Con un gran y doloroso problema sobre sus hombros, Flavia es acorralada de nuevo, sin embargo, la gran confusión la sumergirá en un mar de sensaciones y dolor. El amor no siempre es claro, el amor es solo amor.
Como toda madre, su principal deseo es velar por el bienestar de su hijo, aun si tiene que hacer cosas que la degradarían a más no poder. Como aquel contrato que firmó, donde a cambio de salvar a su hijo, tendría que darse como pago. Volviéndose así en la amante de su benefactor.
Una vez acabado aquel acuerdo, ya no tendría nada que hacer como aquel hombre que devoró sin piedad todo su ser; sin embargo, la vida caprichosa tenía preparado otros planes.
¿Podrá su herido corazón tener espacio para volver a creer en el amor?
¿Podrá el destino apiadarse de aquella madre abnegada?
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Cap. 23 Mami, mira
Después del desayuno, Fabricio quería ir con Flavia al colegio de Saúl, entraría a clases en una semana, ya que querían que se adapte a la casa primero y después se nivelaría en el colegio, así que Flavia salió con Fabricio, mientras que Saúl estaba jugando con sus hermanitos acompañados por Santiago, quien no sé separaba de los niños por nada.
Cuando sus terremotos se durmieron, Santiago fue a su estudio para ver los reportes de Martín, solo para ver si no había inconvenientes, confía en su amigo, pero no tienen mucha experiencia en algunos temas y lo ayuda desde casa.
Cuando Santiago, estaba revisando un mail, escuchó que la puerta se abría y unos pasos se acercaban, aunque había reconocido a la persona, no estaba seguro de la razón de su presencia.
—Vine para ver a los niños, espero que respetes mi espacio —dijo Perla mientras Santiago, solo asintió sin mirarla, lo que había pasado cuando Santiago le contó lo que había hecho con Flavia, fue casi un cataclismo y Santiago era el centro.
Perla fue a la habitación y vio a Saúl ayudando a las niñeras a cuidar a los bebés, les enseñaba a jugar, Thiago moría de risa por las payasadas de su hermano mayor, mientras que la Hermosa Luna jugueteaba con un juguete que hacía ruidos.
La mujer entró al lugar y sentía que sus ojos se llenaban de lágrimas, Thiago era tan parecido a su hijo, y la pequeña Luna era parecida a ella, también se parecía a Flavia.
La mujer se quedó aturdida, debería enfrentar a la madre de sus nietos, eso era inevitable.
—Hola, soy Saúl, quien es usted —la dulce voz del pelinegro, la hizo reaccionar, en ese momento, sus lágrimas se escaparon sin poder evitarlo.
*_*
Tres horas después, Flavia y Fabricio estaban felices, ella había estado muy contenta con el lugar, era muy adecuado, además, que Saúl era un niño inteligente, así que llevaría eso con tranquilidad, cuando llegó a la mansión, ella fue a ver a los niños de inmediato, pero lo que vio la dejó pálida.
La habitación estaba vacía, no estaban los bebés, ni las niñeras, ella supuso que los llevaron a otro lugar, ella fue por el sitio, pero no los encontraba y se fue directo a la oficina de Santiago, estaba asustada, y si era un juego de ese hombre lo mataría definitivamente.
—Santiago, ¿dónde están los niños?, los estoy buscando, no están por ningún lado —dijo Flavia muy molesta mientras Santiago la mira, pero no sabe qué contestar.
—Mi madre quería verlos, tal vez los ha llevado a la casa de visitas donde ella se está quedando —dijo un poco taciturno, había una guerra en casa y no sabía cómo terminaría todo.
Flavia sacudió la cabeza tratando de entender, pero antes de que ella insista, Glenda entró un poco preocupada, le habían dicho que Flavia había llegado y buscaba a los niños, así que quería llevarla antes de que arda Troya. Podía ver que Flavia era sumamente protectora con los niños.
—Señora Flavia, la llevaré donde están los niños, tranquila, por favor sígame —dijo Glenda y ella la seguía, pero podía ver que Santiago no se movía de su lugar, parecía no tener intenciones de ver donde estaban los niños.
Flavia atravesó los jardines para llegar al fondo de la propiedad, había un jardín hermoso, con lindos árboles y muchas flores alrededor hermosamente decoradas, y ahí, una casita preciosa, acogedora, pero sin descompaginar con la elegancia de la gran mansión.
En cuanto llegaban a la puerta, escucharon un grito bastante estremecedor, era Saúl, ella estaba segura, así que fue corriendo hacia el lugar, la imagen de Perla diciéndole todas esas cosas desagradables, golpeándola una y otra vez ese día, hicieron que tema por la seguridad de su hijo, ella no confía en nadie.
Ella entró al lugar totalmente descompuesta y sin pedir permiso no nada, pero la sala de estar estaba vacía y fue otro grito menos fuerte que la hizo ir hacia uno de los dormitorios, pero al entrar se quedó paralizada, no entendía nada, solo una voz pudo sacarla de su aturdimiento.
—Mami, mira, mira, la abuela Perla tiene muchos juguetes y tengo un Hulk muñeco de mi tamaño para que luche con él, mira qué bonito, tuvimos una pelea hace un momento, casi me gana, pero soy más fuerte, garrrr, —gruñó ferozmente mientras que Flavia no entiende, recién vio a Perla que estaba con Laura y los Bebés, al otro lado de la sala, había juguetes para todas las edades.
Perla se paró con elegancia y alisó la falda de su elegante vestido, que ya estaba manchado por manitos empalagosas de frutas y dulces.
Flavia la miró y frunció el ceño al verla, sin embargo, ante la mirada soberbia que le daba la hermosa rubia, Perla, la malvada mujer que casi le arruina la vida, ella se acercó sin vacilar, era ahora o nunca, no podían posponer esta charla más tiempo.
Glenda entró y vio que Saúl estaba bien y parecía que estaba jugando, un poco escandaloso, pero eso era todo.
Sin embargo, pudo ver la obvia tensión entre la Señora Perla y Flavia, y eran dos hembras Alfas desafiando a una pelea a muerte, ahora Flavia no estaba en desventaja y es más, ella tenía el sartén por el mango.
—Flavia, me alegra verte, te ves muy bien —dijo Perla mientras Flavia solo asiente sin decir una sola palabra, y Perla lo entendía, pero ya no podía detener esto.
—Flavia, me gustaría que hablemos un momento, dejemos que los niños se queden aquí, vayamos a mi habitación —dijo Perla, mientras Flavia vuelve a asentir, sabe que debe dejar las cosas claras con esa mujer, no puede meterse con su niño, aunque no parecía que las cosas sean demasiado complicadas.
Ambas mujeres salieron y Glenda se quedó con Saúl que advertía la situación inmediatamente, era muy sensible y podía notar que su amada madre tenía conflictos con la madre de Santiago.
Ya en la habitación, Flavia se volteó y comenzó las advertencias, ahora ella no dejaría que nadie pase sobre ella y sus hijos.
(autocorrector travieso)
😒😒😒