Ella es alegre, divertida, atrevida, rebelde, y de un gran corazón, pero a los ojos del mundo está defectuosa. Él es guapo, adinerado, malcriado y caprichoso, es el más popular y codiciado por todas. ¿Qué pasará cuando se encuentren? Averigüémoslo juntos.
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Capítulo Veintidos
Al día siguiente, Franco estaba con Daniel cerca de la entrada del salón. Se lo veía cabizbajo, se notaba que había llorado mucho, aunque no tenía los ojos rojos estaban hinchados y algo vidriosos.
Rose y Laura iban llegando. Ella también había llorado mucho, pero su amiga era una excelente maquillista, le había puesto compresas frías toda la noche para bajar la inflamación y por la mañana le había realizado un maquillaje muy natural.
Llegaron hasta donde estaban los chicos y los saludaron al pasar como si nada. Los muchachos, también entraron al salón, luego de que ellas lo hicieran. A Franco se le rompió el corazón cuando se dio cuenta de que Rose, se cambió dos lugares más atrás. Daniel sintió lástima de la expresión de tristeza que puso su amigo. Lo tomó del brazo y lo hizo sentarse a su lado.
Durante la clase, Vannesa estuvo al pendiente de Franco y este lo estuvo de Rose.
El profesor la mandó a buscar unos libros de la biblioteca y antes de que terminara de preguntar quién la acompañaría, él ya estaba extendiendo el brazo lo más alto que pudo.
Estaban en la biblioteca, recogiendo los libros.
_ Dijiste que podríamos ser amigos - soltó sin mirarla, mientras tomaba los libros de la estantería.
_ Sí, lo dije - los dos agarraron el mismo libro y sus manos se rozaron. Ella lo soltó rápidamente.
_ Entonces ¿Por qué me ignoras? No me has hablado en todo el día. Ni siquiera me has mirado. Hasta te corriste de lugar, Rose.
_ No te ignoré. Solo que creo que lo mejor para ti será que te mantengas lejos de mí, sobre todo en la escuela - tomó el último libro y se alejó.
Caminaron uno detrás del otro, por todo el pasillo hasta el salón. Ninguno habló. El joven, solo se limitaba a ver su espalda mientras ahogaba en su interior la ansías de abrazarla.
Cuando llegó la hora del recreo las dos amigas salieron del lugar, Laura les regaló una sonrisa cuando pasaron junto a los chicos.
Franco se apresuró en seguirlas, pero Vanessa se le atravesó.
_ Por lo que veo, parece que terminaron - dijo con una sonrisa triunfante en la cara - Ahora quiero una confirmación delante de todo el curso, delante de la escuela si fuera posible.
_ Yo no tengo por qué confirmar nada - habló en voz alta y varios de los chicos que se disponían a salir se quedaron para ver la interacción entre ellos. Uno de ellos salió corriendo hacia el pasillo divulgando lo que pasaba. La mayoría de los chicos volvieron al curso, entre ellos Rose y Laura.
_ Mira que si me engañas, ya sabes lo que pasará.
_ Ojalá, fuera un engaño. Ya conseguiste lo que querías ahora sal de mi camino y déjame en paz.
_ Así me gusta. Por fin recuperaste la cordura y dejaste a esa gorda.
_ ¡YO NO LA DEJÉ, ELLA ME DEJÓ! - le gritó casi llorando.
En eso, Rose entró al salón y lo escuchó todo. Él acababa de humillarse delante de todo el mundo.
Franco volteó a verla y continuó hablando.
_ Ella me dejó, porque soy un cobarde bueno para nada - sus ojos azules y trasparentes se posaron en los de ella - Me dejó porque a pesar de todo eso, me ama.
La chica tensó la mandíbula e intentó retener el puchero previo a la lágrima que se escurría por su mejilla. Se dio la vuelta y salió corriendo. Su amiga la siguió.
Todos los presentes voltearon a ver a Franco, pensaron que él saldría corriendo tras ella. Pero este no lo hizo. Volvió a su lugar y se sentó con el semblante completamente decaído.
Incluso a Vannesa la descolocó aquella actitud. Le había gritado al mundo que él no quería terminar con ella, pero tampoco hizo nada para retenerla.
_ No me importa quien terminó con quien- hizo un ademán desdeñoso - Mientras ya no estén juntos. Estoy feliz - tiró su cabello hacia atrás y se alejó sonriente.
_ Amigo - dijo Daniel poniéndole la mano en el hombro. Este le hizo un gesto para que lo dejara. Recostó su cabeza sobre su pupitre y la rodeo con sus los brazos, escondiendo así su rostro.
Rose estaba sentada en las gradas cercana a la piscina. Laurita llegó algo agitada se le había perdido de vista cuando corrió y la estuvo buscando por todos lados.
Se sentó a su lado.
_ ¿Estás bien? - preguntó apartando la melena de su cara para verla mejor.
_ Sí, no te preocupes - le sonrió agradecida.
_ El timbre ya sonó, debemos volver a clases ¿Quieres hacerlo?
_ Ve, tú, si quieres. Creo que iré a casa. Pasaré por enfermería y pediré un permiso. La muchacha asintió y volvió al salón.
Fue a la enfermería para su sorpresa Franco, estaba allí. Cruzaron miradas.
_ Rose ¿Tú también aquí? ¿Qué te pasa?
_ Me duele mucho el estómago - mintió y se tocó el abdomen.
_ A lo dos les duele la panza ¿Tal vez compartieron algo que les cayó mal? Voy a traer algo para el dolor. ¿Seguramente querrán ir a sus casas?
_ Sí - respondieron al mismo tiempo. Sus ojos se volvieron a encontrar por un momento. Pero está vez fue Rose, quien desvío los suyos.
Gracias por los capítulos autora