ELUCIBETH, NO NACE MUDA TODO ES PRODUCTO DEL ACCIONAR INHUMANO DE SU MADRASTRA.
LA VENDE COMO YEGUA DE CRÍA A UNA FAMILIA PODEROSA.
ELUCIBETH TIEMBLA DE MIEDO, EL HOMBRE DESTINADO ES UN HOMBRE CRUEL Y SIN CORAZÓN.
JAMÁS IMAGINÓ QUE EL MISMO HOMBRE LA HARÍA SENTIRSE VALIOSA Y AMADA
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Capitulo 22. Carlota
Se acercó a la gran ventana francesa y resopló fastidiado haciéndose una serie de preguntas.
'¿Que diablos me sucede?'
'¿Por que me interesa tanto la muchacha?'
"¿A caso me estoy ablandando?'
Sus voces internas empezaron a luchar entre si, pero ninguno le dió una repuesta.
Se sintió extrañamente raro. Era la primera vez que una mujer lo ponía extremadamente ansioso.
De pronto, alguien tocó y la figura de Dreshel apareció.
"Señor"
El rostro pétreo de Bryan giro para verlo. "¿Por qué diablos demoraste tanto?. ¿No dijiste que traerías las noticias por la tarde?"
El amo estaba furioso y no precisamente por su tardanza, estaba furioso con el mismo, por su actitud de caramelo. Sintió que se estaba endulzando, y eso sólo significaba debilidad para el hombre.
Por más que intentaba frenar su curiosidad por la joven, le era imposible. Ya había caído en el mar de la sirena Elucibeth y no había vuelta atrás.
"Discúlpeme, Señor".
"Ve al grano, no me interesa tus excusas".
"Por lo que pude averiguar, la joven es la hija menor de Diana viuda de Matew, Madame Diana como se hace llamar. La joven Elucibeth fué presentada como sierva por su propia madre cuándo visitó la Mansión de los Prieto del Sol, hace varios días, desligándose de cualquier vínculo sanguíneo"
El ceño de Bryan volvió a fruncirse. "Investiga a esa mujer. Es muy sospechosa. ¿Por qué haría tal cosa?".
"Por otro lado, jefe, la mujer Nancy no se encuentra en el rancho. Su paradero es desconocido. Mis hombres siguen investigando. Pierda cuidado, la encontraremos pronto".
"Puedes irte".
Sacudió la cabeza y encendió un cigarrillo, mientras fumaba se perdió en un océano de pensamientos.
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En la cena, Estela no dejaba de hablar de los hermosos vestidos de novia. Mientras que Elucibeth comía lentamente sin quitar los ojos de la mesa. No se atrevió a ver al hombre.
"Ese día invita a toda la prensa, quiero que todo el mundo se entere de mi boda, que noticia llegue hasta el último rincón" Dijo Bryan mientras agitaba su copa de vino.
"Claro que si mi amor"
Bebió un sorbo y miró fijamente a su madre. "¿Cómo fue que conseguiste a la muchacha?".
"¿Desde cuándo te volviste tan curioso?"
"¿Te molesta mi pregunta?"
"Claro que no mi vida".
"Si no te molesta, entonces cuéntame"
"La muchacha misma se ofreció. Ya sabes lo que el dinero puede llegar a hacer".
"¿Ella misma te contactó?"
"Lo hizo unas de las criadas, Carlota, creo que así se llama. Me dijo que la criada de una amiga estaba interesada"
Brayan sonrió de manera casi imperceptible. Las cosas estaban fluyendo por si solas. Solo bastaría interrogar a regordete mujer.
Dirigió su mirada hacia la joven que comía con la cabeza gacha, enfunfada en un hermoso vestido blanco, que resaltaba aún mas la belleza natural de la joven. Se veía como un ángel en dos trenzas.
"Elucibeth". Susurró el hombre. La muchacha dejó los cubiertos y lo miró fijamente. "¿Es cierto lo que escuché?, ¿te vendiste para ser la madre de mi hijo por dinero?"
El rostro de la joven empalideció, la pregunta la tomó por sopresa.
"Si cariño, aunque no lo creas, la tímida chiquilla hizo eso". Intervino Estela.
"Silencio madre. Que la chiquilla lo confirme".
Sintiendo un nudo en la garganta, Elucibeth negó con la cabeza.
"Que no te engañe hijo" Saltó Estela. "Madame me advirtió de sus incontables habilidades..."
"Madre, no intervengas"
Se bebió otra copa al hilo y escudriñó a la muchacha.
'¿Será conveniente que la interrogue?'. Se cuestionó.
Recordó con mucho cuidado las palabras del médico.
'¿Si se pone mal otra vez?'.
Será mejor que lo averigüe por mi cuenta. No quiero poner en riesgo a mi hijo ni a la muchacha.
"Manda a Carlota a mi despacho. Ahora"
Bryan salió del lugar dejando a una Estela inquieta.
Elucibeth sintiendo la mirada afilada de Estela se puso en pié y se marchó de inmediato.
A los pocos minutos una sonriente Carlota hizo su aparición.
"¿Me llamó Señor?" Dijo ni bien cruzó la puerta.
"¿Por qué Madame Diana vendió a su hija menor?".
El hombre lanzó la pregunta sin rodeos. Directo a la yugular y sin anestesia, dejando a Carlota más blanco que una hoja.
"Se-señor no se de lo que habla"
"¿Me toma por idiota?"
La mujer se estremeció. "No, claro que no Señor".
"Quiero saber absolutamente todo. ¡Habla!"
"Ya le dije señor, debe haber un mal entendido. La muchacha Elucibeth se ofreció y no es la hija sino la criada".
El hombre endureció la mirada y lanzó cuchillos por los ojos.
"¡Suficiente mujer!" Duplicó la intensidad de sus rugidos enviando escalofríos por todos lados, helando el despacho al instante.
Los pies de Carlota empezaron a flaquear y estuvo a punto de caerse.
"No por nada me llaman el depredador" Amenazó "Si no hablas voy a arrancarte todas las uñas hasta que hables. Sino me lo cuentas, quizás te extienda misericordia"
Carlota se mordió el labio. Analizó sus probabilidades y se inclinó por el lado que mas le convenía.
"Pro-prométeme señor" Tartamudeó la mujer. "Si le cuento todo, prométeme que no va a matarme"
"¡Habla!"
"Elucibeth no es la hija de Diana" Declaró sudorosa "Jamás la quizo y siempre la trató muy mal. Cuando se enteró que su madre estaba buscando un vientre, la vendió por 10 millones de dólares"
"Y la que hizo el enganche, ¿fuiste tú verdad?" El sonido de sus dientes rechinando le quitaron el oxígeno.
Los ojos de la mujer empezaron a humedecerse. Y comenzó a implorar por su vida.
"Yo lo siento mucho, se que hice mal estoy muy arrepentida, por favor no me lastime". Cayó de rodillas.
"Eres asquerosa, y mas asquerosa aun la tal Madame Diana. Esa mujer deseará estar muerta".
"Señor ten piedad de mi, le juro con mi vida que no volveré hacerle mal a Elucibeth"
El hombre ajustó la mandíbula. "Cómo escarmiento vendrás a ser la esclava de Elucibeth, y besarás sus pies. Trabajarás para tu dueña de balde hasta el día de tu muerte"
'Es mejor que morir' Pensó Carlota. La fama que se manejaba Bryan no era de mentira. Fácilmente podría aplastarla cómo una cucaracha sin dejar rastros.
"Si señor, juro fidelidad a Elucibeth". Recitó llevándose la mano al pecho.
"Ni se te ocurra abrir la boca. Si me entero que planeas algo oscuro contra la muchacha, te mato con mis propias manos".
"No se preocupe, señor, eso jamás ocurrirá"
"¡Ahora largo!".
Con el cuerpo tembloroso, Carlota salió del lugar. A duras penas llegó a su habitación y se tumbó en la cama, para calmar su agitado corazón que amenazaba con detenerse en cualquier instante.
Felicitaciones autora.
Por tan emotiva historia.
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