soy un hombre del siglo XVII que oculta el hecho de que somos sexual para no ser encarcelado o asesinado, sin embargo, mientras voy por la calle veo una hermosa librería a la cual entro para buscar un libro, pero mientras estoy en mi búsqueda veo algo extraño en los estantes, meto mi mano y de la nada soy jalado a un mundo extraño el cual se parece mucho a lo que había leído sobre la china antigua, luego de levantarme y sacudirme un poco el polvo, un hombre llega en su caballo y de la nada pone su espada en mi cuello.
¿ Quién es este hombre?
¿ porque me apunta?
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Buena noticia
Después de llorar un buen rato me recompuse y regresé a la tienda, ya estando allí me senté en la cama para observar la habitación, luego él me dio hambre y, ya que no quería levantarme dije:
¿-Fang Jie, puedes venir?
El chico entro de inmediato y con voz suave y con tono cordial dijo:
-dígame señora, que necesita.
-podrías traerme algo de comer.
-que le gustaría comer?
-podrían conseguir algo de dulce, ah y una sopa de pescado, pueden sacar uno de mis peces para hacerla.
-está bien señora, en un rato le traeré lo que desea.
-gracias.
Luego de eso el chico salió corriendo de la habitación. Al ver que estaba nuevamente solo una tristeza y ansiedad me invadió, así que me recosté en la cama y en cuanto sentí el olor de Hua Cheng, cerré los ojos y olfatee su aroma hasta que aquella tristeza y ansiedad desaparecieron, luego de no sé cuanto tiempo escuche un ruido lo cual hizo que saliera de mi trance y me diera cuenta de que ya había pasado un buen rato, ese sonido que me había vuelto a la realidad provenía del chico Fang Jie, él estaba intentando entrar a la tienda con los platillos, pero no podía, así que me levanté de la cama, con mi mano aparte el pedazo de tela que cubría la entrada y lo ayude a pasar, él respondió con una sonrisa a mi acción.
Luego de que él entrara, dejo mi comida sobre una silla y luego de eso se puso cerca a la entrada y dijo:
¿- señora, necesita algo más?
Yo con una sonrisa amistosa respondí:
-no, muchas gracias.
El de inmediato se retiró y yo me dispuse a comer, luego de probar la sopa me sentí reconfortado y sin siquiera darme cuenta me la comí toda, luego probé los dulces confitados que me habían llevado, yo no entendía como los habían podido hacer, ya que estábamos en medio de la nada, pero agradecía mucho el esfuerzo por complacer mi tonto deseo, luego de comer limpie mis dientes y me fui a dormir.
Al día siguiente me levante temprano en la mañana y decidí no deprimirme como la última vez, así que quise ocuparme en algo para no pensar mucho en lo que le podía suceder a Hua Cheng, así que luego de limpiarme la cara, me vestí y fui a los corrales, allí alimente a los pocos caballos que quedaban y luego fui a la cocina, en cuanto el cocinero me vio se apresuró a sacarme de alli, ya que si me lastimaba de alguna manera, Hua Cheng seguramente lo mataría y el temía eso, pero puesto que yo me sentía tan solo y poco ocupado decidí pedirle que me dejara ayudarlo, al principio él no quiso, ya que aun temía lo que me pudiese suceder, pero luego de que le insistí un buen rato el finalmente accedió, en cuanto acepto, me puso como tarea lavar los vegetales y el arroz, en cuanto escuche su orden, me puse en marcha, además de lavar los vegetales, también ayudaba a lavar los platos y ollas que se utilizaban para cocinar y servir; todas las mañanas luego de ese día temía la misma rutina, me levantaba temprano, alimentaba a loa caballo, luego iba a la cocina y ayudaba con la limpieza del lugar, de los ingredientes y de las ollas y platos, cuando terminaba el día comía, limpiaba mis dientes y me iba a dormir, así fueron mis dias durante tres semanas enteras, hasta que la mañana en que cumplí mi séptimo mes llego una carta que decía:
-la batalla ha sido difícil, pero el general no se rinde, gracias a él dimos de baja a más de la mitad del ejército enemigo, si seguimos así en una semana aproximadamente podremos decir que ganamos.
luego de leer aquella carta me sentí un poco mejor ya que esta vez al menos él no estaba herido de gravedad, además me alegraba el hecho de que pronto volverían, ya que si lograban derrotar a aquel ejército podríamos irnos juntos.