UN ALFA CON DOS LUNAS

...Yulexi....

Ver a mis peores enemigos cara a cara me llenó de un sentimiento que no había experimentado. La maldita que me robó el amor de mi príncipe estaba aquí. Pero no era la Evelin que yo conocí, había algo diferente en ella.

— Hola Evelin, ¿cómo has estado.? — Mejor que yo seguro que si. — Victoriano, ¿ahora sí sabes quién soy.? — ¿O será que el Imbécil aún no me reconoce.?

— Yulexi., ¿cómo no me dí cuenta.? — Yo tampoco lo entiendo. Pero es lo que menos me importa.

— Es que estuve de vacaciones durante 190 años. Por eso. — Sonreí y dije mis palabras con mucho pero mucho sarcasmo.

— Entonces es verdad, ¿ella es tu maté.? — Le pregunto el lobo apestoso. O si lo prefieren pueden llamarlo Javier, así lo nombraron sus padres.

— Si. — Respondió Victoriano.

— Pero las cosas no son cómo el te las dijo, yo jamás lo perseguí, nunca estuve obsesionada con el. Tú padre alteró la verdad a su conveniencia. — Era momento de limpiar mi nombre y mi reputación.

— No trates de lavar el cerebro de mi hijo maldita bruja. — Evelin no tardó mucho en perder los estribos.

— Te prohíbo que le hables así. — Y lobito apestoso no tardó en defenderme.

Evelin palideció.

— Quiero sabe lo que realmente pasó. — Pidió Javier. Sus padres se quedaron callados. Sí ellos no iban hablar lo haría yo. No me importa mucho lo que Javier piense de mi, ésto lo hago por mi amor propio. — ¿Nadie dirá nada.? — Preguntó el con impaciencia.

— Yo te diré lo que pasó. Tu padre y yo nos vimos por primera vez en un torneo. Luego terminé en el hospital por culpa de tu madre, cuando desperté tú padre estaba siendo coronado. Me dijo que yo era más importante que tú madre, pero que el consejo no me aceptaba por ser mitad vampira y mitad bruja, me hizo renunciar a mi magia, y luego me aventaron al mar para que muriera ahogada.

Los ojos de Javier se pusieron rojos.

— ¿Eso es verdad.? — No se para que les pregunta, el obvio que ellos no le iban a decir la verdad.

— ¿Cómo puedes creerle a ella?, somos tus padres. — Dijo el imbécil de Victoriano. Sabía que ellos no aceptaría con tanta facilidad sus culpas. Menos ahora que saben lo importante que soy para lobito apestoso.

— Unos padres mentirosos.— Parece que Javier si creyó en mi.

— No sé cómo no te maté con mis propias manos. — Evelin mostró su verdadera cara.

— Largó de mi casa, no los quiero volver a ver.

— Hijo no puedes hacer eso, somos tú familia, ella es...

— Ella es mi maté, mi vida, mi prioridad, nunca pondré nada antes que ella, incluyendo a ustedes. Fuera de mi casa.

Debo admitir que sus palabras me llenaron el corazón.

— Ella ni siquiera está marcada. Entiende que ella no te quiere. Tal vez aún esté enamorada de mí.— ¿Yo enamorada de él.? No estoy loca, amar a alguien cómo tú sería igual a no amarme a mi misma.

Javier enloqueció y golpeó a su padre. Eso no me gustó, digo Victoriano lo merece pero no por eso es agradable ver a un hijo golpeando a su padre. Fui con Javier y lo detuve.

— No lo hagas. Por favor. — Tomé su mano.

— Nunca vuelvas a decir que mi luna te quiere, ella es mía. — ¿Y dale con que soy tuya.? Parece que aún no entiende qué no quiero estar con el. Ya sabe lo mucho que odió a sus padres. No sé porque sigue aferrándose a esta unión imposible.

— Te vas arrepentir de la decisión que tomaste hoy. — Amenazó su padre.

— Nunca lo haré, la prefiero a ella antes que a una familia cómo ustedes. — Gracias por la preferencia pero no es necesaria.

— El consejo nunca va permitir que seas rey. — Si Javier, es mejor ser rey que amar a alguien que no te puede corresponder. Yo entiendo que seas igual a tu padre y prefieras el reino antes que a mí.

— No me importa muy poco ser rey, sólo quiero estar con ella. — ¿Qué acaba de decir.? ¿Está seguro de eso. De verdad me sentí bien cuándo lo dijo. Pero rápidamente volví a mis sentidos.

— Hijo ésto... — Evelin intentó persuadir.

— Vete madre.

— Hijo.

— Vamos. El no entiende de razón en éste momento. — Los destructores de vida se fueron y Javier volteó a verme.

— No debiste hacer eso. De todos modos voy a rechazar tú propuesta.

— Te amo. No importa cuánto me rechaces. Estaré ahí hasta que pueda entrar a tu corazón. —Fue lo único que dijo y me abrazó fuerte.— Lamentó todo lo que mi familia te hizo. A parti de hoy no tendrás que preocuparte por nada, te haré muy feliz, voy a compensar todo el daño que ellos te hicieron.

— ¿Me dejarás ir.? — Esa es l mejor forma de compensarme.

— No me pidas eso, sabes que no puedo vivir sin ti. No te marcaré si es lo que te preocupa.

— Quiero estar con mi familia.

— Yo soy tú familia.

— Mis padres son mi familia. Por favor, quiero ir con ellos. Ya estuve mucho tiempo sin ellos.

— Te llevaré si prometes no romper la unión conmigo y darme una oportunidad.

— Javier yo ...

— Tú debes aceptar que la diosa luna nos hizo el uno para el otro.

— Yo todavía dudó sobre lo que ella hacé. Pero lo pensaré, ahora déjame volver.

— Iré contigo, quiero conocer a mis suegros.

— No lo son. — Aclaré con molestia.

— Pero lo serán.

— Sigue soñando.

— Soñar no cuesta nada.— Intentó besarme pero la detuve.

— Te daré una oportunidad, pero vamos despacio.

— Gracias luna, gracias, gracias, gracias.— Me dió vueltas en el aire. Se veía muy feliz, yo no lo estaría, digo, acaba de terminar su relación con sus padres y está feliz, esté chico es raro.

— Bájame ya y vamos con mis padres.

— Haré maletas.

— Bueno.