La Única Novia Del Dragón

Era domingo.

El final de la primera semana de Anya como Duquesa de Demasco.

Hasta ahora había pasado la mayoría de su tiempo libre dentro de la mansión, así que decidió aprovechar su primer "día libre" para echar un vistazo a los terrenos del ducado.

Daisy le dijo que había un lago cerca, así que planeaba hacer un pequeño picnic allí.

Pidió a la mucama que preparara algunos bocadillos en una cestita que ahora llevaba por los jardines.

¿Cómo podía un jardín ser tan grande?

Llevaba ya un largo rato caminando, incapaz de encontrar el final.

Pasó junto a un gazebo y varias fuentes, estaba a punto de dar otra vuelta alrededor de un estanque cuando escuchó una voz emocionada llamándola.

- ¡Mamá!

Miró hacia atrás y vio a Rowan agitando su brazo en el aire sobre él, sonriendo alegremente. Se veía tan lindo que una sonrisa apareció inmediatamente en su rostro.

- ¡Rowan! ¿Qué haces, cariño? - preguntó cuando el pequeño corrió felizmente hacia ella.

El niño giró la cabeza para señalar al duque, quien apareció detrás de él pero se detuvo a cierta distancia, limitándose a observar.

- ¿Estás dando un paseo con tu padre? - le preguntó al niño y este asintió repetidamente, emocionado - ¡Qué bien! ¿Te estás divirtiendo?

Asintió de nuevo, aunque solo una vez.

- ¡Eso es bueno! - la chica no pudo evitar revolverle el cabello cariñosamente, por suerte, parecía que al pequeño dragón le gustaba. Luego, volvió su atención hacia el duque.

- Buenos días, milord - saludó.

- Buenos días, lady Anya - respondió cortésmente ¿Era solo idea suya o el lord dragón parecía incómodo?.

- Es un lindo día para caminar afuera, ¿no lo cree?

- En efecto.

... ¿Esa fue toda su respuesta?

"¡Dios, realmente no debo agradarle en absoluto!" pensó Anya.

¿Era porque lo había estado obligando a atender a las comidas? ¿o tal vez porque lo acosaba por las noches y claramente no había podido dormir bien desde que ella llegó? Ahora que lo pensaba, ciertamente tenía motivos para odiarla.

Notó a Rowan mirando la canasta en sus manos y aprovechó para romper el incómodo silencio que había iniciado el duque.

- ¡Oh! ¿Esto? También pensé que era un buen día para pasar al aire libre, así que estaba planeando visitar el lago - explicó. Ante la mención del lago, los ojos de Rowan brillaron de emoción.

- ¿Alguna vez has estado allí, Rowan? - preguntó la chica.

Recibió un asentimiento vigoroso.

- ¿Te gusta?

Asentimientos más vigorosos.

- Te gus...

- El lago es una excelente elección, milady - la voz del duque la interrumpió bruscamente - Entonces no le quitaremos más tiempo.

Hizo una leve reverencia.

- Rowan, nos vamos - llamó al niño de manera un poco severa, similar a una advertencia.

Rowan cerró su puño alrededor de la tela de la falda de Anya y ella entendió que no quería irse.

Honestamente, ella tampoco quería que él se fuera y, como el duque no parecía estar ocupado, quería aprovechar la oportunidad para conocerlo mejor y ver su relación de cerca.

- No hay necesidad de eso - la chica se giró hacia el niño y sonrío cálidamente - Rowan, ¿te gustaría venir conmigo al lago?

El pequeño pareció sorprendido por su invitación, giró a mirar a su padre y luego a ella de nuevo, asintiendo.

- Rowan, es el día libre de lady Anya - lo regañó el duque.

"¡No le digas al niño que tengo el día libre! ¡Pensará que quiero alejarme de él!" quiso gritar la chica.

- ¿Qué mejor manera que pasarlo en familia, no lo cree? - sonrió brillantemente, sin embargo, su tono era como una amenaza: "No le digas nada más al niño". - ¡Vamos!

Tomó la mano de Rowan, dispuesta a seguir su camino, esta vez acompañada.

- Entonces, que tenga buen día - el duque hizo una rápida reverencia y dio media vuelta para irse.

- ¿A dónde va? - preguntó Anya, sorprendida por su repentina despedida.

- Tengo trabajo que hacer.

"¿En domingo? ¿No se suponía que debías cuidar de Rowan?" dudó de la excusa en su mente.

Tal vez la estaba evitando, aunque... era de suponerse que sí tenía demasiado trabajo.

- ¿No puede...? - dudó, sintiendo un repentino sonrojo subir a su rostro - ¿No podría venir con nosotros?

- ¿Disculpe?

- Sería agradable si pudiera unirse a nosotros... si no tiene mucho trabajo, claro.

- ...

El silencio se extendió mucho más de lo que debería, haciendo que Anya se sintiera ansiosa y avergonzada. Probablemente la veía como una chica molesta, ni siquiera se atrevía a mirarlo a los ojos.

- ... de acuerdo - finalmente lo escuchó responder después de desear que alguien terminara con su agonía.

No parecía muy convencido, pero ella aceptaría lo que pudiera.

- ¡Excelente! - su corazón comenzó a latir felizmente y una sonrisa emocionada apareció en su rostro y en el de Rowan - ¡Vamos juntos, entonces!

Tomó la mano del niño y caminaron por el jardín, seguidos de cerca por el duque.

...****************...

El lago reflejaba la luz del sol, brillando como si su superficie estuviese cubierta de gemas preciosas.

La vista era una de las más hermosas que Anya jamás hubiese admirado.

- ¡Es hermoso! - exclamó, incapaz de contener su asombro. Rowan le sonrió en respuesta, el duque, por otro lado, no parecía impresionado.

Bueno, era de esperarse, él vivía aquí y probablemente ya lo había visto miles de veces.

Lo dejó pasar y procedió a extender una manta en el suelo, debajo de un árbol cercano.

- ¡Vengan! - llamó a ambos dragones para que tomaran asiento a su lado. Rowan acudió de inmediato, Raenor se detuvo junto a ellos y pareció dudar por un momento.

"¿Acaso los duques no se sientan en el suelo? Chico rico, ¡te enseñaré a vivir humildemente!"

Con un rápido movimiento, Anya tomó su mano y tiró de él hacia abajo, tomándolo por sorpresa y obligándolo a sentarse.

- ¿Quiere probar una fresa? - fingiendo inocencia, le extendió la fruta con un tenedor. El lord dragón estaba tan sorprendido por su atrevimiento que no pudo responder y ella aprovechó para empujar la fruta dentro de su boca.

¿Estaba tentando a la muerte? Tal vez. Anya lo sabía, aún así, estaba disfrutando empujar sus límites y le resultaba curioso que ya no sentía miedo de este hombre en lo absoluto.

La cara de estupefacción del duque era algo digno de ver y la chica se rio abiertamente.

- ¡Mamá! ¡Yo quiero una fresa también! - Rowan hizo un puchero, que ella encontró adorable. Tomó otra fruta con el tenedor y se la ofreció de la misma manera que había hecho con su padre, la diferencia fue que el hijo la aceptó felizmente.

- ¡Tú también, mamá! - esta vez, el pequeño tomó un tenedor y copió lo que ella había hecho, ofreciéndole una fresa frente a su rostro. Ella sonrió cálidamente, conmovida por el cariño que Rowan comenzaba a ser capaz de mostrar abiertamente. Aceptó la fruta con alegría y le supo más dulce que cualquier postre que hubiera probado antes.

Estuvieron sentados un largo rato, comiendo y disfrutando de la vista. Luego Anya y Rowan se acercaron al lago, juguetearon en el agua y recogieron flores para hacer coronas. Rowan hizo la corona para ella y la puso sobre su cabeza, ella hizo lo mismo para él.

El duque los vigilaba todo el tiempo, sentado aún debajo del árbol. Después de algunos minutos, la chica y el niño corrieron de vuelta y tomaron asiento frente a él, observándolo fijamente.

- ¿Sucede algo? - preguntó desconcertado.

- Esta es para usted - Anya sonrió y sacó una corona adicional que tenía escondida detrás de su espalda. Rowan tomó un lado, ella el otro y juntos la pusieron sobre la cabeza del lord dragón.

- ¡Gracias por venir con nosotros! - exclamó la chica con una sonrisa más brillante que el lago.

- ...de nada - finalmente respondió el duque con voz contenida.

Rowan sonrió y corrió para seguir jugando.

- ¡No vayas muy lejos! - le advirtió Anya, quien se quedó a hacer compañía a su esposo.

Estaba mirando a Rowan juguetear a la orilla del agua cuando escuchó la voz a su lado.

- No sabía que Rowan podía hacer coronas de flores - dijo el duque mientras observaba al niño de igual forma que ella. Anya, por su parte, no podía creerlo ¡¿El duque estaba iniciando una conversación?!.

- Le enseñé a hacerlas cuando estábamos en la cabaña - explicó, conteniendo su emoción - Antes de poder conseguirle juguetes no había mucho que hacer para entretenerlo.

Raenor la miró por unos segundos, parecía estar pensando en algo.

- Si me permite preguntar... ¿Por qué lo acogió? puso su vida en peligro al esconder al niño.

La pregunta tomó por sorpresa a Anya. Dirigió sus ojos a Rowan, nunca antes se había detenido a pensar por qué hizo tanto por él. Simplemente quería hacerlo.

- Porque fui yo quien lo escuchó - recordó el momento en que escuchó sus sollozos en medio del bosque, realmente no había otra razón. Ella lo había encontrado - Él me necesitaba y yo estaba ahí. ¿Sabe? Cuando yo llegué a este mun... este reino, no tenía nada ni a nadie, y alguien me ayudó. Cuando vi el miedo de Rowan, sentí la necesidad de ayudarlo, de protegerlo de quienes querían hacerle daño...

- Pero él es un dragón... - el duque no parecía ser capaz de entender por qué alguien le tendría pena a un dragón.

- Lo sé, es un dragón... Y también es un niño, un niño que se aferra a mi falda cuando se asusta, que tiene pesadillas cuando no duermo junto a él, que me llama a mí cuando necesita a alguien - Anya respiró hondo y sonrió, cayendo en cuenta de que le pertenecía a ese pequeño de cabello plateado. Era su madre, ahora y hasta que él la quisiera.

- En la cabaña usted me preguntó qué era lo que deseaba ¿recuerda? - mientras Raenor hacía memoria del momento en que le ofreció una recompensa, la chica asintió en dirección al niño que despreocupadamente perseguía renacuajos en la orilla del lago - Quiero proteger esa sonrisa, quiero ver a Rowan crecer feliz y a salvo. Haré lo que sea para asegurarme de que eso pase.

Se giró de nuevo hacia el duque.

- ¿Me ayudará?

De nuevo, había dejado al dragón sin palabras. Realmente ella no esperaba una respuesta, Anya se puso en pie y recogió la canasta, el duque se levantó de igual forma y tomó la cesta de sus manos con suavidad.

- Permítame ayudarle.

La chica no sabía si se refería solamente a la cesta o si debía tomarlo como una respuesta a su pregunta. Sus ojos conectaron con los ojos dorados del duque por un momento antes de que ella se girara.

- ¡Rowan! - llamó al niño, Rowan alzó la cabeza y vio a sus padres, lado a lado, esperándolo junto al árbol - ¡Vamos a casa!

Era la primera vez que veía una escena así, algo en su interior se sintió lleno de felicidad y, en respuesta, sonrió brillantemente y corrió hacia ellos para volver juntos a casa.

...****************...

Las noches seguían siendo problemáticas.

Por más que Anya trataba con diferentes métodos para controlar su sueño inquieto, el duque de Demasco siempre terminaba arrinconado al filo de la cama.

Una noche incluso intentó atarse el tobillo a uno de los postes de la cama y al despertar por la mañana la soga estaba desatada y ella, una vez más, se encontraba pegada al pecho del lord dragón.

La chica se apenaba inmensamente cuando veía que sus ojeras se hacían cada vez más profundas, ya no sabía qué la apenaría más, seguir acosando al pobre duque noche tras noche o regresarlo a dormir al sillón.

No quería hacer ninguna de las dos opciones, se sentía responsable de que Raenor no pudiera dormir bien. Sabía que le quedaba solo una opción, aunque pensar en ella hacía que su rostro se encendiera de vergüenza.

Esa noche ella se despertó al escuchar al duque llegar, sintió el colchón hundirse bajo su peso al otro lado de Rowan y puso su plan en acción.

Se acercó a él, arrastrando al niño con ella, el duque comenzó a deslizarse para alejarse de ella, pero entonces Anya cerró su puño alrededor de su camisa, deteniéndolo.

- Si se aleja terminaré persiguiéndolo.

El duque escuchó la voz de su esposa en medio de la oscuridad.

- Si no le molesta, creo que esta es la mejor opción para poder dormir juntos - la chica agradeció que no pudiera ver su rostro encendido por la vergüenza - Por favor, no huya de mí.

...

Ahora sí la iba a matar, estaba segura.

...

Fue realmente un silencio muy largo.

...

- De acuerdo - en medio de la oscuridad, el duque de Demasco también agradeció que ella no pudiera verlo ahora.