Stefano Messina es el nuevo Capo de la ´Ndrangueta, un cargo que nunca pensó que tendría. Para seguir siendo el jefe debe cumplir las reglas que le ha impuesto su hermano, siendo la más importante mantenerse alejado de Inés Guzmán. La dueña de sus fantasías más perversas.
¿Podrá hacerlo o caerá ante la dulzura de la única mujer que no puede tener?
NovelToon tiene autorización de Yesenia Stefany Bello González para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Volar lejos
Inés
Me siento sobre mi maleta para cerrarla, pero ésta no baja lo suficiente.
–No puedo creer que te vas –dice Fran mirándome desde el umbral de la puerta.
–Ni yo –digo con sinceridad–. Todavía no puedo creer que me hayan aceptado en la universidad de Nueva York. Creo que una parte de mí teme que haya sido un error y lo descubra cuando vaya a matricularme.
–No seas tonta, Nessy. Claro que te aceptaron. Siempre has sacado las mejores calificaciones.
Comienzo a saltar, todavía sentada, sobre mi maleta, pero nada pasa.
Gruño furiosa.
–Podrías intentarlo.
–¿Me estás diciendo gorda? –pregunta Fran con indignación.
–No estás gorda, pero tienes peso extra en este momento y lo necesito –digo mirando su barriga.
Mi hermana tiene cuatro meses de embarazo y se niega a aceptar que su cuerpo está cambiando y a renovar su guardarropa.
–Muévete –masculla.
Me muevo y ella se sienta sobre la maleta, y por fin baja los centímetros necesarios para poder cerrarla.
–Gracias, Franny y gracias, Massimo –digo acariciando la parte más alta de su barriga.
–No vas a estar aquí para conocer a tu sobrino –dice mientras la ayudo a incorporarse.
–Viajaré.
–No es lo mismo. Ya no nos veremos todos los días –susurra y sus ojos se llenan de lágrimas.
Me rio.
–Pobre de mi cuñado. Entre su trabajo y tus hormonas terminará enloqueciendo.
–Voy a extrañarte mucho, Nessy.
–Y yo a ti también, pero quiero empezar a vivir mi vida. Quiero aprender, quiero equivocarme… Quiero descubrir quién soy. ¿Puedes entenderlo?
Franny asiente y me abraza con fuerza.
–Tienes que llamarme siempre.
–Lo haré –le aseguro.
–¿Todo bien? –pregunta Dante, quien entra a mi habitación.
–Tu esposa y sus hormonas –digo.
Dante coloca sus dedos índice y corazón contra su sien, simulando un disparo y yo me rio.
–Sé lo que estás haciendo –dice Fran molesta–. Tengo todo el derecho del mundo a estar triste, mi hermanita se va a otro país.
–Cariño –dice mi cuñado acercándose a Franny–. Tenemos el Jet, podemos ir a verla cuantas veces queramos y Nessy puede viajar también.
–Lo sé, pero no es lo mismo. Ya no estará aquí –se defiende mientras seca sus lágrimas, impidiendo que Dante lo haga.
Mi cuñado suspira antes de girarse hacia mí.
–Las llaves –dice antes de ponerlas en mi mano.
–Oh, genial. ¿Les avisaste a tus padres y a tu hermano que estaré ocupando el departamento?
–No es necesario porque no te quedarás en ese departamento.
–¿Ah?
–Te compré un departamento cerca de la universidad –dice encogiéndose de hombros.
–¿Me compraste un departamento? –pregunto sin entender.
–Sí. Será más cómodo para ti. Además, el otro departamento lo está usando Stefano cuando va a la ciudad, así que pensé que sería mejor que tuvieras tu propio hogar.
–¿Un departamento?
–Sí.
–No debiste, Dante. No tengo problemas en compartir el espacio con Stefano o tus padres. Prácticamente lo usaré solo para dormir. Tendré clases y buscaré un trabajo a medio tiempo.
–Sabes que eso no es necesario –empieza mi hermana, pero la detengo levantando mi mano.
–Franny, no quiero tener esta conversación nuevamente. Ese dinero no es mío porque no he hecho nada para ganármelo.
–Todo lo nuestro es tuyo –dice Dante y mi hermana asiente.
–Quizá más adelante cuando pueda ser un activo para ustedes me sentiré merecedora de ese dinero, pero ahora no. Quiero sentirme útil, quiero poder mantenerme por mi misma y ustedes prometieron que me dejarían.
–Lo prometimos, pero… –empieza Dante.
–No lo parece. ¡Me compraste un departamento! Eso no era parte del trato.
Dante se sienta en mi cama y respira profundamente.
–¿Qué te parece si nos pagas renta por usarlo?
–Me sentiría mucho mejor –digo con una enorme sonrisa.
Dante mira a Franny y ésta asiente.
–Está bien, eso haremos. –Comienzo a dar saltos como una niña pequeña–. Pero si necesitas nuestra ayuda debes decirnos.
–Lo haré –digo antes de darle un enorme abrazo–. Gracias –susurro.
–Tienes que cuidarte –me pide.
–Lo juro.
–¿Tienes todo listo? –pregunta.
Miro a mi alrededor y asiento.
Dante se pone de pie y toma mis dos maletas.
–Las cargaré en el auto –dice antes de salir con ellas.
Tomo mi bolso de mano y la foto de mis padres que tenía sobre mi mesa auxiliar.
–Estoy lista –le digo a mi hermana.
Fran toma mi mano y caminamos juntas hacia el garaje.
*****
Fran me abraza antes de embarcar. La siento temblar contra mi pecho y luego la escucho llorar.
Mi corazón duele al saber que está sufriendo por mi culpa.
–Estaré bien, Franny.
–No quiero que te vayas –dice y se aferra a mí con más fuerza–. Voy a extrañarte demasiado.
–Yo también te extrañaré, pero te llamaré todos los días –juro–. Haremos videollamadas y será como si estuviéramos en distintas habitaciones y no en distintos países.
–Te amo, Nessy.
–Yo también te amo, Franny.
–¿Vas a volver?
–Voy a estudiar para ser útil para Sinaloa, por supuesto que voy a volver.
Dante se acerca a nosotras.
–Fran, tienes que dejarla partir –le dice–. Nessy estará bien.
–Lo sé, es solo que… No puedo creer que vaya a dejarnos –devuelve mi hermana mientras me abraza con todas sus fuerzas.
Miro a Dante por ayuda, ya que apenas puedo respirar.
–Cariño, Nessy debe tomar su avión o lo perderá –le dice mientras trata de alejarla de mí.
Respiro profundamente cuando por fin me suelta.
Abrazo a Dante.
–Cuídala –le pido.
–Sabes que lo haré –devuelve y sonrío.
Por fin mi hermana tiene un hombre a su lado que hará hasta lo imposible por hacerla feliz.
Tomo la mano de mi hermana.
–Volveré para conocer a Massimo.
–¡Falta mucho para eso! –devuelve entre sollozos.
–El tiempo pasará volando –la consuelo.
Por el altavoz hacen el último llamado para mi vuelo.
–Debo irme.
Fran suelta mi mano y se abraza a Dante.
–Llámanos cuando llegues al departamento –exige mi cuñado.
–Llámanos cuando el avión aterrice –insiste mi hermana.
Asiento antes de continuar. Entrego mi pasaje y volteo a verlos una última vez. Sonrío al ver a Dante abrazando y consolando a mi hermana.
Me despido con la mano una última vez con la certeza de que Franny estará bien. Tiene a Dante a su lado.
*****
El avión acelera por la pista y luego de unos minutos comienza a elevarse hacia el cielo. Miro por mi ventana y veo como todo se hace cada vez más pequeño.
Entre más me alejo de la ciudad que me vio nacer, más feliz me siento.
Hoy empezaré a vivir mi propia vida. Hoy por fin soy libre.