Melanie fue llevada a la guillotina, junto con su familia, gracias al descubrimiento de sus crímenes. Sin embargo, se arrepentía del ser que fue, ¿tendrá una segunda oportunidad para cambiar sus decisiones?....
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Capítulo 8
Cuando finalizamos la comida nos retiramos a nuestras alcobas, estaba agotada, me tengo que revisar mis heridas, ya comenzaron a doler nuevamente, si no recuerdo mal, había una niña que era cercana a mi edad y estaba dentro de mi grupo de doncellas, era la única que no me caía bien, porque hablaba bien de mi familia, es decir es la única que vale la pena.
La llamé a Paula
-¿Cómo se llama la chiquilla nueva que contrató mi padre?-
-¿Doris señorita?-
-Sí, ella, llámala que quiero hablar con ella-
-Pero señorita, estoy yo para servirle-
-Hoy no estoy de humor, si no quieres que hablé con mi padre de como robaste mi comida hasta ahora, solo tráeme a Doris…-
Se quedó pasmada, nunca creyó que me daría cuenta se ve
-Yo no, señorita, ¿cómo dice algo así?-
-Vete antes que me arrepienta-
-Si señorita-
Se veía como se alejaba mientras apretaba el puño y me insultaba por lo bajo, que idiota que fui por confiar en esta arpía.
Al rato se escucha que la niña toca la puerta
-Permiso señorita-
-¿Me llamó?-
-Sí, ven pasa, necesito que me traigas unas hierbas, que vas a encontrar en el laboratorio del invernadero-
-Pero señorita, no conozco las hierbas por su nombre-
-No te preocupes, ¿Sabes leer?-
-Sí, aquí me dieron educación básica-
Gracias a mis padres que los obligan a estudiar, dicen que los dejan preparados para la vida, si no saben leer, podrían confundir fácilmente veneno con medicina. Mis padres son muy sabios
-Bien, yo escribiré el nombre y tú búscalas y solo trae un poco de cada cosa que te pida, no puedo ir, si no lo haría yo-
-Bien señorita, haré mi mejor esfuerzo-
Espero que pueda encontrar todo, le escribí el nombre de cada hierba que necesitaba para armarme un ungüento para mis dolores.
Se tardó un poco, pero trajo las hierbas y un mortero que le pedí para hacer la mezcla, una vez hecha, me ayudó a desvestir y bañar, me dolía ya demasiado.
Cuando terminó de prepararme el baño, me sacó mi vestido, al verme desnuda pegó un grito de horror, pues estaba toda vendada y se veía ligeramente un moretón en mi costado derecho y la venda del tobillo recién al desnudo era visible.
-Calla muchacha-
-Perdón, pero ¿qué le pasó, llamo un médico?-
-No, nadie debe enterarse, ayúdame a sacar todo que debo revisarme, toma hecha estas flores en el baño que aliviaran mis dolores, necesito que me ayudes porque esto duele como mil demonios-
-Bien, pero sigo creyendo que la debe ver un médico-
Me ayudó a llegar al baño, una vez que me sumergí en el agua tibia, las flores comenzaron a calmar un poco mi dolor, por lo que comencé a revisarme, bien el tobillo solo es un esguince, unos días más y estaré bien, solo vendaje y mis costillas a ver… cada toque dolía, Doris solo me veía sin saber qué hacer, hasta que hago una sonrisa entre lágrimas
-Bien Doris, tengo una buena noticia, no me rompí las costillas, lo malo que mis músculos sufrieron una pequeña fisura, me tendrás que ayudar a vendar… pero en unos días estaré bien-
-Bien señorita, si usted lo dice…-
-De ahora en más asegúrate de servirme tú, no quiero que nadie más sepa de esto ¿Entendiste?-
-Si mi señorita como digas-
Así fue pasando las semanas, casi no salí de mi habitación, solo para comer con mi hermana, no podía entrenar porque necesitaba sanar, eso llevará más tiempo, cuando llegó la tercera semana que volví a mi antigua vida, ya sentía que mis heridas casi no dolían, por lo que me decidí a empezar a entrenar mi cuerpo.
Salí a correr un rato por la mansión, nadie me prestaba mucha atención, creían que era alguna forma de llamar la atención del príncipe o algo…
La que se sorprendió fue mi hermana y los caballeros que entrenaban ese día, pero nadie dijo nada. Igualmente, no pude hacer mucho, maldito cuerpo fuera de forma, estaba tan agitada y solo corrí una vuelta, maldita ociosa…
Mientras descansaba debajo de un árbol y Doris me traía un poco de agua, se acercó mi hermana
-Corriste muy poco, eres débil-
-Lo sé, mañana correré dos vueltas, no doy más hoy-
-Tch ociosa-
-¿Quieres pelear hermana?-
Antes que discutamos, se acercó un soldado y le habló a mi hermana
-Señorita el soldado sigue empeorando, perdone el atrevimiento, ¿podría verlo usted?-
Me miró con media sonrisa, no sé si se está burlando o tiene esta personalidad, es todo un misterio, ya que nunca la conocí en realidad
-Bien, mi hermanita estuvo practicando, dejemos que ella le dé el primer diagnóstico-
-Está bien vamos-
-¿Iras a verlo de en serio?-
-Sí, te dije que te acompañaría y tú querías ver que había estudiado…-
Fuimos ambas a las habitaciones donde estaban los caballeros de la familia, todos se sorprendían al verme allí, era la primera vez que iba, muchos solo saludaban a mi hermana, eso no me importo, pues no hice nada para que estos caballeros me tomen de en serio.