Deseándote

Gabriela

Las palabras me salieron ahogadas, y pensé que se iba a enojar por lo que hizo mi jefe. Pero no, realmente me sorpendio todo lo que me dijo, y aunque el viaje iba a ser a otro lado, decidí cambiar de parada. No le voy a dejar el camino libre a esa ex novia que aún le sigue buscando. Lo que me gusta y me fascina de él es, esa sinceridad con la que habla y se desenvuelve con facilidad.

Por supuesto que me dan celos, y me imagino a una mujer hermosa, de cuerpo mucho más bello que el mío y que en cualquier momento él volverá con ella, pero se oye tan sincero. Cada palabra que me dice me hace alucinar de que esto no va acabar tan fácil. Que realmente podemos ser algo más... mucho más.

Luego de más de dos horas aproximadamente de vuelo, llegamos a Georgia; acá viví cuando era pequeña con mis padres biológicos y es donde están descansando. También está el orfanato, donde estuve por unos años antes que mis padres adoptivos me encontrarán. Fueron mi salvación en ese mundo oscuro donde me hallaba.

— Hace muchos años no venía a Georgia — Dijo él aferrado a mi mano, caminando por la calle y sonriendo—. Vivi, se volvía loca cada que veníamos acá.

— Te creo, le dicen playa y su hormona se revoluciona — Secunde y río con ganas, tiene una sexy y ronca risa—. Te molestaría que fuéramos a un lugar antes de empezar nuestro viaje.

— Por supuesto que no, tu me trajiste aquí, por que he de molestarme a donde me lleves — Mencionó sin dejar la sonrisa, suspiro y la mía se borró de inmediato.

— Iré a visitar a mis padres — Dije sacando la mano, frenando un taxi—. Hace un año no venía.

— Porque no me dijiste antes, hubiese...

— Adrián mis padres están muertos, iremos al cementerio — Susurre subiendo al auto, él hizo la misma acción y se sentó a mi lado—. Me gusta venir aquí cuando me siento agobiada, pero también me gusta visitarlos cuando estoy feliz.

— Nena, no tienes que explicarme nada. Son tus padres, y no me molesta que vayamos a visitarlos — Agarró mi muslo y sonrió, me acerqué a sus labios y deje un beso rápido antes de decirle al conductor a donde iríamos.

Veinte minutos después, y estamos frente al cementerio. Adrián decidió darme mi espacio y no entrar conmigo. Dice que es más por respeto y es algo que yo debo hacer sola, caminando con mi corazón estrechó y lleno de sentimiento llegue a sus tumbas.

Una junto a la otra, así como lo quisieron en vida; juntos hasta la muerte. Eran las palabras de mi padre cada que salía con mamá. Fueron una pareja unida, que cada día me sorprendían al ver lo felices que eran, no importaba si tenían poco o si les hacia falta algo, su amor y su veracidad estaban ahí, caminando tomados de las manos y forjando un camino. Uno, el cual se desvió por otro, dejando a su pequeña hija sola...

— Mamá, papá — Toque cada lápida con la mano y me acosté en medio de las dos, como siempre, cuando vengo—. Ha pasado tiempo, y lo siento. Pero han sido meses complicados...

Contemple el cielo, el sol en la cúspide de este, en su máximo esplendor. Un silencio reconfortante me abrazo por minutos que estuve ahí, pensando en cada uno de los mejores momentos que viví con ellos.

— Tengo pareja, no creí que pudiese llegar a vivir un amor. Bueno, no puedo decir que sea amor, pero si siento algo por Adrián; ese es nombre — Cerré los ojos y reí con tristeza—. Ojalá sea un amor como el de ustedes.

El pecho duele, y por más que el tiempo pase, la ausencia y la extrañeza me afecta. Mis ojos se llenan de lágrimas, y estas salen a montones. Es algo que no puedo evitar, me quedé con un profundo anhelo de haber querido pasar más tiempo a su lado, decir esas palabras mínimas que llenan el corazón de cualquier padre. Y aunque era una niña cuando partieron en un accidente, estando en el lugar equivocado. Imagino mi vida si ellos estuviesen acá, pienso que sería muy diferente. Pero, no puedo negar que me enviaron a dos ángeles los cuales me aman, supliendo su papel.

No se cuanto tiempo estuve allí acostada, sintiendo la presencia de mis padres a mi lado, dándome esa fuerza de seguir y nunca más desfallecer.

— Los extraño mucho, volveré pronto. Los amo — Me eché la bendición y me levanté del pasto para caminar hacia la salida.

Adrián estaba recostado en un árbol, cubriendo su rostro del sol bajo su sombra. Llegué hasta él con una sonrisa.

— Bueno, ahora si iremos a un lugar, se que te gustará — Lo tome de la mano y con una sonrisa asintió.

— Se que sí, preciosa — Me mordí los labios con fuerza, y caminamos de nuevo al taxi; quien el señor muy amable nos espero.

— A Driftwood, por favor — El señor asintió y este se puso en marcha.

— No he ido a esa playa.

— Te va a encantar, es simplemente hermosa; madera flotando y los árboles que se asemejan a una escena de otro mundo. Con árboles nudosos y desgastados — Dije suspirando —. Ahí he soñado casarme.

— Vas como muy rápido, ¡Eh! — Bromeó y me sonroje a más no poder.

— ¡Por supuesto que no, desde niña lo he soñado! — Me defendí y río—. No estaría nada mal, casarme con un bizcocho sabroso...

Me tomo de la nuca y estampó sus labios en los mios, robando todo mi aire en un beso lleno de pasión, nuestras lenguas juegan entre sí. Y mi calor aumenta en segundos con este sabroso hombre. ¡Joder!, me tiene en las nubes. Y esto es lo que no provoca el jefecito en mi, que Adrián sólo con un beso me lleva hasta la noche plena.

— Llegamos — Carraspeo el taxista, y con la temperatura a más de 40° me separe de mi bizcocho sabroso.

¡Buena hora estamos en un taxi, porque si no, ummm me lo como entero!.

— Gracias — Pago Adrián, bajamos del auto para adentrarnos a la playa. Que está mucho más hermosa de lo que mi mente recuerda.