One Night In Dubai

Al llegar al hotel donde Kaylin y Mario se hospedarían durante su tiempo en Dubái, Mario se apresuró a encontrarse con sus clientes. Estaba ansioso por cerrar sus negocios para volver a reunirse con su amada lo antes posible.

Mientras tanto, Kaylin, situada en la suite real de uno de los hoteles de siete estrellas más lujosos del mundo, se dejó caer en la cama.

"Señorita, si necesita algo, estaré justo afuera", ofreció Boby antes de dejar la habitación.

"Espera", Kaylin se sentó, mirando a su guardaespaldas con duda. "Um... ¿conoces a la mujer que vimos antes?"

"¿Qué mujer?", Boby consideró, su rostro pensativo.

"Aquella que estaba con Alexander".

"Oh..." Una sonrisa se dibujó en el rostro de Boby.

"¿Quién es ella?", preguntó Kaylin, su curiosidad despierta al ver la sonrisa de su guardaespaldas, esperando que esto significara que estaba más cerca de descubrir la identidad de la mujer.

"No lo sé, señorita", respondió Boby, aún sonriendo.

"Ugh..." Kaylin hizo clic con su lengua frustrada. "Entonces, ¿por qué estás sonriendo?"

"Yo..." Boby se rascó la nuca en una picazón fingida, sin saber cómo responder.

"¡Fuera! ¡Ahora!", exigió Kaylin, irritada. La esperanza de descubrir la identidad de la mujer que había acompañado a Alex se esfumó.

"Ciertamente, señorita..." Boby se marchó rápidamente. No esperaba que una mujer tan hermosa y adorable como Kaylin pudiera ser bastante feroz. "No me sorprende que el señor Alex rechazara vehementemente la asignación de proteger a la señorita Kaylin, ella puede ser bastante feroz", pensó mientras sentía un escalofrío de miedo.

De vuelta en su habitación, y aún sintiéndose molesta, Kaylin se recostó de nuevo. Trató de disipar su ansiedad, sin querer que arruine sus vacaciones con Mario.

"Sigue adelante... sigue adelante..." se recordó. "Recuerda, Kaylin Meyer, él es solo el pasado, y Mario es tu futuro".

Kaylin sonrió al pensar en el apuesto rostro de Mario. Sí, estaba decidida a no permitir que nada relacionado con Alexander la afectara más.

*

Como había prometido, Mario llegó para escoltar al objeto de su afecto. Quedó asombrado por la impresionante y elegante apariencia de Kaylin.

"Luces hermosa", le halagó.

"Gracias", respondió Kaylin, sonrojada. Era una de las primeras veces que la habían elogiado de manera tan sincera. Su exnovio, Orion, la había halagado con motivos ocultos. Y con Alex, rara vez la elogiaban, más bien la regañaban por ser torpe, extraña o necesitada. "Bien, ¡detente! No pienses en ese idiota de nuevo".

"Hice la elección correcta al seleccionar ese vestido para ti", Mario continuó observando a Kaylin de pies a cabeza.

Kaylin simplemente sonrió, ocultando su incomodidad con el vestido que Mario había elegido para ella.

De hecho, esa misma tarde, un mensajero enviado por Mario le había entregado el vestido para que lo usara en su cita para cenar. Mario había dicho que su cita debía ser memorable para ambos.

Aunque no le gustara, Kaylin se puso el vestido regalado por Mario, aunque fuera bastante revelador. El escote pronunciado requería que ajustara constantemente el vestido en los hombros para asegurarse de conservar su decencia.

"¡Vamos!", Mario alcanzó su mano.

Con deleite, Kaylin aceptó. Esperaba que la cena transcurriera sin problemas y que Mario finalmente declarara su amor, confirmando que eran una pareja. Kaylin incluso se atrevió a esperar una propuesta.

¿Podría albergar tal esperanza, ya que, de hecho, anhelaba casarse pronto? Ver a sus adorables sobrinos solo avivaba su ansia de matrimonio, y, bueno, tal vez eventualmente comenzar su propia familia.