Después de que su esposo le fue infiel con su mejor amiga, tuvieron un altercado. Todos la creían muerta, pero ella volvió con más fuerza dispuesta a vengarse de todos los que le hicieron daño.
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¿Dónde está mi sobrina?
Sharon se presentó en la oficina se Arap... Hola, necesito que me digas dónde está Esthercita.
Lo siento, mi querida Sharon, ella estará bien donde está.
Por favor, Arap, necesito saber dónde está mi sobrina, ¿por qué te la llevaste? ¿Tuviste algo que ver con el hombre que me golpeó?
No sé de qué hablas, yo quise avisarte, pero tú desapareciste sin dejar huella. Yo no tengo la culpa que te hayas ido de parranda, ve tú a saber con quién...
Sharon le dio tremenda bofetada que le volteó la cara.
A mí me respetas imbécil. Sharon estaba furiosa.
¿Con esa boquita comes?, así menos te diré dónde está, dijo Arap sobándose la cara. O tienes otra opción. ¿Qué serías capaz de hacer por Esthercita?
Lo que sea, pero por favor dime dónde está.
Sharon, te recuerdo que Esthercita es mi hija, no tuya. Te comportas como una madre desesperada. Qué raro, ¿no?
Es lógico, mi hermana me la encargó mucho si ella llegaba a faltar, como que sospechaba que algo malo le pasaría.
Arap no supo qué contestar...
Ella prosiguió, ¿acaso tienes algo qué esconder?
Por supuesto que no, no digas estupideces. Ella murió de un infarto.
¿Y por qué no me has dicho dónde está su tumba?
La incineramos y aventamos sus cenizas en el río. No hay una tumba donde llorar.
Entonces, ¿por qué querías exhumar el cuerpo de Roxana, si ya estaba incinerada?
Arap dio un gran suspiro.
Es una historia muy larga de contar, deja ya de molestar, dijo Arap muy molesto. Y ahora, vete ya. Estoy muy ocupado.
Sharon salió de ahí tratando de contener las lágrimas por no saber dónde estaba su hija.
"Tengo que averiguar dónde está mi hija". "No puede desaparecer así como así".
"Pagarás por esto, Arap, te lo juro".
Isabella había escuchado la conversación entre ambos, y decidió convencer a su prometido para que no dijera nada del paradero de la niña.
Ella está dispuesta a todo con tal de que le diga donde está mi hija. Le podemos pedir todas las acciones de la empresa, y será toda nuestra.
Vaya, amor, hasta que piensas en algo. Siempre has sido un inútil.
No te permito que me hables así. Ya me estoy arrepintiendo de querer casarme contigo.
Isabella puso cara de tristeza, ya no me quieres, dijo.
Claro que sí, pero me desesperas. Yo hago lo que puedo.
Pues no puedes hacer nada bien. Y te advierto que pase lo que pase, tú serás mi esposo, jamás te librarás de mí.
Está bien, pero no te exaltes.
Isabella se fue pensando en cómo librarse de Sharon.
"Buscaré otro hombre que no falle".
"Espero que el idiota de Arap no le diga a Sharon dónde está Esthercita, sería nuestra ruina".
Días después Sharon decidió enfrentar a Arap. Está bien te daré todas mis acciones, pero, por favor dime dónde está mi sobrina.
Está bien, pero no tan rápido. Haré un documento donde diga que renuncias a todo, yo te dejaré a tu sobrina, y tú me darás en control de todo.
Lo que quieras, pero ya dime.
No, hasta que me firmes, y eso será ante un juez y cuando yo lo decida, no antes.
Eres un mal nacido. No te importa abandonar a tu hija con tal de ser rico. Me das asco.
En cambio, tú a mí me gustas mucho, ¿qué te parece si en lugar de separar las acciones mejor las compartimos y formamos una familia con mi hija? También será tuya.
Y diciendo esto la abrazó e intentó besarla, pero ella se soltó decidida y le dio una bofetada. Estúpido, jamás me tendrás, poco hombre, otra bofetada resonó en el ambiente y ella salió como alma que lleva el diablo.
Arap se quedó solo sobándose la mejilla adolorida, "vaya, si pega fuerte". "Pero aún así serás mía, tarde o temprano"...
Isabella vio a Sharon salir de la oficina de Arap, molesta fue a hablar con ella.
¿Qué te traes con Arap? Te recuerdo que él es mi prometido.
Sharon ni se inmutó... Y eso a mí, ¿qué me importa?
Deja de estar arrastrándote para que te haga caso. Él es mío, solamente mío.
Estás loca, yo solo estoy trabajando, quédate con ese hombre que solo sabe hacer daño.
¿Y qué daño puede hacerte, más del que tú nos haces?, dijo Isabella con ojos de pistola.
Ustedes se llevaron a Esthercita a un internado, ¿acaso eso no es maldad?
Eso lo hicimos por el bien de la niña, allá está mejor que aquí, eso te lo aseguro.
Al menos dime en qué internado está.
Eso no lo sé, apenas Arap. Él fue el que la llevó.
Tarde o temprano lo voy a averiguar. Entonces sí, se van a acordar de mí.
¿Y a ti qué más te da?, solo eres "la tía".
Sí, pero yo la quiero como si fuera mi hija.
Pues eso ya no lo va a ver "Esthercita", no regresará hasta que cumpla 18 años, y aún le faltan 9 o 10...
Isabella se fue con una sonrisa de triunfo en los labios.
Sharon solo se limitó a observarla, ya tendría su oportunidad de vengarse de los dos.
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Hola, ¿me extrañaste?, Isabella entró contoneándose a la casa de Germán, donde vivía cuando no trabajaba.
Claro que sí, sabes que me gustas mucho. Entonces, él empezó a besarla y a desvestirla.
Isabella sabía dónde acariciar para complacerlo.
Y pasó todo lo que tenía que pasar.
Amor, caricias y más...