Susana caminaba esa mañana en la playa en la cual apenas apuntaba el alba, pero una silueta tirada le llamo la atención, al parecer era una mujer con largos cabellos negros, pero al acercarse, se dio cuenta que era una sirena con diversas heridas en el cuerpo, que apenas lograba respirar.
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La influencer
-Ya estoy aquí amiguis - Dijo Mélusine mientras saludaba a Talula que había bajado del auto y el chófer le había abierto la puerta.
Talula observó a Mélusine qué traía menos ropa, que el día anterior.
Una falda demasiado corta y ceñida, con un color rosa mexicano de mírame a la fuerza, un corset negro parecido a un top, que dejaba ver busto y cintura , mostrando su excelente figura, pero también traía un bolero del mismo color de la falda, y el lápiz labial igualmente del mismo tono.
Y unas zapatillas color negro, de tacones jumbo.
Sin embargo aun así, su manera de caminar y su personalidad era más impactante qué su forma de vestir.
Después de que Talula se repuso de ver a Mélusine.
Ambas ingresaron a la empresa, sin embargo dentro de este Mélusine empezó a llamar la atención.
-Verdad que es la famosa influencer qué hace videos, se llama Mélusine - decían los empleados, algunos se le acercaban y le pedían fotos.
Talula no comprendía como era esta tan popular.
-¿Por que los empleados te conocen? - Dijo Talula.
-Soy una influencer en las redes sociales, hago pronóstico, hechizos y consejos de moda-- dijo Mélusine qué había sacado su smartphone y empezó a grabar en vivo a lado de Talula.
Talula se alejo de esta.
Y Mélusine se despidió del video en vivo, mandándo a su audiencia besos y bendiciones.
Sin embargo, Río noto que los empleados habían dejado de trabajar y quiso saber el motivo.
Vaya sorpresa se llevó al ver a Mélusine en la empresa y a lado de Talula
-¿Que hace la bruja aquí? - se pregunto Río.
Sin embargo una secretaria llego con documentos que debía firmar, así que regreso a su oficina.
Mientras Río terminaba de firmar estos, recibió una llamada de que Talula quería usar el helicóptero de la empresa.
Río sonrió, al escuchar esto.
-Autorizo el uso del helicoptero, pero informarme adonde se dirigen. - Dijo Río.
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-Te dije que Río no se opondría, empleado idiota - Dijo Talula al empleado que había llamado a Río.
Mélusine mientras ya se había subido al helicoptero y volvía hacer su video en vivo dentro de este.
-Puedes dejar de hacer eso - Dijo Talula a Mélusine qué no dejaba de tomar fotos mostrando su belleza.
-Con razón Lars no te hace caso, eres una amargada - dijo Mélusine.
-¿Crees que a ti Lars te hubiera hecho caso? - Dijo Talula esperando la respuesta de Mélusine.
Sin embargo Mélusine vio el brillo de los ojos de Talula, alguna locura se le había cruzado en la mente.
Si, en la torcida cabeza de Talula, por un momento se le cruzó abrir la puerta del helicóptero y tirar de este a Mélusine.
-Talula, claro que no, mis habilidades solo funcionan en tierra firme, además tengo muchos pretendientes aquí - Dijo Mélusine.
El rostro de Talula se relajo y sus ojos dejaron de brillar, la respuesta la había tranquilizado, ya qué todo lo que tenia que ver con Lars la enloquecia.
Mélusine realmente no confiaba en Talula, estar a lado de ella, era vivir en la cuerda floja, un mal movimiento y todo terminaría.
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-Secretaria Silvia, me puedes decir por que los empleados armaban alboroto por la mujer que iba a lado de la secretaria Talula. - Dijo Río.
-Se debe a que es una influencer muy conocida, su nombre es Mélusine y en sus videos sale disfrazada de sirena, además es conocida como la bruja del mar o sirena bruja, ya que vende pociones para la buena suerte, belleza entre otras cosas. - Respondió la secretaria Silvia.
- ¿Y son efectivas? - pregunto Río.
Silvia la secretaria, se quedo observando al señor Río, y respondió después de hacerlo :
"Pues tengo varios conocidos, y si les ayudado Mélusine, con sus sugerencias y pociones"
-Comprendo, gracias Silvia - Dijo Río despidiendo a la secretaria, de la oficina.
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Mientras tanto en el mar.
-Su majestad tenemos la lista de quienes han sido bendecidos por la marca, sin embargo
algunos de estos se fueron lejos, otros sufrieron accidentes y dejaron el mar, actualmente viven en la tierra.
Me temo que fueron obligados hacerlo. - Dijo el general Lucio, extendiendo el informe del censo.
-Hay muy pocos residiendo aquí con la marca, pero los que quedan son sirenas de edad muy avanzada - dijo Lars suspirando.
-¿Sera que las abuelas sirenas estén conspirando? - pregunto Lucio.
-Aun que no lo creo, vigilarlas no esta demás contesto Lars.
Sus pensamientos se fueron hacia el niño Darío, y de repente recordó el rostro de Susana.
Realmente era similar a Serena.
Quizás por eso al verla sintió una conexión, pero Serena jamás le dijo qué tenia una hermana humana, y tampoco quien era su padre.
Aunque de pequeños siempre había visto a Serena subir a la superficie, en lo cual visitaba a un hombre que tenia una niña en un velero.
Si, la había visto platicar a ambas y comer juntas, se reían y luego Serena se despedía de ella.
Y regresaba al mar.
Sin embargo la niña tenia un ligero parecido a Serena.
La verdad siempre estuvo allí, pero quizás no quise darme cuenta de la situación.
Razonaba en silencio Lars.
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¡Mamá, mira la isla de Mykonos! - Dijo Darío señalando la isla.
-Por fin llegamos, espero con ansias bajar del ferry - Dijo Susana amarrando su cabello en forma de una dona.
Sin embargo de repente recordo el sueño qué había tenido antes del accidente, en la cual no debía llevar al niño al mar. Pero en este momento estaba expuesto, y no había sucedido nada.
"Solo fue una pesadilla" se dijo así misma Susana.
-Vamos a cubierta a ver la isla - Dijo de repente Apolo.
-Yo quiero ir, vamos mamá - Dijo Darío poniendo una carita, que Susana no podía resistir.
-Si, los acompañare- dijo Susana levantándose de su asiento.
Darío iba delante de Apolo y Susana.
De repente el ferry hizo un movimiento qué mareo a Susana, de lo cual ella al sentir asi, se tomo del brazo de Apolo.
-¿Estas bien? - pregunto Apolo.
-No...
solo estoy mareada - Dijo Susana
Apolo entonces la tomo de la cintura y la ayudo a subir por las escaleras, mientras Darío observaba qué su mamá estaba un poco pálida.
En cubierta, encontró donde sentarla, y de sus pertenencias Apolo saco unas pastillas para el mareo.
-Toma una pastilla del frasco, iré por una bebida. Darío por favor cuida a tu madre - Dijo Apolo mientras iba al pequeño restaurante dentro del Ferry.
-¿Mamá, realmente es sólo mareo? - pregunto nervioso Darío.
-Tranquilo hijo, solo que el movimiento del Ferry me a causado mareo - Respondió Susana tratando de tranquilizar a Darío.
Sin embargo la vista estaba increíble.