La Villana Dejó De Amar Al Protagonista Masculino.

Mira quien vino -

- ¡No tiene vergüenza! -

-¡Desacarada! -

- ¡Pobre niño! -

Pero dejaron de hablar al sentir un aire frío que venía desde atrás, con lentitud se dieron la vuelta y saltaron en sus sillas al ver la mirada fría y despiadada de Clarisa sobre ellas.

Suspiraron de alivio cuando Clarisa se dio la vuelta.

¡Qué miedo!

Las tres mujer pensaron mientras se miraban entre ellas.

Poco después se servio la cena, no se podia escuchar ningún ruido de cubiertos a chocar con el plato. Clarisa le ayudaba a Frederick a comer, le daba pequeños bocados con una pequeña cuchara.

Era muy atenta, le daba de comer lo que Frederick miraba sin decir ninguna palabra con sólo ver lo que quiera Clarisa se lo deba.

No sabía si estaba lleno o no, así que, coloco su manos sobre su vientre, como su madre de su otra vida hacia con ella, palpo y al sentirlo abultado.

- Ya no más - dijo con voz sería pero a la vez llena de mimo.

Comenzó a comer y en el primer bocado arqueó la ceja al sentir el sabor picante en la sopa, no podía botar lo que tenía en la boca porque era una mala educación y había muchas personas en la mesa.

Sin otra opción, se trajo en bocado que tenía el boca.

En el otro lado de mesa, la segunda princesa miraba a Clarisa con una mirada oscura, esperaba mirar un gran espectáculo.

Vamos a ver como reaccionas a tu alergia

- ¿Cariño, qué sucede? - pregunto preocupado al ver a su hija dejar de comer y con una exprecio seria.

- Sí, si sucede algo - miro al primer Ministro y luego a la princesa que no le dio tiempo de ocultar su sonrisa de complecencia - tu lo hicistes - no fue una pregunta, fue una afirmación.

Al sentirse atacada por Clarisa, la segunda princesa dijo enojada - No hice nada, ¡así que no me calumnies! -

Agarrado los cubiertos, dijo - ¿No hicistes nada, eh? - sin perder tiempo lanzó el primer cubierto que paso rozando la majilla izquierda de la segunda princesa - eran tres menos una, quedan dos y si lanzó el tercer cubierto va a ir directo al centro de tu frente, provocando una muerte rapida, así que, si no quieres morir confiesa - Clarisa compensaba sentir los primeros reacción alérgica del chile.

La segunda princesa estaba sorprendida de que Clarisa la atacará estando sus padres presentes y rodeada de personas.

¿No tiene miedo que la acusen de traición a la familia real?

- Yo no hice nada - no estaba dispuesta confesar lo que había hecho, iba a seguir nagandolo, no importaba lo que pasara.

La segunda princesa estaba segura que Clarisa lo decía para asustarla, no tiene el suficiente valor para matarla, además, su tía siempre la defiende.

- ¿Clarisa qué estás haciendo? - la princesa Renard se puso de pie y se acercó a Clarisa - eso no es lo que te enseñe, ahora mismo te desculpa con la segunda princesa - ordenó.

Al ver que la princesa Renard se ponía de su parte la segunda princesa se lleno de confienza y esperaba la disculpa de Clarisa, no se sentía avergonzada.

- ¿Me enseño? - su voz comenzaba a sonar ronca - usted no me a ensañado nada, lo único que me a enseñado es ser una madre ausente, estricta y apoyar a otros - dijo con voz burlona, se sujeto la cabeza, ya se le estaba terminando la paciencia.

Ignoró a la princesa Renard y miro a la segunda princesa, y lanzó el segundo cubierto, este hirió la mejilla derecha de la segunda princesa.

- ¡Aaaaahh! - gritó al sentir el dolor en su mejilla.

- ¡Ya basta! - la reina ya no pudo soportar ver como su hija era atacada - Mira lo que hace tu hija - miro enojada a la princesa Renard.

Aunque eran mejores amigas y su cuñada, no iba a dejar que su hija fuera acusada.

Si lo permetia ¡no tiene ningún derecho de llamarce madre!