La Guerrera Del Aire

RAKIA

Lamentablemente, mi sueño no dura para siempre, al poco tiempo el dolor me despierta, y puedo sentir claramente que tengo fiebre, lo que significa que mis heridas se han infectado, lo que no es nada bueno.

- Lamento mucho, tengo la sensación de que no podré mantener mi promesa - digo en voz alta y vuelvo a caer inconsciente, pero esta vez debido a la fiebre.

No sé cuánto tiempo pasa, los últimos días son muy confusos para mí, puedo recordar vagamente haber intentado curar mis heridas, pero no sé si en verdad o es un recuerdo falso, producto de mi delirio, cuando de repente siento como agua helada cae sobre mí y me levanto abruptamente.

- Veo que aún vives, la duquesa nos mandó a prepararte, tu prometido ha venido por ti – me dice una de las sirvientas, la cual me mira con burla.

Sin ningún tipo de cuidado, ella, junto a otras tres, me levantan y me visten para, en sus palabras, verme presentable para el vizconde, pero en el proceso puedo sentir como mis heridas, la cuales, para nada habían sanado, vuelven abrirse, causándome mucho dolor, y aunque quiero pelear con ellas, no puedo, estoy muy débil, seguramente por la pérdida de sangre y el hecho que no he comido nada en 5 días.

Una vez terminan de prepararme, me sacan a rastras de la habitación y me llevan ante los duques, pero ellos no estén solos, puesto que con ellos está el dichoso vizconde, un hombre asqueroso, que al verme, sus ojos cambian y me gusta para nada como me mira.

- Veo que es una joven muy hermosa – me dice aquella escoria, mientras se acerca a mí, yo solo quiero huir, pero las sirvientas que me trajeron me lo impiden.

Aquel horrible hombre llega hasta mí y me toca la cara y sin pensarlo le escupo en la cara, a lo que el hombre se enoja y me da una cachetada, tan fuerte, que me deja viendo estrellas.

- Maldita mocosa – me dice mientras se limpia la cara.

- Debo disculparme por la actitud de mi hija, es algo indisciplinada – le dice mi padre.

- No se preocupe, duque, yo sabré educarla – dice el vizconde y yo solo quiero salir de aquí.

Sin poder hacer nada, oigo como los duques discuten con el vizconde los últimos preparativos de mí matrimonió, y el pánico se apodera de mí, cuando el engendro ese dice que quiere que me mude con el hoy mismo, y mi padre y mi madrastra, los muy desgraciados aceptan con alegría.

- Me niego – les grito y con mis últimas fuerzas me suelto del agarre de aquellas despreciables mujeres y corro por los pasillos, intentando escapar nuevamente.

Pero una vez más no tengo éxito, si bien logro esquivar a los empleados que me intentan capturar, y una vez más, cuando entran los guardias del ducado, soy atrapada rápidamente.

- Veo que tiene espíritu, eso lo hace aún más divertido – dice aquel desgraciado.

Tengo miedo, miedo de lo que me puede pasar estando con él. Si bien he recibido muchos maltratos en mi vida, nunca jamás fui abusada de esa manera, y sé que si caigo en sus manos, mi vida será un infierno aún peor de lo que ha sido hasta ahora.

Con las pocas fuerzas que me quedan, intento liberarme, pero no tengo existo, pero a pesar de que ya casi no tengo fuerzas, sigo luchando, esto no acabara aquí, prometí volver a mi madre, y sin bien por un instante pensé en rendirme, es esa promesa la que me ha permitido seguir y no pienso romperla.

Entonces algo pasa, siento como mi espalda duele, y dueles demasiado, pero a la vez siento una sensación agradable, y de la nada aquellos guardias que me tenían sujeta, salen disparados por el pasillo, estrellándose contra la pared, para después caer inconscientes.

- No puede ser – oigo decir a mi padre, quien me mira con horror, pero a la vez con sorpresa

NARRADOR

Ante las miradas atónitas de todos, en la espalda de Rakia crecieron un par enormes y hermosas alas, de un color gris azulado, que dejaban más que claro quién era la joven.

Aquellos guardias que la sostenían, fueron arrogados por fuertes corrientes de viento, que surgían de la joven, estas eran tan fuertes, que acabaron con la vida de aquellos hombres, mucho antes de estos siquiera hubieran llegado al suelo.

Entonces Rakia fijó su mirada en las tres personas frente a ella, Kapheira, sin dudarlo ni un segundo, salió huyendo del lugar seguido por su esposo, dejando solo al vizconde, quien había quedado paralizado al ver quién era en verdad la joven frente a él.

- Pido perdón, oh gran Águila – dijo el hombre mientras se arrodillaba frente a Rakia

Por su parte, Rakia no dijo nada, sino que hizo una esfera alrededor de la cabeza de aquel hombre y comenzó a reducir el tamaño de dicha esfera, haciendo que la cabeza del vizconde estallara.

Ya sin nadie a su alrededor, Rakia destruye el techo de la mansión y sale volando dejando atrás aquel lugar ya tanto dolor le había traído, la joven voló hasta llegar a un bosque donde se dejó caer agitada, y cuando estaba a punto de perder la conciencia un grito se lo impide, es el grito de una joven, y sin dudarlo Rakia se dirige hacia el lugar.

Usando solo su fuerza de voluntad, Rakia vuelve a batir sus nuevas alas y se eleva por encima de las copas de los árboles, y entonces la ve, una jovencita de no más de doce años, una jovencita muy hermosa, de cabello rubio y ojos rosas, quien está siendo acorralado por varios hombres, a su alrededor hay varios cuerpos tirados, algunos parecen ser guardias reales, y otros bandidos, se puede notar que este último grupo es mucho más numeroso que el primero, y por ende tienen ventaja, pero lo que más le llamo la atención a Rakia, fue como esos hombres veían a la niña, quien se defendía muy bien de sus atacantes, pero se notaba cansada, en esos hombres vio al vizconde y en esa niña se vio a ella, por lo que no duda ni un segundo en bajar y ayudarla.