PRISIONERA DEL DOLOR.

Tenemos que estar atentos a lo que esas mujeres hagan-. Alegó Ricardo.

- No estuviéramos en estos aprietos si no hubiéramos entregado a Luisa a ese mafioso-. Le reprochó Agustín.

- No había alternativa o era eso o un ataúd, ahora cambia esa imagen Agustín te ves fatal-. Lo señaló de pies a cabeza

- Si padre como digas, ahora si no te molesta dejame solo.-. Ricardo rodó los ojos y se fue.

Agustín siguió bebiendo no sabía en qué momento su perfecto mundo se le desmoronó y todo por ser un completo cobarde, su teléfono empezó a sonar, al ver que era Karen le corto la llamada, pero le siguió insistiendo así que optó por apagarlo.

Italia

Faltaban dias para que Luisa cumpliera sus 18 años y que todas las acciones que le dejaron sus abuelos sean legalmente de ella, además de las propiedades de Santiago, aunque Thomas el último mes dejó todo listo para el respectivo traspaso solo necesitaba la firma y aprobación de Luisa.

Quería celebrarle el cumpleaños, pero algo íntimo, no quería exponerla a sus enemigos, no porque ella representara un punto débil para el, sino porque no soportaría verla sufrir de nuevo aunque muy en el fondo admitía que moriría si a ella le pasara algo.

- Nana quiero pedirte un favor-. Le dijo a la mujer que iba entrando.

- Claro dime-. Respondió

- Necesito que prepares algo lindo para este sábado-. Trató de no dar detalles de más.

- ¿Algún motivo?-. Preguntó su nana.

Thomas se debatía entre si decirle o simplemente dejarla con la duda, pero aquella mujer era como su madre.

- Luisa cumple años y quiero hacerle una pequeña reunión-. Dijo sacándole una sonrisa a su nana.

Lucía dio aplausos de felicidad, a estos dos solo había que darles un empujón para que se atrevieran a decirse lo que sentía porque ya se había dado cuenta de que Luisa se sentía atraída por su niño.

Thomas rodó los ojos y le dijo que mantuviera discreción no quería a los periodistas acumulados en la entrada de su casa.

Subió y antes de entrar a la habitación de Luisa tocó.

- Adelante.

- Hola Luisa.-. Ella se sorprendió.

- Valla así que has sabido tocar la puerta.-. Thomas sonrió.

- Que haces.-. Se acercó donde Luisa estaba.

- Leo un libro.-. Le movió el libro.

- Quieres dar un paseo.-. Los ojos de Luisa se iluminaron al escuchar a Thomas.

- Por supuesto que sí.-. Dijo emocionada levantándose del sillón donde estaba.

- Entonces arréglate, te espero abajo.-. Luisa asintió sin dejar de sonreír.

Luisa corrió al baño y después de asearse se fue a vestir optó por algo cómodo un pantalón rasgado y una blusa de tirantes acompañada con una chaqueta de mezclilla y tenis negros.

Después de media hora estuvo lista, cuando bajó Thomas la estaba esperando se despidieron de Lucía y se fueron.

- ¿A donde vamos?-. Preguntó emocionada.

Después había llegado a ese ajeno país, no tuvo oportunidad de conocer un poco más, todo fue tan rápido, que a pesar del tiempo que había transcurrido, aún le dolía como fue vilmente cambiada por una deuda.

- Primero iremos a una de mis bodegas tengo que verificar unos embarques y después soy todo tuyo.-. Al escuchar lo último, Luisa se sonrojó.

Thomas se le río, adoraba su timidez, era agradable verla con esa hermosa sonrisa en sus labios.

- Sé que no es de mi incumbencia, pero podría saber a qué te dedicas por lo que escuche decir a el señor Ricardo ustedes son peligrosos-. Luisa se acordó de lo que aquella vez escuchó

- Mira Luisa no te voy a mentir y si soy peligroso, pero a ti jamás te haría algo y siempre te protegeré de las personas que quieran lastimarte y si en algún momento esa persona seré yo no dudes que te alejaré de mí-. Aseguró

- ¿Eres un matón?-. Preguntó Luisa con recelo.

Thomas rodó los ojos, ¿acaso había escuchado lo que le dijo?, de seguro no.

- No, Luisa soy mafioso y no es porque elegí esto, pero por circunstancias de la vida acabe enredado en todo esto, pero esa es una historia que aún no te la pueda contar-. Alegó.

Luisa apretó sus labios, ¿que matón y mafioso no eran lo mismo?, pero mejor hizo lo posible para que su boca se mantuviera callada, aunque el enojo no lo pudo ocultar.

- Entiendo.-. Dijo un poco molesta, pues Thomas sabía todo de ella y ella apenas que era su esposo.

- No te enojes Luisa prometo contarte todo cuando sea el momento.-. Le agarro la mano y le dio un beso.

Luisa todavía no se acostumbraba a esas muestras de afecto de su esposo, aunque admitía que le encantaba cada vez que le robaba un beso o que la abrazaba cuando ella estaba desprevenida.

Llegaron a la bodega y unos hombres vestidos de negros esperaban a Thomas.

- Señor el embarque está listo para ser enviado-. Informó uno de ellos.

- Perfecto llama a Héctor y dile que se encargue de toda la logística esta vez no quiero errores-. Dijo serio Thomas.

Luisa se dio cuenta que Thomas era muy serio a la hora de hablar con sus hombres nada comparado con el hombre que venía en el auto con ella y que le dio muestras de cariño.

- ¡Thomas!-. Gritó una chica que sin importarle que Luisa este presente le dio un beso en la comisura de los labios.-. Me alegra verte de nuevo, te he extrañado tanto.-. Decía mientras jugaba con su corbata.

Luisa se mantenía neutra delante de ellos, no podía creer lo descarada que era esa mujer por poco y se ponía un letrero en la frente que diga "quiero que me cojas",sonrió ante sus ocurrencias.

Thomas aclaro su garganta.-. Pilar te presento a mi esposa.-. La mujer dejó de sonreír.

Ahora quien lo hacía era Luisa que con una sonrisa arrogante le extendió la mano.

- Un gusto Luisa de Moretti y tú eres-. La miró de pies a cabeza.

- Pilar Román la exnovia de tu marido.-. Se le burló.

Luisa no iba a negar que la tal Pilar era muy hermosa, pero eso no significaba que se iba dejar de ella, ya mucho había aguantado a Karen.

- Oh entiendo algo tuviste que hacer mal para que no hayas llegado a ser la señora de Moretti.-. Habló con soberbia, Luisa.

- No querida, todo lo que le hacía y le hago a él le encanta.-. Le guiñó el ojo.

- Eso es bueno saberlo Pilar, pero es una lástima que haciendo todo bien te hayas quedado con el papel de amante sufrida.-. La cara de Pilar se transformó en una de ira.

- Mira pedazo de zorra a mí no me vas a hablar de esa manera.-. Le iba a dar una cachetada, pero Luisa le sujeto la mano.

- No se confunda que por mucho que se revuelque con mi esposo no te da derecho a esto, ocupe su lugar.-. Le soltó la mano con brusquedad.

- Te espero en el auto.-. Le dijo a Thomas que en todo momento estuvo callado.-. Enséñale a ocupar su puesto.

- Luisa yo...-. Pero Luisa no le hizo caso y se fue al auto.

- Déjala amor mejor vamos adentro y te quito el estrés que te causa esa mocosa.

Thomas agarro a Pilar del brazo y la arrastro al interior de la bodega esta se quejaba pues Thomas no media su fuerza y la estaba lastimado.

Desde el retrovisor Luisa observaba como Thomas se la llevaba y una lágrima rodó por sus mejillas, momentos como estos su inseguridad volvía.

- Que ilusa eres Luisa ella es toda una mujer y tu una chiquilla insípida....