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Un Príncipe En Mi Habitación

Un Príncipe En Mi Habitación

Status: Terminada
Genre:Viaje a un mundo de fantasía / Completas
Popularitas:21.3k
Nilai: 5
nombre de autor: abbylu

¿Qué harías si el personaje que creaste se materializa en tu habitación? bueno eso mismo le paso a nuestra querida Arianna... quien aun no sé explica como es que eso sucedió.

NovelToon tiene autorización de abbylu para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capítulo 23

El caso tomó fuerza en minutos.

La noticia del secuestro de Arianna Lauren se esparció como pólvora. La policía del edificio declinó hacer declaraciones oficiales, pero esa misma tarde la Fiscalía local abrió una investigación por presunto secuestro con agravantes. Las cámaras de seguridad del estacionamiento subterráneo fueron requisadas, y se activó una alerta de búsqueda a nivel nacional. En cuestión de horas, el nombre de Arianna acaparaba portadas digitales, hashtags virales y ruedas de prensa improvisadas.

El departamento de prensa de Lauren Industries, bajo una crisis sin precedentes, emitió un comunicado urgente: se ofrecería una recompensa millonaria a quien proporcionara información veraz sobre el paradero de la heredera. La presión mediática no tardó en explotar.

En las oficinas principales del corporativo, Lucios Lauren apareció frente a las cámaras, flanqueado por sus dos hijos varones: Caleb, siempre imperturbable y de mirada gélida, y Víctor, visiblemente alterado. Una decena de micrófonos captó la voz entrecortada de su padre:

—Cualquier información sobre dónde se encuentra mi hija será compensada generosamente —declaró Lucios, con voz quebrada pero firme. Su rostro, rígido como el mármol, contrastaba con sus ojos humedecidos.

Los flashes de las cámaras cegaban a todos. La escena era tensa, caótica, casi irreal.

—Este ataque no puede quedar impune —añadió Víctor, con la voz cargada de rabia contenida—. Nuestra familia tiene los mejores recursos y contactos. No descansaremos hasta traerla de vuelta. Quien la tenga, quien se atreva a retenerla… no vivirá tranquilo. Eso se los prometo.

Las redes sociales explotaron. #EncontrarAriannaLauren se convirtió en tendencia global. Afuera del apartamento de la joven, de la comisaría, de la mansión Lauren… una oleada de periodistas acampaba en busca de respuestas. Drones sobrevolaban el perímetro. Las hipótesis crecían sin control: ¿se trataba de un secuestro político?, ¿una extorsión a la familia?, ¿una venganza del pasado?

Mientras tanto…

Muy lejos del centro de la ciudad, en un garaje abandonado del extrarradio, la madrugada comenzaba a clarear. Un par de rayos débiles se filtraban por las rendijas oxidadas del techo. Arianna abrió los ojos lentamente, adolorida y confundida. Sus muñecas estaban atadas con alambre plástico, y su boca, amordazada con una sordina sucia. Un zumbido en la cabeza y el frío del suelo de concreto la recibieron como única compañía… hasta que lo vio a él.

Erick.

Estaba sentado en una caja de madera, al fondo del lugar, observándola con detenimiento. Su rostro había cambiado: ya no era el personaje atractivo y enigmático que ella había escrito. Era más salvaje. Más real. Más humano… y más peligroso.

Sus ojos se encontraron, y él sonrió con una mezcla de triunfo y tristeza.

—Vaya, Autora… hasta que por fin decides despertar.

Arianna forcejeó hasta que él mismo se acercó y le retiró la sordina. El aire helado le raspó la garganta al inhalar.

—¿Erick? —logró articular, aterrada—. ¿Qué estás haciendo aquí?

Él no respondió de inmediato. Caminó en círculos, con las manos en los bolsillos, y luego habló con voz serena, casi calculada:

—¿Tienes idea de todo lo que pasé intentando regresar a ese mundo ficticio que inventaste? Tú me escribiste. Tú me diste vida. Pero también me diste desgracia. No soy solo un personaje… soy el príncipe ilegítimo de Gandal. El que nunca tuvo oportunidad de gobernar porque su madre fue una concubina. Tú decidiste que viviera una vida de resentimiento y sombra.

Arianna tragó saliva, confundida.

—¿Lo dices por Caleb? ¿Por tu hermano?

—Sí, ese querido príncipe exiliado —espetó Erick con dureza—. Fui yo quien lo encerró durante tres años en los calabozos de Gandal. Yo, quien planeó su muerte para heredar el trono. Pero mis hombres me traicionaron y Caleb escapó. Lo seguí hasta la cueva, como tú escribiste… pero entonces ocurrió lo que nadie imaginó. El suelo se abrió. Una grieta... una luz roja emergió. Una fuerza me succionó. Y desperté aquí, en tu mundo. En esta... prisión disfrazada de civilización.

Arianna lo miró con incredulidad. Sus palabras sonaban como un delirio. Y sin embargo… la forma en que hablaba, la exactitud de los eventos… no dejaban lugar a dudas.

—¿Y después qué ocurrió?

—Vagué por las calles. Sin identidad, sin hogar. Tuve que pelear en sótanos clandestinos para sobrevivir. Me conocían como “El León de Gandal”. Así comí, respiré… y esperé. Esperé una señal. Cuando escuché su nombre, cuando vi sus entrevistas… supe que él también estaba aquí. Y que tú eras Cíclope, la autora. Entonces comprendí que tal vez tú pudieras llevarme de regreso.

Se acercó hasta quedar a centímetros de su rostro. Arianna sintió la tensión en el estómago.

—Solo quiero volver —susurró Erick—. No te secuestré por odio. Te necesito. Solo tú puedes devolverme a casa. No quiero quedarme en este mundo. Aquí no pertenezco.

—Pero... ¿y si no hay forma? —murmuró ella, apenas respirando.

Erick entrecerró los ojos.

—Entonces moriré intentándolo.

El silencio se hizo espeso entre ellos. Arianna sentía que el suelo temblaba bajo sus pies. ¿Cuántos más estarían vivos allá afuera? ¿Cuántos personajes habían cruzado el umbral?

—Necesitas ayuda —musitó conmovida.

—Solo necesito tu memoria —respondió él—. Tu imaginación me creó. Tu voluntad puede regresarme.

Pero entonces un zumbido lejano cortó el momento. Las voces de policías y reporteros se oían afuera. Los pasos se aceleraban. Un chirrido metálico. Un estruendo.

**La puerta trasera fue derribada con violencia.**

—¡Alto! —gritó una voz familiar—. ¡Policía!

Víctor irrumpió en el garaje, acompañado por un escuadrón táctico. Sus ojos se llenaron de rabia al ver a su hermana atada.

Pero el caos estalló.

Uno de los secuestradores, al verse rodeado, sacó un cuchillo. Arianna gritó.

Víctor, sin pensarlo dos veces, se interpuso entre su hermana y el atacante. En un forcejeo breve pero brutal, Erick tomó el arma y sujetó a Arianna por el cuello, posicionándose detrás de ella con el filo presionado contra su garganta. Su mirada estaba desencajada, fuera de sí. Por un instante, nadie entendía lo que ocurría.

—¡Erick! ¿Qué haces? —gritó Caleb desde la entrada, tratando de avanzar entre los oficiales.

—¡Nadie se mueva! —rugió Víctor—. ¡NADIE!

Los policías alzaron sus armas, tensos.

—¡Baja el arma! —ordenó uno de los agentes.

Pero él no reaccionaba. Sus ojos se clavaban en Caleb con un odio absoluto.

—Él no se la lleva. Nadie se la lleva. ¡Ni tú, ni nadie! —gritó—. ¡Esta vez no perderé!

Arianna no podía hablar.

Caleb dio un paso al frente, sin miedo.

—Bájala, Erick. Si alguien puede salvarnos… es ella.

El cuchillo tembló en manos del hermano. El silencio se volvió insoportable.

—Tú no quieres volver... te he visto, hermano... —Caleb, asustado al ver los ojos furiosos de Erick, temía decir algo que lo desestabilizara más—. Te he visto... pero yo sí quiero volver a mi vida. A mi imperio...

—Podemos buscar la manera de regresar juntos...

—No. Tú no vendrás. De eso voy a asegurarme ahora mismo.

Sin más, Erick soltó a Arianna de golpe y, empujándola a un costado, se abalanzó hacia Caleb, intentando hundir su cuchillo en su cuerpo. Pero, de pronto, un disparo sonó…

—¡Caleb! —gritó Arianna, aún desde el suelo, horrorizada por toda la situación.

El impacto fue seco, brutal, definitivo.

Erick se tambaleó como si el mundo se desmoronara bajo sus pies. El cuchillo cayó primero, resonando contra el concreto como una campanada final. Luego, sus rodillas cedieron. Una mancha roja comenzó a expandirse por su camisa, justo en el costado izquierdo. La bala lo había alcanzado antes de que pudiera tocar a Caleb.

—¡NO! —gritó Caleb, corriendo a atraparlo antes de que su cuerpo golpeara el suelo.

Arianna, con las manos aún temblorosas, se arrastró hasta el borde del caos, sintiendo cómo el corazón se le rompía en cada latido. Los oficiales se acercaron con cautela, pero Víctor levantó una mano para que no intervinieran. El momento requería algo más que armas: requería humanidad.

—¿Por qué...? —susurró Erick, con la mirada perdida en el techo oxidado—. Solo... quería volver a casa.

—Lo sé —dijo Caleb, sujetando su cabeza con ambas manos—. Lo sé, hermano.

Arianna lloraba en silencio. Porque en ese instante entendió que no era un villano, no del todo. Erick no era solo un personaje creado por su mente; era alguien con dolor, con deseos, con una historia marcada por la tragedia. Y ella lo había dejado incompleto.

—Perdóname —murmuró Arianna, acercándose, sintiendo cómo sus palabras se ahogaban entre lágrimas—. Te escribí con rabia... con miedo... Nunca pensé que sentirías todo eso tan real. Te fallé.

Erick apenas sonrió. Una curva débil, triste, en sus labios.

—No me odies por lo que hice... —alcanzó a decir, mientras sus ojos se cerraban lentamente—. Solo... devuélveme... la luz roja...

Y entonces, el silencio.

El “León de Gandal” había caído.

Los oficiales confirmaron su muerte minutos después. Caleb no se movió por largo rato, con los ojos perdidos, la respiración agitada, mientras Víctor se llevaba a Arianna en brazos hacia la ambulancia, cubriéndola con su chaqueta.

La noche se cerró sobre todos con un peso insoportable.

Y sin embargo, en algún rincón del universo que Arianna aún no comprendía del todo… una grieta roja volvió a brillar.

Porque las historias jamás mueren del todo.

Porque incluso en el fin… hay una línea invisible que separa la realidad de la ficción.

Y quizás, solo quizás… esa línea está a punto de quebrarse otra vez.

1
Alma Delia Morales
simplemente me encantó muchísimo está muy buena la ame
Alma Delia Morales
MUCHÍSIMAS GRACIAS POR LA HERMOSA HISTORIA QUE NOS BRIBDASTE ,TE AGRADESCO MUCHO POR HABERLA ESCRITO SIMPLEMENTE ME ENCANTO
Alma Delia Morales
Maldito en dos mundos haciéndole la vida miserable
Alma Delia Morales
DIOS MIO AUTORA CAFA CAPÍTULO ME DEJA CON LOS PELOS DE PUNTA Y UNA SENSACIÓN DE MAS
More more ❤️❤️
Muy recomenda léanlo que se va a repetir
More more ❤️❤️
Esta historia es super hermosa, me salio hoy recomendada por la plataforma y deverdad que tomé la mejor decisión al abrirla para leerla, me encantó de principio a fin. Gracias por tan buena obra.
Maria Garrido
hermosa historia maravillosa autora gracias
Maria Garrido
pero más me gustaría un mafioso
Maria Garrido
yo también quiero
Elicenia Mateo Vardaz
Ese final quedó perfecto 👌 felicidades 🎊
Liliana Barros
Que hermoso momento 😍😍😍. Una alegría única e inolvidable 👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼
Liliana Barros
Catia es muy necia. Pensó que porque la primera vez no le hizo nada, podría seguir probando su paciencia 😂😂. No esperó ese ataque. Espero que haya entendido o se atendrá a las consecuencias
Liliana Barros
Que tristeza 😢. Eric también es una víctima. No se lo puede culpar porque la escritora lo definió. Que pasará ahora?
Liliana Barros
Que tiernos 😍😍😍😍🥰
Liliana Barros
Aunque su compromiso fuera un acuerdo de negocios, en tres años debería conocerla lo suficiente para saber que no perdonaría una infidelidad.
Liliana Barros
Quien más habrá cruzado a este mundo? Será amigo o enemigo? 🤔
Liliana Barros
La verdad que la situación abre la puerta a múltiples posibilidades. Por un lado es probable que Caleb se acostumbre a este mundo y por otro, existe la posibilidad que él sea la llave para que ella viva en el mundo de fantasía que creó. Quizás la madre conocía la magia y se la transmitió a ella para que sea feliz.
Liliana Barros
Al padre, al parecer, le interesan más los negocios que el hecho de que Mauricio le haya sido infiel a su hija
Liliana Barros
Un comienzo realmente original 👏🏼👏🏼👏🏼
Ivon Caraballo
hermosa historia de principio a fin
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