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Mi Cuñado Ahora Es Mi Esposo

Mi Cuñado Ahora Es Mi Esposo

Status: En proceso
Genre:Romance / Venganza / Amor tras matrimonio / Posesivo / Arrogante / Reencuentro
Popularitas:28.4k
Nilai: 5
nombre de autor: AMZ

Serena estaba temblando en el altar, avergonzada y agobiada por las miradas y los susurros ¿que era aquella situación en la que la novia llegaba antes que él novio? Acaso se había arrepentido, no lo más probable era que estuviera borracho encamado con alguna de sus amantes, pensó Serena, porque sabía bien sobre la vida que llevaba su prometido. Pero entonces las puertas de la iglesia se abrieron con gran alboroto, los ojos de Serena dorados como rayos de luz cálida, se abrieron y temblaron al ver aquella escena. Quién entraba, no era su promedio, era su cuñado, alguien que no veía hacía muchos años, pero con tan solo verlo, Serena sabía que algo no estaba bien. Él, con una presencia arrolladora y dominante se paro frente a ella, empapado en sangre, extendió su mano y sonrió de manera casi retorcida. Que inicie la ceremonia. Anuncio, dejando a todos los presentes perplejos especialmente a Serena.

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Capitulo 9

El tiempo siguió su curso, y con él, el lazo entre Serena y Rhaziel se fortalecía cada día un poco más. Serena no solo le enseñaba a leer, sino también a escribir. Ambos compartían momentos que para cualquier otro podrían parecer triviales, pero que para ellos eran todo: risas tímidas, silencios cómplices, palabras torpes que terminaban por convertirse en apoyo mutuo. Eran, en medio de su soledad, el único respaldo que tenían.

Aquel día, sin embargo, escondía un detalle que Serena prefería guardar en secreto. Era su cumpleaños. No se lo había dicho a Rhaziel porque, para ella, aquella fecha nunca había significado algo digno de celebrar. Jamás había recibido una felicitación sincera ni un regalo, y los recuerdos de cumpleaños pasados se resumían en indiferencia y vacío. Solo sabía que cumplía once años, y eso le bastaba.

Mientras hojeaban juntos un libro, la curiosidad se le escapó sin pensar demasiado.

—Oye, Rhaziel… ¿cuántos años tienes? ¿Y cuándo es tu cumpleaños?

Por un instante, él permaneció en silencio. Luego, encogió los hombros con naturalidad.

—No lo sé. —Su respuesta fue tan simple como devastadora.

Serena se quedó petrificada, y enseguida un calor incómodo le subió al rostro. La vergüenza y la culpa se mezclaron en ella por haber hecho una pregunta tan imprudente.

—Lo siento… —murmuró, bajando la cabeza.

Rhaziel la miró de reojo y negó suavemente.

—No tienes por qué disculparte. No es tu culpa.

Aun así, la incomodidad permaneció en Serena. Se mordió el labio, deseando poder retroceder el tiempo para no haber pronunciado esas palabras que podrían haber sido hirientes para Rhaziel. Rhaziel, en cambio, parecía tomárselo con una serenidad que escondía mucho más de lo que decía.

Mientras los niños compartían aquellos días en su refugio, ajenos en lo posible a lo que sucedía en la mansión principal, la Condesa Julia estaba al borde de un colapso nervioso.

Había regresado de una fiesta de té, donde, se había convertido en el centro de atención de las conversaciones, y no por los motivos que le hubieran gustado. Las damas, con sonrisas envenenadas, no hablaban de otra cosa que de los escándalos de Roger. Al parecer, había asistido a una fiesta de la que Julia ni siquiera tenía conocimiento, y en ella había causado disturbios que se convirtieron en comidilla de toda la nobleza. Para empeorar la situación, se rumoreaba que mantenía estrecha relación con el dueño de un local ilegal de apuestas y diversiones prohibidas, siendo, según los murmullos, su cliente más fiel.

Julia regresó a la mansión con el rostro desencajado y el corazón ardiendo de ira. Apenas Roger cruzó la puerta, lo enfrentó sin rodeos.

—¡Roger! ¿Qué demonios crees que estás haciendo? ¿Sabes de lo que hablan de ti? ¿Sabes el ridículo al que me sometiste en esa fiesta?

El joven, con una expresión desdeñosa, se encogió de hombros como si sus palabras fueran aire.

—No entiendo de qué hablas. Solo estaba divirtiéndome. Soy un joven de veintiún años, madre, y disfruto de mi juventud. ¿Qué tiene de malo?

Julia lo miraba incrédula, con el rostro encendido de furia.

—¡¿Qué tiene de malo?! El príncipe heredero de Nurdian también tiene veintiún años, y ya es un comandante militar. Mientras que tú… tú solo causas problemas.

Las palabras, lejos de hacer reflexionar a Roger, encendieron en él un orgullo herido. Su expresión cambió, y sus ojos se afilaron como cuchillas.

—¿Acaso me estás menospreciando madre? —preguntó con una voz helada.

Julia se quedó en silencio, atrapada por el miedo de haber ofendido a su amado hijo. Su semblante cambió de inmediato.

—No, hijo mío, claro que no… —respondió con suavidad, acercándose a él—. No quiero molestarte. Solo… solo quiero lo mejor para ti.

Lo rodeó con sus brazos, abrazándolo con una mezcla de súplica y devoción. Roger, al sentirla, dejó escapar una sonrisa astuta, como quien sabe exactamente qué teclas tocar.

—Está bien, madre —dijo mientras le devolvía el abrazo con un aire calculador—. Te entiendo. Pero tienes que entenderme a mí también. Prometo que me comportaré… después del matrimonio.

Julia suspiró aliviada, dejándose engañar una vez más por aquella promesa que sabía endulzar su oído.

Esa misma tarde, Julia ordenó que llevarán a Serena ante su presencia. La joven acudió de inmediato, con el mismo aire obediente de siempre. La condesa la contempló de arriba abajo, aún era pequeña, demasiado delgada, con facciones que conservaban todavía la inocencia de una niña. Julia frunció el ceño con fastidio, como si aquella fragilidad fuese una afrenta personal.

—Apúrate en crecer —le espetó con frialdad—. Debes casarte y darle un hijo a Roger.

Las palabras se clavaron en la mente de Serena como un cuchillo helado. Se quedó paralizada, con los labios entreabiertos y los ojos muy abiertos, incapaz de reaccionar. Sintió un zumbido en los oídos, como si el mundo se hubiera reducido al eco de esa cruel sentencia.

Cuando por fin logró volver al anexo, caminó como un espectro. Su rostro pálido y la forma en que sus manos temblaban no pasaron desapercibidos para Rhaziel, quien al verla frunció el ceño con un gesto de alerta.

—¿Qué te ocurre? —preguntó con voz baja, acercándose a ella.

Serena levantó la mirada, todavía perdida en aquel aturdimiento. Las palabras salieron entrecortadas, cargadas de un miedo que no podía ocultar.

—La condesa me dijo... que debo apurarme en crecer, casarme con Roger... y darle un hijo.

Su voz se quebró. El nudo en la garganta cedió y las lágrimas comenzaron a correrle por las mejillas. Los divertidos y tranquilos días que había pasado con Rhaziel le habían hecho olvidar por completo el motivo por el que estaba en ese lugar, pare ser "la esposa de Roger Volrhat"

—Tengo miedo —confesó, sollozando—. No sé ni siquiera cómo se tiene un hijo... pero sé que algunas mujeres sufren mucho. Mi madre enfermó después de tenerme... y murió. No quiero terminar igual... no quiero...

Las manos de Rhaziel se crisparon a los costados. La rabia le recorrió el cuerpo como fuego líquido. Pensar en Roger, su medio hermano, lo llenaba de repulsión, un hombre cruel, brutal, incapaz de cuidar siquiera de sí mismo, mucho menos de alguien tan delicada como Serena. Ella, que era como una flor frágil y luminosa, terminaría destruida en manos de aquella bestia. La sola idea le erizó la piel y lo hizo apretar los dientes con furia contenida.

Se inclinó hacia ella, con la mirada ardiendo.

—Si no quieres casarte... no lo hagas. —Su voz salió grave, cargada de una determinación que estremeció a Serena—. Yo te sacaré de aquí.

Ella lo miró, sorprendida. Su primera impresión fue que solo lo decía para consolarla, como cualquiera lo haría con una niña asustada. Pero Rhaziel no apartaba la vista de ella; sus ojos reflejaban algo demasiado serio, demasiado intenso.

—Podemos huir juntos —continuó, casi con urgencia—. Yo te protegeré de todo, de cualquiera que intente hacerte daño. Te lo prometo.

Serena lo observó en silencio, con las lágrimas aún en sus mejillas. Al ver directamente a sus ojos, entendió que no hablaba en vano. Rhaziel lo decía en serio.

Y en medio del miedo y la desesperación, sintió que aquella promesa era un refugio, una luz tenue pero real, que podía salvarla de un destino que la aterraba.

1
Rosa Pandui
Santo Dios,,pobre niña
Rosa Pandui
Es el inicio de una historia muy interesante
Elizabeth Yepez
pobre serena tener que casarse con ese pervertido
Yoraima Jaimes
Ojalá que Shakan la encuentre
ESTER CRISTINA GOMEZ RIVILLAS
Hay nooo que asco de tipo ese Roger
Mitsuki G
Por lo menos Serena logró evitar que ese desgraciado intentará abusar de ella en ese momento ya que al ver a todas esas usadas dónde ve le interesa a Serena al verla pura no como las otras más usadas que nada me alegro saber que ese tipo no la tocara hasta la boda por lo menos con lo que vimos al inicio ese tipo no pudo hacer nada por qué Razhiel llegó a tiempo quien sabe si matandolo quien bien lo merece es un parásito en la sociedad y me alegra más que esa princesa que es buena se lo quede que busque alguien más que le compre su familia este Razhiel no es para ella
Blanca Ramirez
excelente historia
ESTER CRISTINA GOMEZ RIVILLAS
Si condesa en un par de semanas dejaras de respirar junto a tu engendro. Hay como los odio y pensar que en estos tiempos hay gente peor que esas dos escorias
ESTER CRISTINA GOMEZ RIVILLAS
Esa dulzura y ternura de la princesa va a durar poco apenas la rechacen va a sacar su verdadero ser, bruja monte hagas ilusiones las cosas son como son
ESTER CRISTINA GOMEZ RIVILLAS
Que Dios cuide a la pobre Selena y espero una muerte cruel para la.condesa y su engendro
Yoraima Jaimes
pobre serena
Fattim.AR.
lamento decirle esto princesa, pero Raziel ya está apartado para Serena, así que no se haga ilusiones. 😺
Mitsuki G
Hay no pobre Serena esa bruja supo hacerlo bien la tiene encarcelado en esa habitación para que no vaya a huir que mal por ella ya que terminó en una prisión donde tiene sus perros guardianes de la bruja cuidandola ya vimos como llegó a esa boda por que la bruja le impidió la oportunidad de huir y lo mejor aunque no para esa princesa mimada hueca que piensa que todo es color de rosa y creé que su hermano le busco marido por cariño es más que nada amarrar a Razhiel no por que piense en su felicidad pero me da gusto que si no se ve mala la princesa pero tendrá que esperar a otro que le compré sus padres ya que Razhiel tendrá que apurarse para salvar a Serena y ser el esposo nada más de ella si la princesa sigue necia sera la concubina despreciada
Leonor Galillejo
buen trabajo
Elizabeth Yepez
pobre serena ahora sí no va a poder escapar de horrible pesadilla
Elizabeth Yepez
no puede ser ya no va a poder ir a trabajar y como va hacer para irse y con la escoria del prometido
Alma Delia Morales
RAZIEL TIENES QUE LLEGAR PERO YAAAAAA ,ANTES QUE ESE MALDITO LA VIOLE😭😭😭😭😢😭😭😭😭😭😟😟😟😟😟
ESTER CRISTINA GOMEZ RIVILLAS
Hay nooo autora no permitas algo tan cruel y degradante que le puede pasar a una mujer como es una violación, algún milagro debe pasar para que no llegue a la vida de Selena algo tan aberrante, no se lo merece.
Rurcel Lacourt
diooooooos pobre Serena, estoy tan desmayada como ella, aquí ando a mil para buscar una salida.
que pasará 🤔 todavía falta mucho por qué regrese su salvador.
y este loco pervertido autoritario y con una madre loca y permisiva. no podra salvarse de lo que quiera hacer este loco.😭😭😭😭😭😭😭😭
Melisuga
¡Pobre Serena!
Todos sus planes acaban de esfumarse como un débil suspiro.
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