Las Animas

Alfonso y Leonardo hablaron por un largo tiempo los dos estaban de acuerdo en seguir investigando, Alfonso se mostraba arrepentido ahora que sabía parte de la verdad que Susana jamás lo había abandonado y que esa carta era completamente falsa, era cierto que Irene no ers muy buena persona pero jamás imaginó que fuera ser capaz de algo como eso, para Leonardo su abuelo había caído del pedestal donde lo tenía, no podía creer todo lo qué le había hecho a su propia hija.

Javier y Berenice estaban en la mansión esperando la llegada de Leonardo, Janikua no se atrevió a bajar, ella estaba muy temerosa de lo que pudiera pasar, después de algunas horas Leonardo llegó, Javier comenzó hablar:

—Hermano no sabes cuánto lo siento, se que mis actos no tienen perdón, pero en el corazón no se puede mandar —

—¿A que has venido? —

—Se que te sonara extraño, pero no puedo ser completamente feliz cuando no tengo tu perdón, tu eres mi familia —

—Pues te recuerdo que eso no te importo cuando por tu culpa me quedé esperando afuera de la iglesia, creo que merecía consideración de su parte, ¿Por qué esperar hasta el último momento? —

—Créeme que lo siento, sin embargo no me arrepiento de haber luchado por el amor de Berenice y si no lo dijimos antes es porque los dos tratamos de luchar con todas nuestras fuerzas para esconder estos sentimientos —

Berenice que se encontraba ahí comenzó a hablar :

—El no es el único responsable, yo tenía un compromiso contigo y se que debí romperlo antes que involucrarme con Javier, pero como el lo dijo antes en el corazón no se manda —

—Y creen que yo me merecía ser la burla de todo el país, yo no me lo merecía con ambos di lo mejor de mi —

—Se que no te lo mereces y es por eso que hoy damos la cara —

—Se que no podemos vivir así, espero que sean felices como ahora lo soy yo, también he encontrado el amor y muy pronto me voy a casar —

Berenice y Javier se quedaron sorprendidos por lo que había dicho Leonardo.

—La conocemos — hablo Javier.

—No, ella no es de nuestrcírculolo de amistades a ella la conocí en las ánimas —.

Leonardo le pidió a una de las muchachas de servicio que la buscaron, Janikua bajo a dónde se encontraba, ella estaba temerosa, al verla no podían creer que se pareciera a Berenice incluso parecían hermanas, Leonardo los invito a pasar al comedor durante un largo rato hablaron, pero Janikua estuvo todo el tiempo en silencio, al parecer los rencores habían quedado en el pasado, Leonardo cada vez que veía a Janikua se daba cuenta que ella la mujer con la que quería estar.

Después de la cena Javier y Berenice se fueron al departamento que Javier tenía en la ciudad, Janikua se veía triste a lo que Leonardo preguntó:

—¿Qué es lo que te pasa? —

Janikua se sentía muy insegura pues jamás había creído que le importará a otra persona que no fuera su madre, todos los demás siempre la menospreciaban.

—No tengo nada — dijo Janikua pero era evidente que eso no era todo, Leonardo se dio cuenta de su tristeza.

—No tienes por qué ponerte triste, tu eres la persona que realmente me interesa y aunque físicamente ella y tu tienen mucho parecido, tu no eres su sustituta, tu eres muy especial para mí eres la mujer que realmente amo.