En los misteriosos bosques del Imperio de Thaloria, Zaida despierta en un carruaje, sin memoria y rodeada de desconocidos. Pronto se encuentra en medio de una lucha por la libertad liderada por la valiente princesa Ariadne y sus caballeros.
Pero su destino toma un giro inesperado cuando Zaida encuentra un misterioso collar y libera a Anika, una poderosa bestia divina encerrada en su interior. A medida que la relación entre Zaida y Anika se desarrolla, enfrentarán desafíos y complicaciones, mientras Anika se convierte en una fiel sirviente de Zaida.
Mientras descubre oscuros secretos y poderes ocultos, Zaida atrae la atención de varios príncipes del reino, cada uno con sus propios intereses y motivaciones.
Nota: está es una historia que salió de mi cabeza xd, pero probablemente sufra modificaciones, aún cuando ya esté publicado (es que soy mujer y no sé lo que quiero jajaja) que la disfruten :)
Extra: Contiene imagenes para una mejor imaginación :3
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CAPITULO 23 - Encuentro con Charlott
Anika, siendo una niña, se encontraba en un lugar completamente blanco, sin nada alrededor. A lo lejos, divisó la figura de su hermano mayor Kael, iluminando todo con su resplandor. Su corazón se llenó de alegría y comenzó a correr hacia él.
—¡Kael! ¡Kael! —gritaba Anika, con los ojos brillantes de emoción.
Sin embargo, cuanto más corría, más se alejaba Kael, y el lugar comenzaba a tornarse oscuro. La pequeña Anika gritaba su nombre, pero su voz se perdía en el vacío.
De repente, unas cadenas surgieron de la nada, atrapándola por las muñecas y los tobillos. Anika se asustó y trató desesperadamente de liberarse.
—¡No, no! ¡Kael, ayúdame! —clamaba, con lágrimas en los ojos.
Al mirar hacia atrás para ver qué la retenía, vio un collar gigante, el mismo que ahora lleva Zaida. En el centro, en lugar del zafiro rojo, había un ojo rojo, con una pupila que la observaba fijamente.
Anika gritó de terror, pero cuando volvió a mirar hacia donde estaba su hermano, ya no había nadie. Las cadenas la arrastraban hacia la oscuridad, mientras el ojo del collar la miraba. El pánico se apoderó de ella mientras las cadenas la arrastraban más rápido hacia la negrura total.
—¡No! ¡Por favor, no! —gritaba Anika, llorando desesperadamente.
La pupila pasó de normal a una pupila con una raya, como los ojos de un gato, y las cadenas arrastraron a Anika lo más rápido posible.
—¡Kael, ayúdame! ¡No me dejes! —
El ojo la terminó absorbiendo.
Anika se despertó de golpe, dándose cuenta de que todo había sido un sueño, pero ahora estaba transformada en su forma original, un tigre. Al escuchar los sonidos agitados de Anika, Zaida se levantó rápidamente de su cama y corrió hacia donde estaba Anika.
—¿Anika? —preguntó Zaida en voz baja, tratando de calmarla.
Anika, agitada, se convirtió de nuevo en humana, respirando con dificultad, como si le faltara el aire. Se sentó en el suelo de la habitación, tratando de calmarse.
Zaida se arrodilló a su lado, observando con preocupación cómo Anika intentaba recuperarse.
—Anika, tranquila. Solo fue un sueño. Todo está bien —dijo Zaida, poniendo una mano sobre el hombro de Anika.
Pero Anika seguía asustada, mirando el techo, los pequeños adornos colgados, la silla y todos los detalles de la habitación, intentando convencerse de que todo lo que había visto fue solo un sueño.
Zaida notó que Anika seguía agitada, así que tomó su rostro suavemente entre sus manos y le dijo con firmeza:
—Anika, mírame —.
Anika, aún temblando, dirigió su mirada hacia Zaida.
—Fue solo un sueño. Estás a salvo. Todo está bien —repitió Zaida, mirándola a los ojos.
Anika finalmente comenzó a calmarse, su respiración se hizo más regular y dejó de temblar. Zaida la abrazó con fuerza, tratando de transmitirle toda la tranquilidad que podía.
—Fue tan real... —dijo Anika, con la voz aún temblorosa.
—Lo sé. Los sueños a veces pueden parecer muy reales. Pero estás aquí, conmigo. No tienes nada que temer —respondió Zaida, acariciándole el cabello.
Anika se había calmado, pero aún seguía pensando sobre eso. Se convirtió en un pequeño tigre blanco. Zaida la vio y la abrazó con fuerza. Anika se acurrucó en ella. Zaida no dijo nada, solo la acompañó acariciándola. Después, Letio tocó la puerta.
—Zaida, el Príncipe ha despertado. Necesita su desayuno —dijo Letio desde la puerta.
Zaida sabía que tenía que llevarle el desayuno, así que le dijo a Letio que ya iba. Él se fue, y Zaida le dijo a Anika que tenía que salir, dando a entender sus deberes. Anika saltó y se convirtió en humana.
—Puedes quedarte en la habitación si quieres —respondió Zaida.
—No, no... la acompañaré, como siempre lo he hecho —decidió Anika.
Zaida asintió, pero aún le preocupaba su amigo. Ambas salieron. Zaida fue por el desayuno y se dirigió a la habitación de William. Justo antes de llegar, vio llegar una paloma. Letio extendió la mano y la recibió.
—¿Qué es eso? —preguntó Zaida, sorprendida.
—Son palomas mensajeras. Están entrenadas para mandar mensajes —explicó Letio, quitando la carta de la paloma.
Zaida se sorprendió, ya que jamás había visto algo así. Letio le pidió a un guardia que alimentara a la paloma, mientras él y Zaida se dirigían a la habitación de William. Zaida colocó la comida sobre una mesa y Letio informó a William sobre la carta.
—Alteza, ha llegado una carta del Principe Cassian —dijo Letio, entregándosela.
William la recibió y comenzó a leer el contenido.
Querido William,
Espero que esta carta te encuentre bien. Han pasado solo unos días desde mi partida, pero ya extraño nuestras conversaciones y la camaradería que compartimos. Quiero mantenerte al tanto de la situación aquí en Esmiria.
Mi llegada al reino fue sin contratiempos, pero al ver a mi padre, el Rey, supe que la situación era más grave de lo que me habían contado. Mi padre ha sido diagnosticado con fiebre reumática. Aunque los médicos aseguran que con el tratamiento adecuado y descanso podrá recuperarse, su estado actual es muy débil. Esta noticia ha sido un duro golpe para mi madre, y puedo ver la tristeza en sus ojos cada vez que observa a mi padre.
Además, hay otra noticia que ha añadido más complejidad a nuestra situación. Mi madre está embarazada. Esta debería ser una razón de alegría, pero dadas las circunstancias, solo ha aumentado su preocupación y la mía. Debo asumir más responsabilidades de inmediato, y entre ellas, se me ha hecho saber que debo considerar seriamente el matrimonio para asegurar la estabilidad del reino. Mi madre y el consejo creen que una alianza fuerte a través del matrimonio podría ser crucial en estos tiempos inciertos.
No puedo evitar pensar en lo que me dijiste sobre tu propio matrimonio arreglado. Ahora comprendo mejor la presión y la responsabilidad que conlleva. Sé que tanto tú como yo preferiríamos seguir nuestros propios caminos, pero a veces el deber hacia nuestros reinos debe prevalecer.
Quisiera saber más sobre tu situación y cómo llevas adelante tus obligaciones. Tu consejo sería invaluable para mí en estos momentos.
Por favor, cuídate y mantente fuerte. Espero con ansias el día en que podamos reunirnos de nuevo y compartir nuestras experiencias.
Con afecto y respeto,
Cassian.
William suspiró al leer la carta, consciente de la gravedad de la situación de Cassian y de las responsabilidades que ambos compartían. Letio y Zaida se miraron entre ellos, preocupados por Cassian. Anika también se preocupo, esperando que Cassian no perdiera a su padre, a su familia.
—Esto es complicado —murmuró William, dejando la carta a un lado.
—¿Hay algo que podamos hacer para ayudar, Alteza? —preguntó Letio.
—Por ahora, solo podemos apoyarlo desde aquí —respondió William, tomando papel y pluma para redactar una respuesta a Cassian. Tras unos momentos de reflexión, comenzó a escribir.
William al terminar, selló la carta. Se la entregó a Letio para que se asegurara de que fuera enviada de inmediato.
—Envía esto a Cassian cuanto antes. Es importante que sepa que no está solo en esto —dijo William.
—Así se hará, Alteza —respondió Letio, tomando la carta.
Zaida observó con atención, comprendiendo la gravedad de la situación.
—Si necesita algo más, solo hágamelo saber, Alteza —dijo Zaida.
—Gracias, Zaida. —respondió William, dándole una sonrisa de agradecimiento.
Mientras Letio se dirigía a enviar la carta, William y Zaida se prepararon para afrontar el día, cada uno llevando consigo el peso de sus propias responsabilidades y preocupaciones.
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Cassian se encontraba en los pasillos del Castillo, dirigiéndose a la oficina de su madre para tratar asuntos que necesitaban de su autorización. Al llegar, notó algo inusual: además de los guardias habituales, había dos más cuya armadura era diferente, más ornamentada. Cassian frunció el ceño, intrigado, pero decidió continuar.
Tocó la puerta y, al recibir el permiso, entró. Allí vio a su madre sentada en su sillón habitual, y a su lado, una mujer joven y desconocida. La mujer se volvió hacia la puerta cuando Cassian entró, sus ojos reflejando una mezcla de curiosidad y análisis.
—Madre, lamento interrumpir —dijo Cassian, haciendo una ligera reverencia—. Volveré en otro momento —.
Estaba a punto de retirarse, pero su madre lo llamó antes de que pudiera salir.
—Cassian, ven y acompáñanos —ordenó la Reina con firmeza, dejando claro que no aceptaría una negativa.
Cassian se quedó sin opción y avanzó hacia el centro de la habitación, consciente de que no podría escapar de lo que se tratara esta reunión. La Reina sonrió y se levantó de su sillón, acercándose a su hijo.
—Cassian, quiero presentarte a una invitada especial —dijo, con un tono que denotaba la importancia de la situación—. Ella es Charlott, Princesa del Reino de Maranthia —.
Charlott hizo una reverencia elegante, su mirada fija en Cassian, evaluándolo. Cassian, a su vez, se inclinó cortésmente.
—Es un honor conocerla, Princesa Charlott —dijo Cassian con una voz educada y neutral.
La Reina sonrió, satisfecha con la formalidad del encuentro. Charlott, sin perder la compostura, sonrió de vuelta.
—El honor es mío, Príncipe Cassian —respondió Charlott, su voz suave y melodiosa.
La Reina los observó a ambos por un momento antes de volver a hablar.
—Charlott estará con nosotros por un tiempo, ya que nuestros Reinos están explorando nuevas alianzas —explicó—. Cassian, me gustaría que le mostraras el castillo y la hicieras sentir bienvenida —.
Cassian comprendió que no tenía opción. La presencia de Charlott y los guardias adicionales indicaban la importancia de esta alianza. Aunque deseaba escapar de la situación, sabía que debía cumplir con su deber.
—Por supuesto, madre —dijo Cassian, dirigiéndose a Charlott—. Será un placer mostrarle el castillo, Princesa Charlott —.
Charlott aceptó la oferta con una inclinación de cabeza, y ambos se dirigieron hacia la puerta. Mientras caminaban por los pasillos del Castillo, Cassian se esforzaba por mantener una conversación educada, aunque sus pensamientos estaban en otra parte.
—Espero que su viaje haya sido cómodo, Princesa Charlott —dijo Cassian, tratando de romper el hielo.
—Sí, ha sido un viaje largo, pero agradable —respondió Charlott—. Este Castillo es realmente impresionante.
Cassian asintió, señalando varias áreas del Castillo mientras caminaban.
—Aquí tenemos la biblioteca, uno de mis lugares favoritos —dijo Cassian—. Y al final de este pasillo, se encuentra el salón principal, donde se celebran las recepciones y banquetes —.
Charlott parecía interesada, pero Cassian notaba que sus ojos estaban atentos a cada detalle, evaluando más de lo que decía. Al llegar a los jardines, Charlott se detuvo para admirar las flores y fuentes.
—Es un lugar hermoso —comentó Charlott, girándose para mirar a Cassian—. Me pregunto, Príncipe Cassian, ¿qué piensa usted de las alianzas entre nuestros Reinos? —.
Cassian, sorprendido por la pregunta directa, buscó las palabras adecuadas.
—Creo que las alianzas son fundamentales para la estabilidad y prosperidad de nuestros reinos —dijo, manteniendo un tono diplomático—. Es importante fortalecer nuestros lazos y trabajar juntos hacia un futuro mejor —.
Charlott asintió, sus ojos brillando con una comprensión profunda.
—Estoy de acuerdo —dijo—. Espero que esta alianza sea beneficiosa para ambos Reinos —.
Ambos sabían que para que esos lazos entre sus Reinos se fortalecieran, tendrían que casarse. Cassian notó un destello de resolución en los ojos de Charlott, como si ella estuviera considerando algo profundamente. Después de un momento de silencio, Charlott habló de nuevo, su voz firme pero tranquila.
—Príncipe Cassian, sé que nuestras responsabilidades como miembros de la realeza implican sacrificios —dijo Charlott, mirándolo directamente a los ojos—. Y entiendo que, para asegurar la prosperidad de nuestros Reinos, debemos hacer lo necesario, incluso si eso significa casarnos sin amor —.
Cassian quedó sorprendido por la franqueza de Charlott. No esperaba que ella fuera tan directa sobre un tema tan delicado. Antes de que pudiera responder, Charlott continuó.
—No espero enamorarme de usted —dijo Charlott, con una franqueza que Cassian admiró—. Y no espero que usted se enamore de mí. Ambos sabemos que nuestros deberes vienen con un precio, y debemos estar dispuestos a pagarlo por el bien de nuestros Reinos —.
Cassian, aún procesando las palabras de Charlott, sintió una extraña mezcla de alivio y admiración. Alivio porque sus propios sentimientos eran similares, y admiración por la madurez y valentía de Charlott al expresar lo que él aún no había tenido el valor de decir.
—Es cierto —dijo Cassian, finalmente encontrando su voz—. La vida en la realeza exige sacrificios, y nuestro deber es anteponer el bienestar de nuestros Reinos a nuestros propios deseos —.
Charlott asintió, una leve sonrisa en sus labios.
—Exactamente —dijo—. No es una situación ideal, pero creo que podemos encontrar una manera de trabajar juntos y cumplir con nuestras responsabilidades —
Cassian asintió, impresionado por la claridad de pensamiento de Charlott. Ella había puesto en palabras lo que él mismo había estado reflexionando, y en ese momento, se sintió agradecido por su honestidad.
—Aprecio su franqueza, Lady Charlott —dijo Cassian—. Estoy seguro de que, con esa misma honestidad y comprensión, podremos cumplir con nuestros deberes de manera efectiva —.
Charlott sonrió, una sonrisa genuina que reflejaba un entendimiento mutuo.
—Gracias, Príncipe Cassian —respondió—. Espero que podamos trabajar juntos por el bien de nuestros Reinos —.
Cassian asintió, sintiendo que, a pesar de las circunstancias, habían dado un paso importante hacia una alianza sincera y efectiva.
Mientras continuaban su recorrido, Cassian se dio cuenta de que, aunque el camino por delante sería difícil, al menos tendría a alguien a su lado que entendiera la carga de sus responsabilidades. Este pensamiento le proporcionó una inesperada sensación de consuelo.
De regreso en los pasillos del Castillo, Cassian y Charlott se encontraron con varios sirvientes y cortesanos que se inclinaban respetuosamente a su paso. Cassian aprovechó la oportunidad para presentarle a Charlott a algunos de los miembros más importantes de la corte, explicándole sus roles y funciones dentro del Reino. Charlott escuchaba con atención, haciendo preguntas pertinentes que demostraban su interés y agudeza.
—Veo que está muy bien informado sobre los asuntos de su Reino, príncipe Cassian —comentó Charlott después de una introducción particularmente detallada.
—Es parte de mi deber conocer a las personas que contribuyen al bienestar del Reino —respondió Cassian con una sonrisa.
Charlott asintió, y Cassian pudo notar un atisbo de aprobación en sus ojos.
A medida que la tarde avanzaba, Cassian y Charlott se dirigieron a una terraza que ofrecía una vista panorámica de los jardines y del horizonte más allá del Castillo. La vista era impresionante, y el silencio que siguió fue cómodo, lleno de una nueva comprensión mutua.
—Me alegra haber tenido esta conversación —dijo Charlott, rompiendo el silencio—. Es bueno saber que compartimos una perspectiva similar sobre nuestras responsabilidades —.
Cassian asintió, sintiendo un renovado respeto por Charlott.
—Lo mismo digo —respondió—. Saber que no estoy solo en este camino hace que todo parezca un poco más manejable —.
Charlott sonrió, una sonrisa que mostraba tanto su fortaleza como su vulnerabilidad.
—Entonces, príncipe Cassian, ¿qué sigue? —preguntó Charlott, mirando hacia el horizonte.
Cassian reflexionó por un momento antes de responder.
—Lo que sigue es asegurar que esta alianza sea efectiva y beneficiosa para ambos Reinos —dijo—. Y, como futuros líderes, es nuestra responsabilidad trabajar juntos para lograrlo.
Charlott asintió, pareciendo aceptar el desafío con la misma determinación que había mostrado desde el principio.
—Estoy lista para hacer lo necesario —dijo Charlott con firmeza—. Por el bien de nuestros Reinos —.
Cassian sonrió, sintiéndose más optimista sobre el futuro.
—Juntos, encontraremos la manera —dijo Cassian.
Y así, con una comprensión renovada de sus roles y una alianza naciente basada en respeto mutuo y objetivos comunes, Cassian y Charlott miraron hacia el futuro, conscientes de los desafíos que enfrentarían, pero seguros de que, juntos, podrían superarlos.
Está muy buena la novela
Autora usted es increíble, mis respetos por esta obra tan magistral, me encanta es tan entretenida, lleno de acción, incertidumbre, misterio, magia, amor, todo en un paquete y es digno de felicitarla,, es muy atrapante leerla, espero sigas siempre brindando increíbles obras, Saludos desde Paraguay!!