar
mariela
Alejandra es atrevida, retadora y sobre todo enamorada de Graham para entrar a ese mundo oscuro del BDSM veremos hasta donde llegarán y se entenderán.
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