Anya siempre había llevado una vida tranquila hasta que conoció a Alicia, la nueva estudiante del instituto de la manada. Lo que comenzó como una bienvenida amigable pronto se convirtió en un infierno cuando Alicia, con su talento para la manipulación, consiguió volver a todos los amigos de Anya en su contra. Incluso los atractivos trillizos Ethan, Damien y Gael caen en las mentiras de Alicia y se burlan de Anya públicamente. Después de un ataque verbal por parte de un grupo de chicas influenciadas por los rumores, Anya decide contarles a sus padres lo que está pasando y se muda con su tía en otra ciudad.
En su nuevo hogar, Anya conoce a Emma y Max, sus primeros amigos verdaderos en mucho tiempo, quienes la ayudan a recuperar su confianza. Dos años después, se ve obligada a regresar a su antigua ciudad y descubre que está destinada a estar con los trillizos por un vínculo de la luna en la comunidad de licántropos. A pesar del destino dictado, Anya todavía siente dolor y traición.
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Capitulo XXI
Salí de la oficina del Alfa con un nudo en el pecho que no podía quitarme. Sabía que no había hecho lo correcto, que no le había dicho la verdad, pero también sentía que no era el momento. Juno estuvo todo el rato nerviosa, como diciéndome que me callara. Quizás fue lo mejor, o tal vez solo estoy retrasando lo inevitable.
Crucé los pasillos rápido hasta llegar a la salida. El aire frío me golpeó en la cara, y fue cuando saqué el móvil. Necesitaba ver a mis amigos, desconectarme de tanta tensión. Les mandé un mensaje en el grupo:
"Nos vemos mañana en el apartamento, tipo cuatro. Les cuento todo, lo prometo."
Iba a hablar con ellos, explicarles lo del bosque y lo que el Alfa decidió. Sabía que tendrían mil preguntas, y yo tendría que encontrar las respuestas... o algo que los calmara, al menos.
Cuando llegué a casa, me tiré en la cama y me dejé llevar por la oscuridad. Sabía que los próximos días iban a ser complicados, pero una parte de mí tenía la esperanza de que encontraría una salida. Aunque... la sombra de Damien seguía rondando mi mente. Él sabía lo que hice y, tarde o temprano, iba a pedir explicaciones.
(...)
El sábado por la tarde, mis amigos llegaron puntuales. El apartamento en el que se quedaban en el pueblo era pequeño, pero acogedor. Emma y Sophie llegaron primero, cargadas de snacks como si fuera una reunión normal, pero vi la preocupación en sus ojos. Max, Lucas y Alex llegaron después. Todos estaban tensos, lo que pasó en el bosque no era algo fácil de olvidar.
- Bueno, aquí estamos — Lucas rompió el silencio dejándose caer en el sofá —. ¿Qué fue lo que pasó? Desde que volvimos de ese lugar has estado súper callada.
Suspiré y me senté frente a ellos, tratando de mantenerme tranquila.
- No fue fácil — dije más despacio de lo que me gustaría —. Al Alfa... no le conté todo. Tal vez nada, en realidad...
Alex, apoyado en la pared con los brazos cruzados, frunció el ceño.
- ¿Por qué no? Si fue para salvarnos, ¿por qué no lo dijiste? No entiendo qué te frena.
Sentí un nudo en la garganta. Sabía que no lo entendían, y en parte, no quería que lo hicieran. La verdad no era tan simple como decir "me defendí". Había mucho más en juego.
Se trata de una jodida traición.
- Es complicado, Alex — respondí al fin —. No se trata solo de lo que pasó en el bosque... es todo lo que podría pasar después.
Emma, que había estado callada, intervino.
- ¿Esto tiene que ver con ese lobo, verdad? Algo pasó entre ustedes dos ese día, lo noté.
De repente, todas las miradas se clavaron en mí. Mi corazón latió más rápido al recordar el encuentro en el bosque. Damien. Ese enorme lobo negro que me confrontó. Él sabía la verdad, y sabía que no iba a quedarse callado mucho tiempo.
- Sí, su nombre es Damien, es uno de los hijos del Alfa y está metido en esto — admití —. Pero no puedo decir mucho ahora. Solo sé que él sabe lo que pasó, y me está dando tiempo para arreglar las cosas antes de decírselo a su padre.
Max suspiró frustrado, pasándose la mano por el cabello.
- ¿Y cómo piensas arreglarlo? No puedes mantener esto en secreto para siempre, Anya. Él no parece del tipo que te dé mucho margen.
- No lo hará — reconocí —. Solo tengo un poco de tiempo, y voy a usarlo para convencerlo. Aún no se lo diré al Alfa, pero tampoco puedo dejarlo así. Hay más en juego de lo que parece.
Sophie, siempre más calmada, me miró con empatía.
- ¿Y qué vamos a hacer el lunes? —preguntó—. La semana previa a las clases formales terminó y ahora empiezan las obligatorias; y estaremos en áreas diferentes. ¿Cómo vamos a manejar eso?
Me mordí el labio. Sabía que no sería fácil para ellos.
- Ya vi los horarios — dije —. Ustedes estarán en el área administrativa, y yo... bueno, me asignaron al área de combate.
Todos me miraron en silencio hasta que Max rompió el hielo.
- ¿Combate? ¿Tú? ¿Por qué?
- El Alfa cree que puedo ser útil — bajé la voz —. No solo por defenderme. Hay una posible amenaza de los pícaros, y cree que mi habilidad podría ser clave si las cosas se complican.
El silencio se hizo pesado mientras todos procesaban la información.
- ¿Pícaros? — preguntó Alex, frunciendo el ceño —. ¿A qué te refieres?
- Son lobos renegados que no pertenecen a ninguna manada. Normalmente son problemáticos, pero últimamente han causado más problemas de lo normal. Si las cosas se ponen feas, el Alfa quiere que estemos preparados.
Lucas negó lentamente con la cabeza.
- Y nosotros... en la administración — su tono era seco, como si no pudiera creerlo —. Básicamente, nos dejaron de lado.
Bueno, el alfa no puede esperar mucho, es decir, no tienen un lobo, así que carecen de resistencia física y tampoco son parte de la manada por lo que definitivamente no les permitirá encargarse de la tierra, lo único que quedaba era la administración, en donde no perjudicarían a nadie.
Pero obviamente no les diría algo como eso.
- No es así — dije firme —. Cada uno de ustedes tiene un papel importante en la manada ahora. Aunque no estén entrenando en combate, eso no significa que no puedan marcar la diferencia.
Alex bufó.
- Estoy seguro de que las cosas solo empeorarán para nosotros cuando todos noten que no somos como ellos.
- No te voy a negar que la gente puede ser cruel — estuve de acuerdo —. Pero prometo que no vamos a dejar que nadie nos trate como menos. Haremos una promesa; vamos a demostrarles que somos más fuertes de lo que piensan.
Mis amigos asintieron, y la tensión se alivió un poco. No estaban del todo feliz, pero al menos iban a seguir adelante.
Finalmente pasamos el resto de la tarde viendo películas como en los viejos tiempos y comiendo los snacks que habían traído las chicas, solo así logramos aligerar por completo el ambiente.
(...)
El domingo por la tarde, sentí que mi lobo me empujaba a volver al bosque. No sabía por qué, pero había algo que no podía ignorar.
Y allí lo vi. Damien, en su forma de lobo, con su pelaje negro brillando en la penumbra. Realmente me había sorprendido esta coincidencia, no lo entendía.
¿Realmente fue una coincidencia? ¿Qué diablos está pasando? ¿Por qué nos encontramos siempre en las peores ocasiones?
Al percatarse de mi presencia, pude notar el deje de sorpresa en su expresión, poco después se transformó de nuevo en humano, sus ojos dorados clavados en los míos, llenos de reproche.
- ¿Por qué no se lo dijiste al Alfa? — su voz era baja, pero se notaba el enojo en ella.
Me armé de valor, no podía volver a permitir que alguno de ellos me tratase mal.
- No era el momento — le sostuve la mirada —. Necesito más tiempo, Damien. Déjame prepararlo todo.
El silencio se tensó, hasta que finalmente asintió. Pero sus ojos me advirtieron que el tiempo estaba corriendo.
- Tienes tiempo, pero no mucho.
- Puedes estar tranquilo, sin importar qué, no quedarán cuentas por resolver entre ambos, no quiero tener más encuentros de este tipo contigo.
- A mí tampoco me hace gracia ver tu rostro Anya — casi escupió con indiferencia, luego dándome la espalda.
Así fue como terminó esa extraña reunión, cada uno regresó por su lado, de pronto, pude percibir que algo raro pasaba con Juno.
¿Te sientes bien? ¿Por qué pareces triste? Todo estará bien, así que no te preocupes, pronto solucionaré el problema y no tendremos que lidiar más con esos desagradables hermanos.
Pero ella solo se hizo bolita en algún lugar de mi mente y no respondió nada.
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^^^Continuará....^^^
Hasta aquí leo esta estupidez de historia, aunque luego se vuelva súper arrecha la Omega, es una estupidez que aguante tanto y nunca pida las pruebas o le diga nada a sus padres... /Puke//Puke//Puke//Puke//Puke//Puke//Puke//Puke//Puke//Puke//Puke/