NovelToon NovelToon
Little Hope

Little Hope

Status: En proceso
Genre:Acción / Aventura / Venganza / Superpoder / Escena del crimen / Pretendiendo ser otra persona
Popularitas:365
Nilai: 5
nombre de autor: Fanysparkle

¿Hasta dónde estás dispuesto a olvidar por amor? ¿Mentiras, traiciones, o quizás... muertes?

Realmente, ¿es posible vivir con una venda en los ojos?

Bienvenido a un mundo donde los héroes no son tan valorados como se parece.

NovelToon tiene autorización de Fanysparkle para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 22: Llámame Shadow

Habían pasado tantos días en esa oficina, que aún me costaba aterrizar en la realidad.

Pasamos de la formalidad y documentos, a los trajes pesados y cubiertos.

Sin palabras, sigo a ciegas al principal sospechoso de mi lista. Cómo si las advertencias de Lenin no hubieran sido escuchadas por mis oídos.

Creo que estamos alejándonos del cuartel, escucho las piedras chocar contra las llantas, el balanceo que nos sacude, a nosotros —y a las armas— que cuelgan de nuestros cuellos, la situación no podria ser más intrigante.

Silvestre es una persona meticulosa, en cada ocasión me queda más claro, parece tener un ritual específico para todo.

Mientras más serio el trabajo, más silencio.

Entre los preparativos, los cambios y el transporte, a penas y había escuchado un ruido escapar de sus labios —nada— solo respiraciones, y mis latidos, golpeando con fuerza en mi pecho.

Estoy en completa oscuridad, tanto, que por momentos pierdo la noción del tiempo, parpadeo, intento enfocar, sigo así, una o dos veces más,  y para cuando vuelvo a abrir los ojos, escucho...

El crujir de las cornisas, debajo de nuestros pasos, siento la fría brisa de la noche, veo esas luces...

«Como una fantasía...»

La ciudad iluminada que nos esperaba justo debajo... Era maravilloso, cada salto, cada momento, el olor a humedad que se colaba entre cada exhalación, el frío consumiendo los pulmones, la emoción revoloteando en mi estómago.

«Me sentía tan libre»

La energía con la que atravesamos el camino, sin importarnos nada, saltando los balcones, esquivando las tuberías, los techos, como si jugáramos a las carreras, no importaban los obstáculos, sino quién llegaría primero al otro lado.

Silvestre era habilidoso, para mí sorpresa. Su mirada intensa y su sonrisa confiada me hacían sentir que estaba en buenas manos «¿Quién imaginaria tal destreza?»

Él era un científico, oficinista en ocasiones, o al menos esa era la faceta con la que había convivido en todo este tiempo.

Por eso era extraño, podía ver esa agilidad felina, reflejada en cada uno de sus movimientos, a pesar de que la lluvia había convertido todo en un sitio aún más peligroso, no se veía preocupado por ello, corría, saltaba de terraza en terraza, un solo fallo y seguramente caería a la nada, ambos lo haríamos...

Supongo que soy la única fuera de elemento.

Trato de seguirle el paso, se qué dije que deseaba vivir está experiencia, ser «una agente de campo» pero nadie había mencionado algo como esto y la verdad tampoco estaba preparada para abordarlo.

Solo improvisaba sobre la marcha, como siempre lo he hecho.

Daba saltos de fé en donde él daba unos planificados, me esforzaba por mantener el equilibrio, mientras veía el balanceo de su cola, supongo que a eso se refería con lo mejor de ambos lados.

El animal y el ser humano.

Él es muy bueno con eso, ahora solo veo un «gato negro» presumiendo sus habilidades para caer de pie.

Mientras yo parezco uno de casa, al que apenas han sacado a la calle, doy un último brinco, un aterrizaje a medias que casi termina fracturando mi tobillo.

Por suerte lo conseguí, ahora los dos estábamos en una sola pieza, pero en un callejón oscuro.

Una suave lluvia cae sobre nosotros, haciendo aún más tétrica la escena. Las paredes descuidadas, la falta de iluminación y ese... Olor a comida descompuesta que llegaba de algún sitio.

No importa a dónde dirija la mirada, esta claro que estamos en el peor sitio de la ciudad.

Silvestre se adelanta un poco, acomoda su traje e inspecciona el área. Se ve confiado, como si esa no fuera la primera vez que hace esto. Mientras el inspecciona, yo aprovecho para mirar alrededor, tratando de procesar lo que está sucediendo.

La oscuridad del callejón parece cerrarse sobre nosotros, la lluvia sigue cayendo suavemente, empieza a darme frío y mi uniforme está empapado.

—¿Es aquí?... —digo tratando de librarme de la pesadez que me causa el callejón

Silvestre me mira y niega.

—No, pero estamos cerca.

—¿Cerca de qué? —me sentía como una tonta preguntando, pero él no había dicho nada en todo el camino

Silvestre decide que mi pregunta no es lo suficientemente importante, al menos no en ese momento. Se acerca a la apertura del callejón y echa un vistazo fuera, su mirada se pierde en la oscuridad.

La brisa mece los negros mechones de su cabello, a la par de su pelaje, aunque el patrón se rompe en la punta de su cola —una mancha blanca— después de un momento, se vuelve a mí y comienza a hablar, pero su tono es bajo y serio.

—Estamos cerca de ellos, de..., bueno, ¿Recuerdas los cómics?

—¿Los cómics? —digo sin unir las ideas— te refieres a.... Espera, ¿te refieres a los héroes?

—Eso justo. —finalizo con tranquilidad

Mi cara se arrugó mientras mis manos se dirigían a mi cadera lentamente.

...

«¡¿Que?!»

El grito interno rebotaba en las paredes de mi cabeza, era como si intentará verme la cara con una broma.

—Estamos aquí por héroes.

Silvestre rio.

—Te escuchas muy convencida.

—¿Estás jugando conmigo?

Él se encoge de hombros, mira su traje y luego el mío.

—¿Te parece así? O acaso usar antibalas es gracioso de dónde vienes.

—¿Es enserio? Y para que queremos... ¿Vamos a enfrentarlos? O...

Silvestre frunce las cejas y se apoya sobre su brazo.

—Ah, no. —dijo con obviedad— ellos no nos interesan, no mientras no se involucren.

—¿Entonces?

—Ah eso voy, okey, vayamos lento, antes de que te pongas más nerviosa. ¿Qué es la SSMH? —pregunto como si hablara con alguien mucho menor

—La armada con poderes. —respondo

—Vaya, eso fue muy vago. —expreso algo decepcionado— bien, si, pero no, la SSMH es una organización militarizada, pero es manejada como fuerzas especiales de personas con habilidades.

Asiento lentamente, tratando de acoplar sus palabras en mi definición.

—Okey... Creo que lo voy entendiendo.

—Ojala sea así, es información básica.

—Pero...

—Te escucho.

—¿Por qué tratan la organización como una militar?, si son fuerzas especiales.

Silvestre piensa sus palabras por un momento antes de contestar.

—Buena pregunta, pero te tengo una mejor, si criarás leones, ¿Los meterías a tu casa?

—Supongo que no.

—Bien, ahí está tu respuesta. Desde siempre, organizaciones como la nuestra han sido tratadas con guantes, si entiendes a lo que me refiero, nos tienen miedo, pero nos necesitan.

—Eso no tiene sentido.

—Para ti no, pero el presidente no opina lo mismo.

Ahora yo soy la que está perpleja «¿El presidente?» el nombre de «Wright» resalta en letras rojas sobre mi mente.

—¿Wright dices?

Silvestre bufó.

—¿Acaso hay alguien más? No me digas que no ves las noticias.

—Si las veo, solo que... No se, solo no pensé que vieran a la SSMH de esa forma.

—Que te digo —expreso encogiendo los hombros— esa es nuestra triste realidad y me encantaría quejarme al respecto, pero tenemos trabajo que hacer.

—Okey, ¿Y que clase de trabajo haremos?

La sonrisa de Silvestre vuelve a sus labios.

—¿Qué hacen los leones, Jones?

«No me gusta hacia donde se dirige esto»

Pienso sin pronunciar ninguna palabra

—Vamos a cazar.

Finalizo, y ese brillo extraño volvió a reflejarse en sus ojos verdes.

«A cazar» repito en mi cabeza e inmediatamente trago saliva, «cazar» eso era acaso una ¿Metáfora? O estaba siendo... Literal.

...

—¿A cazar? —repito confundida, aunque la verdad es que tengo un nudo en la garganta

Las brillantes esmeraldas de Silvestre, me juzgan —de arriba a abajo— parece que está a punto de decir algo, pero su mirada vuelve a relajarse, como si hubiera cambiado de opinión.

—Tranquila, es otra forma de decir "vamos a detenerlos"

Un suspiro de alivio amenaza con salir de mi, pero logro contenerlo al apretar la mandíbula.

—¿Y quiénes son ellos?

—Bueno, si quieres seguir con la analogía de los cómics "villanos" —dijo con cierta burla, pero luego su tono cambio— a mi me gusta llamarlos "personas problemáticas" o "terroristas"

—¡Terroristas! ¡¿Estamos buscando terroristas?!

Silvestre me chita, por un momento pienso que va a raparme la boca, pero no lo hace.

—Shhh... —escupió mientras vigilaba fuera del callejón— ¿Quieres que nos maten? Porque si es así, buen trabajo, creo que no te escucharon en la otra cuadra.

Me encojo de hombros y me arrastró tratando de ser lo más sigilosa posible. Ahora ambos estamos agachados.

—Lo siento, es solo que... Me tomaste por sorpresa.

—¿Porqué? Que más podrías esperar.

—No lo sé, tal vez una advertencia previa. Cómo un "Jones tenemos una misión, capturar terroristas"

Silvestre contiene una risa.

—Buen punto, pero eso arruinaría el drama.

—¿Cuál drama? No deberíamos preocuparnos de que nos vuelen la cabeza.

—¿Desde cuándo te preocupas tanto por tu cabeza? —dijo con gracia, como si fuera una pequeñez— tranquila, tú cabeza estará en su lugar, siempre y cuándo te quedes atrás.

—¿Atrás? Que no soy tú apoyo.

Él alza una ceja.

—Si, lo eras, pero no me das la impresión de poder cuidarme las espaldas.

—Mira quién lo dice, él que no quiere arruinar el "drama" contando los detalles de la misión.

Silvestre ladea la cabeza, pero no se ve molesto, sino más bien divertido.

—¿Quién lo diría? Alzando la voz a tú superior —dijo, preparado para quejarse— después de qué me esforcé, y le suplique a Rick para que estuvieras aquí, porque es tú sueño.

Fruncí el ceño y el volvió a reírse. 

—Te estás burlando de mí.

—Si, eso hago, ¿Ahora quién es el dramático?

—No voy a responder eso.

—Entonces ambos lo somos —aseguro para luego señalar fuera— ¿Podemos continuar?

Yo asiento más relajada, no se cómo, pero el hermano menor del Sargento sabe manejarse en situaciones de estrés.

Sus palabras han conseguido calmarme, aunque eso no quita que estemos aquí justo para buscar «¿Terroristas?» o algo parecido, supongo que lo averiguaré en el camino, porque él no parece bromear con lo de mantener el efecto «drama» de la misión.

Era momento de continuar.

Compartimos miradas por unos segundos y seguimos nuestro camino, tratando de convertirnos en solo un par de sombras más de la ciudad.

«Cautela» pintada en cada uno de nuestros pasos, es curioso, en verdad no puedo percibir ningún sonido de sus pasos —es extraño— pero no puedo parar de preguntarme «si lo notaría, si él no estuviera enfrente mío, si yo fuera la que está siendo acechada» probablemente no, pero es una razón más para mi lista, una por la que no debo bajar la guardia.

Andamos a oscuras, entre calles, bajo las tenues luces que las iluminan —focos parpadeantes— como si él voltaje no fuera el suficiente para mantenerlas encendidas.

Silvestre las mira y una pequeña sonrisa eleva su comisura.

Por un instante pienso que «este es el sitio» pero no nos detenemos enseguida, no hasta volver a subir a la seguridad de las alturas.

Justo en un edificio departamental cercano.

El solo pensar en la cantidad de gente debajo de nosotros, me resulta preocupante, no sé a lo que nos enfrentamos con exactitud, pero sé de buena mano, que hasta el mínimo enfrentamiento con alguien con «poderes» es símbolo de peligro y destrucción.

La suave lluvia no tarda en reciar, me parece un milagro que ninguno de los dos haya resbalado cuesta arriba.

El cuerpo me tiembla, las piezas del traje se vuelven más y más pesadas a cada paso que doy, por más que lo intente, no hay sitio donde resguardarse de la lluvia.

Silvestre ni parece intentarlo, al parecer «no a todos los gatos les molesta la lluvia»

Él no va a parar hasta llegar a la cima y a mi, bueno, me tocará seguirle el paso, porque también me da la impresión de que olvidó que estoy a sus espaldas.

Los dedos se me entumen, gritan y amenazan con soltarse en cada escalada. El metal de las escaleras de emergencia es resbaladizo, en más de dos ocasiones ahogue un grito, pensando que caería al vacío, por suerte no fue así.

Nunca había cuestionado mi resistencia física, no como en este día, habíamos escalado el edificio por fuera, sin protección, confiando únicamente en la fuerza de nuestras manos.

Respiro, trago aire, desesperada, como un pez fuera del agua. Intento reponerme, pero la tormenta sigue, por lo que mi cuerpo no dejará de temblar, no hoy.

Al fin llegamos a la cima.

Solo me basta levantarme para ver el mar de luces que nos rodea, es impresionante, y a la vez incómodo, no se si es la lluvia, el esfuerzo o energía gastados, pero algo no me deja apreciar la vista como debería.

No como la aprecia él.

Sus ojos brillan, de una forma diferente, lejos de las ataduras de la formalidad. Una mirada que refleja la juventud, que suelo olvidar que tiene, se que apenas nos llevamos unos años de diferencia, pero puedo notar, el temple de alguien que tuvo que madurar a temprana edad.

Silvestre parece recordar que estoy a sus espaldas, sus manos se posan en su cadera y me mira mientras ese brillo se desvanece de sus ojos.

—¿Lista para tú prueba?

La nostalgia de la escena se corta al instante, dejándome confundida y con una pregunta por responder.

—¿Qué prueba? —esas fueron las únicas palabras lógicas que conseguí formular 

La sonrisa de Silvestre se engrandece, en verdad que está disfrutando de la situación.

—Es tu momento, Jones. Demuestra que mereces estar en la SSMH, tú prueba está justo... —arrastra mirando hacia la tormenta— enfrente.

—Enfrente... —repito desconcertada

—Si, enfrente. —asienta con una tranquilidad que mata— te presento al segundo peor miedo de un novato.

Mis ojos viajan lentamente hacia donde señala, la tormenta, ahora que la veo desde un mejor ángulo, puedo ver qué ahora es una tormenta eléctrica.

—No...

—¡Si, Jones! —afirma Silvestre maravillado— te presento, a la terrorífica habilidad eléctrica.

La nebulosa eléctrica está concentrada, veo las nubes y lluvia, girar sobre ella —trago saliva— y la cabeza también empieza a darme vueltas.

«Habilidad eléctrica»

...

«Estoy enfrente de un clase B»

Traduce mi mente, erizando hasta el último pelo del cuerpo.

Ahora se a lo que me enfrentó, y no estoy tan tranquila como esperaba, al contrario, me siento aterrada, tanto, que no puedo controlar la risa nerviosa que escapa de mis labios.

Silvestre se acerca a mi, agachando un poco la cabeza hasta llegar a la altura.

—¿Es demasiado, Jones? —pregunta despreocupado, echando una última vista a la nebulosa eléctrica— aún puedes retractar, si así lo deseas.

Aprieto los labios, eso es lo menos que deseo hacer.

—No, estoy lista.

Los ojos de Silvestre se abren, en definitiva, no era la respuesta que esperaba escuchar.

—Bien, Jones. No esperaba menos de ti, mírate, estás muerta de miedo y aún así alzas la cabeza.

—Gracias por el ánimo, pero no le ayudas. Mejor dime a qué nos enfrentamos.

—Siempre tan sutil, en fin, supongo que ya notaste que es un clase B.

De forma automática miro a la tormenta y regreso la mirada para afirmar.

—Si, clase B: control de energía. ¿Sabemos su nivel?... ¿Qué tan fuerte es?

Silvestre ladea la cabeza y piensa un momento antes de hablar.

—A juzgar por el tiempo de la tormenta, yo diría que es un sub, tal vez de un nivel 7 u 8 si estoy mal. —explico dando unos pasos al frente— está a tu altura, tú también eres de rango superior.

—¿Y eso debería tranquilizarme? —exclamo sintiéndome diminuta, «¡¿que podía hacer yo ante esa inmensa tormenta?!» —¿estas seguro que vemos lo mismo?

Silvestre mira hacia la tormenta y regresa rápidamente para ver mi expresión.

—Si, la misma tormenta de hace veinte minutos.

—¡Es enorme! —me queje sin poder evitarlo

—Si, lo es, pero eso no hará que se haga más pequeña.

—¿Cómo logras estar tan tranquilo con esto? ¡Es un «terrorista eléctrico»! —Silvestre rie al escuchar la última parte

—Terrorista eléctrico —dijo entre risas— no puedo tomármelo en serio si lo dices de esa forma.

—¡Silvestre, va a matarnos!

—Hey, hey, hey. —detiene negando con la cabeza— despacio compañera, se que la estamos pasando bien, pero aquí no tengo nombre, llámame Shadow.

—Shadow. —repito

—Si, Shadow. —dijo con obviedad

Ahora era yo la que reía nuevamente.

—Esto ya no es gracioso, Jones.

—¿Sombra en inglés? Te llamas... —digo ahogando una risa— Sombra, ¡tú nombre clave es sombra!

—Si, si, rie lo que quieras. —reclamo fastidiado— espero ver esa misma sonrisa en tu rostro, cuando elijan tú nombre clave.

—¿Qué? —digo decepcionada— ¿No los elegimos nosotros?

Silvestre niega rápido.

—Ojala fuera así, pero no. A este paso te pondré mole.

—¿Ah? Topo, ¿Por qué?

—¡Porque solo quieres estar bajo tierra! No creas, que no noto que estás evitando el problema.

—¡No lo evitó! Solo estoy tratando de pensar. —me defiendo, aunque es mentira, si quiero evitar, pero morir— ¿Cómo un sub y... Espera, ¿Qué rango eres?

Silvestre me mira y cruza los brazos, ya está cansado de la espera.

—No te preocupes de más, Jones, en todo obtengo un A+

—¿Eres A?

Silvestre me muestra dos dedos de su mano y la sonrisa confiada regresa a su rostro.

—¡Doble A! —digo al borde del desmayo

...

1
Alucard
ay me cautivó, hay más cap?
Fanysparkle: muchísimas gracias, pronto habrá más 🫶🏻✨💖
total 1 replies
Coralfanartkpopoaf
No puedo esperar para ver qué más tienes guardado en esa increíble mente tuya, ¡escribe más pronto! 😜
Fanysparkle: Gracias✨✨✨
total 1 replies
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play