Nueve Lazos De Magia

El tercer equipo y el más numeroso, se encargará de los niños, Beth, tú estarás al mando de ese equipo – dice Alejandro, a lo que Beth asiente.

El tercer grupo era tan numeroso debido a que, por seguridad, sacaban a los más pequeños inconscientes, por lo que debía de haber suficientes personas para que llevaran a los niños y además pudieran defenderse.

- Y por último el cuarto equipo estará liderado por Tomás, ellos estarán afuera, con los vehículos listos para huir, Afortunadamente en esta ocasión tenemos una ventaja, ya que el lugar elegido por Dief para esconderse es una zona boscosa, por lo que tendremos a la naturaleza de nuestro lado, ahora, vayan todos con su líder de equipo para repasar los últimos detalles del plan – les dice Alejandro a todos los presentes, dando por terminada la reunión, en donde habían asistido la mayoría de los involucrados.

Tal y como lo dijo, Alejandro se unió con su equipo y les explicó mejor lo que harían una vez estando dentro, y una vez terminó de hablar, Alejandro se despidió a todos, deteniendo a Tana antes de que ella también se fuera.

- Tana, me gustaría hablar contigo, acompáñame – le pide Alejandro a la joven, quien sin dudarlo va tras el hombre.

Tana y Alejandro caminan en silencio durante todo el camino, en el cual el hombre guio a la joven a través del edificio hasta llegar a la terraza del lugar, la terraza había sido convertida en un hermoso jardín, con jardineras que ocupaban la mayor parte del espacio, repletas de todo tipo de plantas.

- Ven, siéntate a mi lado – le pide Alejando a Tana, mientras se sienta a la orilla de una de las jardineras.

Tana, aun sin entender las intenciones de Alejandro, Tana se sienta a su lado, Alejandro no habla de inmediato, sino que se queda en silencio durante varios minutos, haciéndole pensar a Tana que ya no dirá nada.

- Sé que estás inquieta con tu papel en la operación, y también sé que te estoy pidiendo mucho, pero no lo haría si no fuera necesario, si nuestra investigación es precisa, esta es una de las instalaciones más grandes que pose Dief, y aunque me duela confesarlo, hemos tenido que dejar hermanos atrás, debido a que nos es imposible llevarlos con nosotros, pero con tu intervención eso no será necesario, Tana, en estas pocas semanas me he dado cuenta de lo fuerte que eres, pero no me esperaba menos de la hija de Drake, tu padre era de los mejores, estoy seguro de que si él se hubiera quedado, él sería el líder y no yo, y puedo ver esa fortaleza en ti, estoy seguro de que si alguien puede usar el noveno don, y no perderse en el proceso, esa eres tú, Tana, la naturaleza nunca nos daría un don, si este significa destrucción, la naturaleza es sabia y ni hace nada mal o a medias, somos nosotros los que tergiversamos lo que la naturaleza nos da a nuestra conveniencia, como todos, desconozco lo que llevo a que el noveno don se convirtiera más en una maldición que en una bendición, pero sé que tú puedes volver a convertirlo en lo que era antes, un verdadero regalo – le dice Alejandro a Tana – pero si te incomoda tener que usarlo, dímelo y cambiaremos el plan, aún estamos a tiempo, así que piénsalo, y dame tu respuesta mañana.

Tras estas últimas palabras, Alejandro se va dejando a Tana sola con sus pensamientos, la joven no deja de repetirse lo que Alejandro le dijo, pero sin importar cuando lo piense, siempre obtiene la misma respuesta y es un no sé, Tana tenía miedo, miedo de abusar del noveno don y convertirse en un monstruo, miedo de lastimar a sus seres queridos, si perdía el control, pero también entendía el porqué Alejandro se lo pedía, nada aseguraba que durante estas semanas, aquellos que fueron capturados estuvieran en condiciones de huir, además de que era muy seguro que las personas de su pueblo no eran las únicas allí encerradas, y estas personas podían estar en peores condiciones y Tana sabía que ella no tendría la fortaleza para dejarlas atrás.

- ¿Qué hago? – se preguntaba la joven en voz alta, mientras veía al cielo, que desde hacía mucho era iluminado por las estrellas.

Tana estaba tan concentrada en su dilema interno que no notó que ya no estaba sola, hasta que esa persona habló.

- Nadie te juzgará si te niegas – le dice Donovan a Tana, sorprendiendo a la chica, quien brinca en su lugar

- Donovan, me espantaste – le dice Tana, falsamente enojada.

- Lo siento, no era mi intención asustarte – le dice Donovan a al joven, mientras se sienta a su lado.

- Sé que nadie me juzgaría, todos conocen el riesgo de abusar del noveno don, pero ¿qué hay de mí?, sea cual sea la decisión que tome, siento que a quien más dañaría es a mí misma – le dice Tana a Donovan.

Y es que la joven, durante todo el tiempo que estuvo allí sola, solo podía pensar que si aceptaba y se corrompía sería algo que nunca se perdonaría, pero si no aceptaba y tenía que dejar a personas inocentes bajo las garras de esos monstruos, tampoco podría vivir con eso, sabiendo que estaba en sus posibilidades salvarlos.

- Es ese caso, diga lo que te diga, no te ayudaré, te puedo decir que te niegues y que no te arriesgues, que nadie quiere ponerte en riesgo y que te entenderán, también puedo decirte que eres fuerte, y con el corazón más nobel que jamás he conocido, y que no hay posibilidad que un estúpido don te corrompa, pero eso no te ayudara en nada, ya que eres tú la que debes tomar la decisión, eres tú quien debe creer, creer en ti y en que tomarás la decisión correcta – le dice Donovan.

- ¿Crees que el noveno don pueda corromperme? – le pregunta Tana a Donovan.

- Hace unos días no habría podido darte una respuesta, puesto que no te conocía, pero en estas semanas he visto tu fuerza, y sé que ese don nunca te corrompería, porque tú nunca lo usarías para lastimar a personas inocentes – le dice Donovan a Tana.

- Gracias – le dice Tana, mientras apoya su cabeza en el hombro del Donovan, y una pequeña sonrisa se asoma en su rostro, ya ha tomado una decisión.