Águila Harpía
Rakia es una joven que desde el día de su nacimiento es despreciada por su madrastra y su media hermana, y a su padre poco le importa lo que le ocurra, por lo que la joven debe de luchar cada día para sobrevivir, pero todo cambia un día en el que un antiguo poder despierta en su interior, lo que provoca que toda su vida cambie por completo, entrelazando su destino con el de otras tres personas para derrotar un mal ancestral que se acerca.
En un camino lleno de cambios, Rakia deberá de enfrentar muchos obstáculos para lograr su objetivo, pero no lo hará sola, ya que a su lado estará alguien quien sin conocerla, la esperado toda su vida y que la protegerá aun cuando no sea necesario.
Esta es la segunda historia de la tetralogía Los 4 Guerreros de los Elementos, la primera lleva por nombre “El Guerrero de la Tierra”
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Capítulo 23
RAKIA
Siento mi cuerpo muy pesado, y algo entumecido, también siento mi garganta seca e intento incorporarme pera buscar algo de agua, pero apenas y logro mover mi mano.
- Estás despierta, de verdad estás despierta – dice una voz a mi lado, quien suena muy feliz.
Reconozco aquella voz de inmediato, puesto que es la voz del hombre que oí cuando estaba en el limbo, pero al ver a la persona a la que le pertenece dicha voz, bueno me siento algo decepcionada.
Frente a mí, esta nada más ni nada menos que el príncipe heredero Nigel, el prometido de Auretta, pero ahora que lo pienso bien, sería mi prometido, puesto que yo soy la verdadera gran Águila, este pensamiento la verdad me revuelve el estómago, puesto que si bien solo vi al príncipe en dos ocasiones, en ambas lo vi siendo muy cariñoso con Auretta, y no me agrada mucho la idea de que ahora él esté siendo obligado a estar a mi lado.
El príncipe me ayuda a incorporarme y me pasa un vaso de agua para que beba un poco, y mientras hace eso, me brinda una cálida sonrisa, y al ver tan hermosa sonrisa a mi mente viene la primera vez que lo vi, fue a lo lejos, por una de las ventanas de la misión, él estaba paseando por los jardines con Auretta y le sonrió con cariño, y yo al verlos solo puede desear que alguien me sonriera con tal cariño, pero ahora, no sé si fue por la distancia, esa sonrisa me parece falsa comparada con la que me está brindando a mí en estos momentos. Rápidamente, saco ese pensamiento de mi cabeza, puesto que seguramente solo son alucinaciones mías debidas al hambre, puesto que hasta donde recuerdo no he comido en 5 días, tal vez 6.
- Me alegra mucho que al fin despertaras, nos tenías a todos muy preocupados – me dice el príncipe, mientras toma mi mano, y aunque intento apartarla, él me lo impide y siento cómo este comienza a pasarme energía.
- ¿Qué estás haciendo? – le digo, logrado al fin apartar mi mano, puesto que su cercanía me molesta, puesto que yo no pienso ser el remplazo de nadie, mucho menos de Auretta.
- Lo que he hecho desde que entraste en coma, pasarte energía – me dice y yo me sorprendo por sus palabras.
- ¿Cómo que en coma? – le pregunto, pero entonces su expresión cambia por completo, su sonrisa desaparece para dar paso a una expresión sin emoción alguna, y sus ojos, que parecían brillar de alegría y alivio, se vuelven dos frías piedras de color rosa.
- No muestres expresión alguna, no muestres debilidad, no muestres nada – me dice al oído y se separa de mí abruptamente y entonces una mujer entra a la habitación.
La mujer que entra es, literalmente, la versión femenina y mayor del príncipe Nigel, por lo que no me es difícil deducir de quien se trata, la reina Iris es quien entra al cuarto donde me encuentro y no exagero al decir que la atmosfera de la habitación bajo varios grados, había oído que era una mujer imponente y que su mirada era fría como el hielo, pero una cosa es oírlo y otra muy distinta es verlo.
- Bienvenida su majestad – la saluda el príncipe, con una expresión igual de fría que la de su madre, la verdad dan miedo.
- ¿cómo se encuentra? – le pregunta la reina al príncipe, ignorándome por completo, a lo que yo quiero protestar, pero una casi imperceptible mirada por parte del príncipe me hace cambiar de opinión.
- Está despierta, el médico viene en camino para revisar su estado de salud – le contesta el príncipe, a lo que la reina solo asiente y pone su atención en mí, y bueno, solo quiero desaparecer ante su muy intimidante mirada.
- Me alegra mucho el hecho de que ya estés despierta y recuperándote, lamento mucho por lo que has pasado y te hará feliz saber que los implicados en tu maltrato ya fueron correctamente juzgados y castigados – me dice la reina, pero es tan inexpresiva que no le creo nada, fueron castigados correctamente, lo dudo, mi madrastra siempre se jactaba con decir que era intocable, y lo mucho que sufrí en aquella casa es una muestra de ello, la verdad quiero gritarle que se meta sus disculpas por donde no le da la luz, yo misma me encargaré de ellos una vez salga de aquí, porque algo es seguro, yo no pienso quedarme aquí.
Cuando estoy a punto de decirle a la reina lo que pienso de ella, una vez más, una mirada por parte del príncipe me disuade de ello, es como si supiera lo que quiero decir y me advirtiera que no lo haga, por lo que permanezco callada, no porque el principito me lo pidió, sino porque no me conviene hacerla enojar, si algo aprendí en todos estos años, es que peleas es mejor dejarlas pasar.
Mi silencio ella no parece importarle mucho a la reina, la verdad es que no parece importarle nada, es realmente aterrador, en mi vida había conocido a alguien tan inexpresivo como ella.
- Una vez el médico y el sumo sacerdote la revisen, quiero un informe, tan pronto como lo tengas, reúnete conmigo, tenemos mucho que discutir – le dice la reina al príncipe y sale de la habitación con una elegancia innata.
- Ahora sí, puedes decir todo lo que pienses de ella, ya no te escucha – me dice el príncipe Nigel después de un rato, y si bien su rostro ya se suavizó un poco, ya no hay una sonrisa en él.
- No tengo nada que decir – le digo algo molesta.
- En ese caso, voy a buscar al médico y al sumo sacerdote, mientras tanto te dejo en buenas manos, ya puedes pasar – le dice el príncipe a alguien del otro lado de la puerta, y por esta entra la última persona que esperaba ver.
- Mamá Celeste – digo llena de alegría, y ella corre hasta mí y ambas nos fundimos en un abrazo.
- Avisaré a la duquesa que la gran Águila ha despertado, estoy seguro de que le alegrará la noticia – dice el príncipe antes de irse y yo inmediatamente me tenso.
- Hay que irnos – le digo a mi madre cuando el príncipe se va, e intento, en vano, levantarme.
- Mi niña, ¿por qué nos iríamos?, aquí estamos bien, aquí te ayudarán a recuperarte por completo – me dice mi madre, y yo me sorprendo por sus palabras.
- Acaso no oíste que el principito ese, va a buscar a la bruja de Kapheira, y estoy segura de que esta vez sí va a matarme – le digo muy alterada.
- Mi niña, Kapheira está prisionera, la duquesa Rivotra es ahora tu tía – me dice.
Sus palabras me sorprenden, ¿Cómo que mi tía es la nueva duquesa?, ¿Qué fue lo que pasó?, en eso las palabras del príncipe Nigel vuelven a mí.
- Ma, ¿cuánto tiempo he estado dormida? – le preguntó, temiendo su respuesta.