Una Novia Para El Príncipe

Sebastián de pronto se sintió mareado por la noticia de qué su abuelo había sufrido otro infarto sabía que el estado de su abuelo con el tiempo estaba empeorando y eso causaría más fricciones en su familia.

— ¿Qué? Pero ¿Esta muy grave? — Pregunta preocupado.

— Si, tuvimos que llamar a una ambulancia, cuando llegaron los paramédicos tuvieron que aplicarle RCP (Reanimación Cardio Pulmonar) ahora esta en la clínica privada.

— Gracias por avisarme, ahora mismo salgo para ya!— colgó el teléfono, Dominic lo miro con preocupación.

— ¿Qué paso?

— Es mi abuelo que sufrió otro infarto.

—¡Mierda!— Exclamó impresionado—¿Vas para allá?

—Tengo que hacerlo, aunque le dije que no volvería a verlo. Tengo que decirle a Mia.

—Claro, le diré a Matías que te prepare el auto.

—Gracias—Salió del estudio y subió las escaleras hacia la habitación, encontró a Mia dormida y Julieta también. No quiso despertarla para preocuparla más de lo que estaba, así que las dejo descansar, mañana le diría. Bajo de nuevo las escaleras—Están dormidas, por favor. Dominic, no le digas nada a Mia, no quiero preocuparla.

—Tranquilo, no le diré. Cualquier cosa me avisas, por favor.

—Claro que si, adiós.

Se fue de la casa directo a la clínica, el corazón le latía a velocidad, el miedo se apodero de él, no quería que esas fueran las ultimas palabras que le decía a su abuelo. Cuando por fin llegaron, el lugar estaba repleto de periodistas, no tuvo más remedio que bajarse en medio del bullicio.

–Alteza, puede decirnos que le sucedió al Rey.

—Según dice que murió ¿esta preparado para tomar su lugar?

—Alteza, es cierto que usted, tuvo una fuerte discusión con El Rey y se fue del palacio?

—Sin comentarios— Le dijo Sebastian enojado. Tratando de pasar entre los periodistas, por suerte los guardaespaldas pudieron conducirlo adentro del hospital, todos los doctores y las enfermeras lo miraban y susurraban cosas pero no les hizo caso, camino hacia cuidados intensivos, se llevo una gran sorpresa al encontrar su mamá, su hermana y el novio de ella, su tía y sus primas. Todos sentados con cara de preocupación y incertidumbre.

—Hola familia —dijo Sebastián, todos voltearon a verlo, se levantaron y se acercaron a él, todos lo abrazaron con cariño.

—Gracias al cielo estas aquí. Tu abuelo—La voz de su mamá se quebró por un sollozo— Esta muy grave, los médicos no creen que sobreviva.

—Pero no puede ser, él es un hombre fuerte, estoy seguro que saldrá de esta — Manteniendo el positivismo, Su abuelo no podría morir eso todavía él tenía que arreglar las asperezas con él, tenía que conocer a Mia mejor y ver que ella era una buena una mujer para su nieto.

— Eso mismo le digo a mi mamá,  Sebastián. Todos estamos alterados, preocupados pero yo no pierdo la fe que el abuelo se recupere. —Dice su hermana.

—Primo, ¿tu sabes que le causo el infarto al abuelito? —le pregunto su pequeña prima Leonor.

—Es que la prensa, esta diciendo que eres el causante de todo —Dijo su otra prima Isabela.

—¿Tuviste algo que ver, Hijo? —Dijo La princesa Laura.

—No puedo decirles nada al respecto ¿Será que puedo verlo?

—Claro que si, de hecho estábamos esperando a que llegaras. El abuelo no ha dejado de preguntar por ti—Le respondió Coral.

—Llamaré al medico—Se ofreció su tía Carlota.

Al rato llego el médico, hizo pasar a Sebastián, con la condición de que sólo serían unos minutos.

—Gracias-— Él entro despacio, vio a su abuelo conectado aun sin fin de cables y aparatos. De pronto sintió tristeza parte de la causa que estuviera así era su culpa— ¿Abuelo?

—Pasa, hijo—casi susurrándole, ni siquiera tenia los ojos abiertos— Ven, acércate— Tenía una mascarilla de oxigeno, lo que le dificultaba el habla.

Sebastián se acerco, se sentó en la silla cerca de la cama.

—Quiero pedirte perdón, hijo. Se que dije cosas horribles pero estaba tan desesperado que dejaras todo por ella y tu hija. No quería perderte, Sebastián.

—Abuelo, a ti nunca te importe. Siempre decías que mi padre o tío serian tus sucesores hasta Neil, a mi no me tomabas en cuenta pero ahora que todos se fueron dices quererme. Se que no es cierto—Le reclamo.

—No es verdad, claro que te quiero eres mi nieto, admito que antes nunca pensé que llegarías hacer Rey eras muy joven tenías mucho que aprender  pero ahora me he dado cuenta que eres el mejor para ese puesto. Lamento haber sido tan egoísta y tirano, pero debes ponerte en mi lugar.

—Y tú en el mío, quiero ser feliz, esa felicidad se llama Mia y mi princesa Julieta pero nadie entiendo eso, solo quieres presionarme por algo que no quiero hacer.

—Por favor, Sebastián. No lo hagas por mí. Si no por tu país, por las personas que confían en ti, sabes perfectamente que pasaría si el reino cae en manos de los políticos, todo se iría a la quiebra, hemos luchado mucho para mantener Villa Hermosa como lo que es hoy.

—Abuelo, es que...No puedo—se sentía tan frustrado— No puedo hacerle eso a Mia, ella confía en mi, le di mi palabra que no la dejaría nunca que no la haría sufrir.

—Se que la amas, lo vi en la manera en que la mirabas pero si hablas con ella podrá entender, por favor hijo. No renuncies, Villa Hermosa te necesita—tomo la mano de su nieto—Me voy a morir pronto, lo sabes ¿Dime que lo harás? ¿Qué regresaras al palacio y gobernarás?

—Lo haré, abuelo— Resignándose—pero con una condición. No me casare con Helen y convertiré a Mia en mi esposa. Tienes que hacer un decreto para que sea posible.

—Lo pensare, hijo. Necesito descansar—Cerro los ojos nuevamente y quedándose dormido.

Sebastián salió hacia el pasillo donde aún estaba su familia.

—¿Cómo está? —le pregunto su hermana.

—Esta dormido, al menos esta estable.

En ese instante pareció el médico .

—Lo mejor es que fueran a descansar, mañana pondrán visitarlo estará bajo supervisión y si ocurre una novedad los llamaremos, lo peor ha pasado—Dijo el médico pero eso no convenció para nada la familia real, de hace tiempo el Rey tenía problemas de salud.

Todos decidieron irse en la limosina que los esperaba en estacionamiento porque afuera había una cantidad de periodistas sino que también los ciudadanos se agolparon en la clínica orando por la recuperación su Rey.

—¿Vienes con nosotros?—le pregunto su mamá.

—No, iré mañana.

—¿Eso por que? Tienes mucho que explicarnos, Sebastián. Una de ellas es porque te peleaste así con tu abuelo hasta el punto de mandarlo al hospital.

Esa acusación de su madre, hizo que sintiera un nivel de culpabilidad.

—¡Mamá, por favor!—Le reprimió Coral—no culpes a mi hermano de lo que sucedió, todos sabemos que el abuelo estaba muy enfermo, era cuestión tiempo que sucediera algo.

—Yo creo que hay que prepararnos para lo peor-—dijo su tía Carlota aguantando las lágrimas.

—Las veré mañana—dirigiéndose a su propio carro.

Se sentó en el asiento, preocupado y triste se sentía culpable de lo que le pasaba a su abuelo, la cabeza le iba a estallar en que lio estaba metido, ahora tenia que enfrentarse a  Helen cuando llegara, celebraría con ellos "navidad". Cuando llego a la casa de Dominic, este lo esperabaen el salón impaciente.

—¿Qué paso, no me digas que se...?

—No, aún vive—Dominic respiro aliviado.

—¿Pero paso algo más cierto?

—Si, voy a ser Rey muy pronto.

—¿Cómo? Quiere decir vas a casarte con Helen? Pensé que te quedarías con Mia y tu hija.

—No me casare con Helen, me casare con Mia—sonrió-—llegue aún acuerdo con mi abuelo, se que él va a aceptar estoy seguro.

—Mucha suerte, hermano. Espero que todo salga como lo tienes planeado—dándole unas palmadas en el hombro—Por cierto, tu futura esposa esta despierta.

—¿No le dijiste nada sobre mi abuelo?

—No.

—Iré a verla—subió las escaleras, vio a Mia  cantándole a su hija para que volviera a dormir, la amaba con todo su corazón haría lo que fuera para tenerla siempre a su lado, aunque tendría que enfrentarse al mundo entero—¡Mi amor!—La voz de Sebastián la hizo sobresaltarse, volteo a verlo, le sonrió coloco a Julieta en la cama contigua que estaba rodeada de almohadas para su protección.

—Ha estado un poco inquieta, se despierta cada rato. Creo que te extraña—El príncipe miro a su hija y luego a Mia.

—Tenemos que hablar es algo muy serio.

—¿Qué paso?-—no le gusto para nada el tono de su voz.

—Mi abuelo sufrió un infarto.

—Por Dios—llevándose las manos a la boca—¿Está bien?

—Dentro de lo que cabe, Si pero su estado es reservado. Estoy muy preocupado Mia, siento miedo que mi abuelo...— Un nudo se le hizo en la garganta.

—Tranquilo, mi amor— Tocando su rostro para darle un beso—Ven, siéntate—ambos se sentaron en la cama—¿Pudiste hablar con él?

—Si, me pidió disculpas por lo que había dicho antes pero esta muy grave... Me dijo que sabía que se moriría pronto, me siento tan culpable—quebrándosele la voz.

—No eres culpable, Sebastián. Él estaba enfermo y...

—Pero la discusión fue el detonante hasta mi mamá piensa que soy el culpable y tiene razón.

—Ella esta equivocada—Molesta porque su propia madre le echaba la culpa del infarto del Rey—Mejor recemos para que todo salga bien y tu abuelo se levante de esa cama.

—Dios te escuche, yo no quiero que se muera, a pesar de todo quiero mucho a mi abuelo, él ha sido un padre para mí, me dolería mucho si se va—rompió a llorar en los brazos de Mia, ella conmovida con el corazón estrujado lloro con él, lo abrazo fuerte para que desahogara—Necesito ahora—levanto la mirada, la beso nuevamente, llenándole los sentidos—Te amo.

—Yo también te amo—Limpio las lágrimas de él—Ven, te voy a dar lo que necesitas—lo tomo de la mano, lo llevo hacia la otra habitación—bésame.

—Amo besarte, amo tocarte, amo estar contigo y amo todo de ti—la beso de nuevo.

La pareja sentía que necesitaban un momento solo para ellos para pensar y relajarse, después de tantos días de estrés pero de algo estaban seguros que las cosas iban a empeorar y lo podían presentir.