Dayanna y Dereck, un par de gemelos que llevan en su sangre el cruce de dos razas, separados tras la muerte de su madre al traerlos al mundo crecerán bajo las reglas de sus hogares, sintiendo la ausencia de algo, y la necesidad de ser mucho más.
Hace mucho existió una mujer fue elegida por la Diosa Luna, con su bendición, era la mujer perfecta para ser la madre de la manada. Sería una luna amada por todos, ¿Qué sucederá en esta nueva historia?
Continuación de la novela Luna Adoptada
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capitulo 22
Dayanna reaccionó y corrió en la misma dirección que Samanta, quería usar su velocidad de vampiro, pero razonó que no era el lugar adecuado, aun así lo hizo tan rápido como ella, al entrar a un edificio de la universidad se quedó parada, observando el lugar, no había rastro de ella
- Es por aquí - le dijo Dereck al pasar por su lado y tomando el camino hacia otro patio
- Estás seguro? -
- Sí, huele a ella -
Dayanna olfatea el aire, tiene razón, huele a ella. Los hermanos siguen la ruta que los lleva su olfato, encontrando a Samanta detrás de unos arbustos, sentada, abrazando sus rodillas y escondiendo la cabeza entre sus piernas. Es tan pequeña y está tan bien escondida que nadie que no fueran ellos podrían encontrarla.
- Hola - le dice Dayanna acercándose despacio - estás bien? - Samanta no se mueve
- Debemos hablar - dice Dereck sentándose a su lado, su hermana hace lo mismo, pero Samanta sigue sin moverse
- Queremos saber si tú viste lo mismo que nosotros? - pregunta Dayanna muy despacio, no quiere asustarla, pero necesitan saber la verdad
Samanta levanta su cara, observa al frente, perdida en sus pensamientos, su rostro denota mucha tristeza
- Desde que era muy pequeña recuerdo que mi nombre era Luna, que vivía en un pueblo al que amaba, y que tenía dos hijos -
Dayanna y Dereck se miraban impresionados
- Cuando tenía cinco años vi un par de peluches con forma de lobo, uno blanco y otro de color negro, eran hermosos, y quedé enamorada de ellos, le rogué a mi madre que me los comprara y los nombré Dayanna y Dereck - después de un momento Samanta observó a los chicos a su lado, Dayanna tenía el rostro por completo mojado por sus lágrimas, Dereck sorbía su nariz, aunque evitaba las lágrimas su nariz estaba por completo roja, siguió con su mirada al frente y continúo hablando - en mi cumpleaños número seis, mi madre desapareció, hasta donde sé ella salió a comprar cosas para una pequeña fiesta para mí, me dejó en casa de mi abuela, y no volvió - vuelve a poner su cabeza entre las piernas, aspira fuerte, la levanta y continúa - cuatro días después mi padre fue por mí y me llevó de regreso a casa, vivíamos en un pequeño departamento, al entrar me di cuenta que estaba por completo desordenado, me quedé parada después de entrar solo unos pasos, observé a mi padre que me veía molesto, muy molesto y me abofeteo, me gritó que era por mi culpa que mi madre nos dejó, que ella se comunicó con él para decirle que encontró al amor de su vida y no regresaría. Durante un año me mantuvo encerrada en ese lugar, no salía para nada, deje de asistir a la escuela, la trabajadora social fue a buscarme y saber el motivo de mi ausencia, papá les dijo que mi madre lo abandonó y me llevó con ella, que no sabía nada de mí. Me obligaba a limpiar, a lavar su ropa, a prepararle comida fría, porque eso sí, me dijo que era tan estúpida que podía quemar la casa si llegaba a encender la estufa - suspiró fuerte - cuando algo no le parecía me golpeaba, si maltrataba su ropa me golpeaba, si la comida no era de su agrado, si estaba mal tendida la cama, si su cerveza no estaba lo suficientemente fría, lo hizo tantas veces, y en cada una me decía al oído que si gritaba, que si lloraba, me arrancaría la piel, así que jamás lloré, jamás grité, lo único que hacía era abrazar fuerte a mis pequeños hijos, mis pequeños Dayanna y Dereck, ellos fueron quienes me daban fuerza, por ellos yo aguantaba, les prometía que algún día nos iríamos lejos y todo acabaría - Dayanna no podía dejar de llorar, ella también quería ser fuerte, pero todo lo escuchado la superaba, Dereck hacía lo mismo, no podía aguantar las lágrimas y estaba a su lado con su cuerpo por completo rígido, sus manos hechos puños - cuando se dio cuenta de que aguantaba sus maltratos sin hacer nada, ya no fue divertido para él, así que un día de nuevo me golpeó, pero antes, me quitó mis peluches, en ese momento empecé a gritar, se dio cuenta de que eso me afectaba, juro que veía algo de satisfacción en su rostro, esa vez grite tanto y tan fuerte que los vecinos llamaron a la policía, no tardaron en llegar, yo estaba en el piso sin poder moverme, había golpeado mis piernas y me dolía mucho para poder levantarme, cuando llamaron a la puerta no lo dude, grite tan fuerte como mis pulmones me permitieron pidiendo ayuda, los oficiales entraron a la fuerza, una mujer me tomó en sus brazos para sacarme de ahí, vi a mis peluches en el sillón y entre lágrimas le pedí que me los diera, me llevaron a un hospital, tenía roto el fémur de mi pierna derecha, y la rodilla izquierda dislocada, pasé tres meses ahí, me realizaron dos operaciones, por mi desnutrición fue un poco más difícil la recuperación, pero gracias a los cuidados que recibí todo salió bien. Las autoridades buscaron a mi abuela, quien estuvo día y noche a mi lado, desde ese día no me ha dejado sola…
"Mi querida niña, debes saber que los niños son ángeles que Dios manda a esta tierra, nadie debe lastimarlos, así que si tú decides no perdonar a tu padre está bien, yo estaré contigo siempre"
Y desde ese día se ha convertido en mi madre, me ha defendido y me ha brindado el cariño que necesitaba - volteó mirando a los chicos, sus hijos, levantó las manos acariciando sus rostros, limpiando las lágrimas, y con una suave sonrisa les dice - ya no lloren mis niños, mamá ya creció, jamás permitiré que otro monstruo me lastime -
- Mamá!!! - Dayanna grita lanzándose a los brazos de Samanta quien la recibe gustosa, la llena de besos y acaricia su espalda, voltea ver a Dereck, quien estaba muy quieto
- Ven aquí hijo - extiende su brazo, Dereck se deja caer en él y abraza a su madre, esa pequeña chica que se ve es más joven que ellos, pero su corazón le dice que no hay dudas, ella es su madre.
Después de un rato dónde Samanta consolaba a sus hijos, los llenaba de besos y muestras de cariño, ellos le dicen que de ahora en adelante la protegerán, ella asiente sonriendo. Deciden salir de su escondite, caminaban de regreso a las canchas, ella iba tomada del brazo de Dereck, hablando con ambos muy felices.
- SAMANTA!! - le gritaba una compañera - dónde estabas? - su amiga estaba entre lágrimas
- Claudia, tranquila que pasa? -
- Tu móvil sonaba mucho, yo lo tome de tu mochila, era tu tía, necesitas regresar -
- Por qué?, que te dijo - Samanta ya estaba desesperada, parecía había malas noticias
- Tu abuela, le dió infarto -...