Un sexy genio y su mejor amigo. Pondrán el mundo de cabeza para conquistar a sus amores. Esas dos hermosas jóvenes fueron escogidas por ellos desde su niñez, pero no están dispuestas a ceder tan fácilmente y lucharán por cambiar el rumbo de su destino. Sin contar que estos dos leones territoriales no están dispuestos a dejarlas escapar.
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CAPÍTULO 20
Máximo Jr. iba rumbo a su oficina, pero al salir de la mansión su abuela le pidió un favor que lo hizo desviarse al Centro Comercial.
Máximo Jr. se bajó del auto y caminó hacia la joyería, debía retirar un reloj que su abuela le regalaría a Cristiano.
—Buenas tardes —le dijo Máximo Jr. a la joven rubia que estaba en la puerta.
—Buenas tardes. Bienvenido —le respondió la joven con una sonrisa amable.
Máximo Jr. se acercó a la encargada y le entregó la factura del reloj, solo debía esperar que le trajera su pedido.
Máximo Jr. sacó su teléfono para entretenerse, cuando de pronto una voz conocida llamó su atención.
—Buenas tardes.
Máximo Jr. giró su cabeza, buscando el origen de la voz, y sus ojos se llenaron de alegría al comprobar que no estaba equivocado. La llegada de esta mujer, era una excelente noticia para él y para su tío.
Máximo Jr. dibujó una sonrisa en su rostro, al parecer su larga espera había terminado y con ese inocente pensamiento, caminó hacia la hermosa mujer con la intención de saludarla y preguntarle por el paradero de su amada, pero una voz masculina lo hizo borrar la sonrisa de su rostro.
—¿Escogiste algo, amor? —le preguntó un hombre a la mujer.
Máximo Jr. no pudo evitar fruncir el ceño y fijar su mirada en el pequeño bulto azul que el hombre llevaba entre sus brazos.
—Sí, amor. Si quieres, dame al bebé, mientras escoges algo para ti.
Luna tomó al pequeño y se alejó de ellos, sin ni siquiera saludar a Máximo Jr. Incluso se podía decir que ella había ignorado su presencia.
Máximo Jr. se quedó petrificado. No podía creer lo que estaba ocurriendo y lo peor era que no sabía cómo decírselo a su tío. Necesitaba saber si su amada Christine también había encontrado el amor en otro hombre.
El corazón de Máximo Jr. latía a mil por segundo. Su ansiedad se elevó y comenzó a sudar a pesar del aire acondicionado. Él estaba a punto de confrontar a la mujer cuando una voz femenina lo sacó de sus pensamientos.
—Aquí tiene, joven Santibáñez —le dijo la vendedora, extendiéndole el estuche con el reloj.
Máximo Jr. tomó su encargo y salió de la joyería, él trató de controlarse, pero su corazón estaba inquieto. No lograba entender lo que estaba ocurriendo. Necesitaba alejarse de ese lugar.
Máximo Jr. subió a su auto y pisó el acelerador hasta el fondo, para llegar a la mansión Santoro y hablar con su tío.
Mientras tanto, Dimitri se estacionó en la entrada de la empresa, estaba obligado a decirle a su sobrino lo que estaba ocurriendo. Aunque sabía que debía prepararse para consolarlo por muchos días o incluso por meses.
Dimitri entró a la empresa y se sorprendió al enterarse de que su sobrino no había llegado. Aunque no puede negar que sintió algo de alivio.
Dimitri sacó su teléfono y le marcó a Máximo Jr. pero Máximo Jr. al ver su nombre en la pantalla decidió ignorar la llamada. Este asunto debían tratarlo en persona.
Dimitri bufó al ver que el idiota no le respondió. Entonces decidió regresar a la mansión, era seguro encontrarlo allá.
Máximo Jr. Llegó a la mansión Santoro y se estacionó en la entrada. Genoveva sonreía desde la ventana, el lenguaje corporal de su nieto le decía que venía por su tío. Ella suprimió su risa y se acercó a él.
—¿Por qué llegaste tan rápido? Pensé que irías a la oficina.
Máximo Jr. sentía un nudo en la garganta, pero no quería divulgar esa información. Solo Dimitri debía decidir qué hacer con esta bomba. Aunque lo más seguro es que Luna quedará viuda y será encerrada en una mazmorra.
Máximo Jr. aclaró su garganta y negó con la cabeza.
—No, abue. Vine a traerte el regalo de mi abuelo y a buscar al mafioso de juguete. Necesito que deje de jugar a la niñera y venga a cerrar un negocio importante.
Genoveva no pudo evitar reírse, antes de responderle.
—Amor, Dimitri salió hace como media hora para la oficina. La madre de Estrella vino por ella y entonces él se fue también.
Máximo Jr. sacó su teléfono y comenzó a marcarle al idiota. No quería retrasar más esta conversación.
Máximo Jr. No tuvo éxito en sus diez intentos de comunicarse con Dimitri. Entonces, caminó hasta la casa del árbol y se refugió en su guarida.
Genoveva lo observó subir por la rampa y decidió darle su espacio. Ellos estaban recibiendo una pequeña lección. Pues este inocente malentendido los hará sufrir un poco.
Después de media hora, el auto de Dimitri también se estacionó en la entrada. Dimitri vio las luces de la casa de árbol encendida y un mal presentimiento se alojó en su pecho.
Solo podía pensar que su sobrino ya sabía la verdad y que lo necesitaba, o más bien necesitaba su hombro para babearlo.
Dimitri caminó hacia allá y abrió la puerta con sigilo.
Ahí se encontró por fin con su escurridizo sobrino.
—Al fin te encuentro, tonto. —le dijo Dimitri golpeando levemente la cabeza de Máximo Jr.
Máximo Jr. Le dio a su tío una mirada de compasión y Dimitri lo abrazó.
—Definitivamente, no se puede confiar en las mujeres. —le dijo el mafioso de juguete y Máximo Jr. sintió compasión por él.
Ambos amigos se compadecían el uno al otro sin mencionar una sola palabra.
Dimitri sacó una botella de whisky y le sirvió un vaso a su sobrino.
—Vamos a ahogar las penas, sobrino, yo te acompaño.
Máximo Jr. le sonrió y tomó el vaso para tomarlo de un solo trago.
—No, tío, soy yo quien voy a acompañarte. Debes seguir adelante, dar vuelta a la página.
Dimitri solo asintió y se tomó otro trago.
—Yo lo siento Maxito, pero esa pequeña bodoque será mi ahijada por lo menos, espero que no te moleste.
Máximo Jr. frunció el ceño y entendió que su tío quería refugiarse en el cariño de la pequeña Estrella, para apaciguar su dolor.
Entonces, Máximo Jr. lo abrazó y asintió.
—Claro que sí, la pequeña maléfica será tu ahijada, no importa si su madre se niega, la obligaremos. Debes olvidarte de esa mujer para siempre. No te merece.
Dimitri le sonrió a su sobrino, le sirvió otro trago. Definitivamente, ya el whisky le había nublado el pensamiento. Dimitri decidió burlarse un poco de su ebrio sobrino.
—¿Quién no me merece?, ¿mi bodoque o su mamá?, será a ti que no te merece.
Máximo Jr. negó con la cabeza. Definitivamente, este mafioso era más tonto, ebrio.
Después de dos botellas, ninguno de los dos entendía al otro. Máximo Jr. abrazó a su tío, incitándolo a llorar y a sacar todo ese dolor, y Dimitri entendió que su sobrino necesitaba de su compañía hasta para llorar. Entonces lo abrazó con fuerza y lloro en su hombro, a los pocos segundos los dos lloraban desconsoladamente y balbuceaban palabras de reproches hacia las mujeres traicioneras.
Más capítulos por favor 🙏.
Gracias.