Malmcon es un hombre lleno de prejuicios al que le sale caro querer jugar con Lourdes, una joven inexperta en el amor
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No me puede estar pasando
Camino hacia mi nuevo empleo, el restaurante no es tan suntuoso como el restaurante de Malcolm, pero por lo menos tengo empleo y puedo pagar la renta y mis gastos personales. La dueña es una mujer muy amable que quedó viuda hace un año, haciéndose cargo del lugar pues no tiene hijos que se encarguen. Le he tomado bastante aprecio por su forma de tratarme.
Al ingresar siento un fuerte mareo que me hace sostenerme de una de las mesas empotradas. Nick uno de los meseros logra atajarme antes de que me vaya de bruces contra el suelo. La señora Silver llega hasta nosotros con rostro de preocupación y hace que tome asiento.
- Por Dios, cariño estás tan blanca como una hoja de papel ¿qué tienes?
- No lo sé, sentí un mareo de repente.
Nick llega con un vaso de agua, no sé en qué momento se fue a buscarlo. Le agradezco y tomo un poco de agua, siento que me regresa el alma al cuerpo.
- Creo que sería bueno que fueses a hacerte un chequeo médico Lourdes - me sugiere la señora Silver.
En cuanto siento que me siento mejor, me levanto para ir a mi locker a dejar mis cosas y ponerme mi uniforme y mandil. La mañana ha sido bastante movida, Weber es un oficial de policía que siempre viene a desayunar, suele ser muy amable, pero yo no tengo interés en conocer a nadie. Infortunadamente el único hombre que ha logrado traspasar la barrera, es el mismo patán que me despreció, así que lo siento mucho por el oficial Weber.
- Hola linda ¿cómo te está yendo esta mañana? - me pregunta con interés.
- Bien, oficial Weber - contesto como siempre, tajante.
El tintineo de la puerta de entrada suena y yo por inercia volteo a ver al nuevo cliente que entra, ''esto no me puede estar pasando'' me digo mentalmente. Un Malmcon mal encarado me observa y luego mira a Weber que sigue hablándome, pero yo estoy ajena a lo que dice pues estoy estática mirando a mi peor pesadilla.
El muy descarado pasa en frente de mí sin mirarme, como si no me conociera, se sienta en una de las mesas del fondo, una de las que yo atiendo regularmente, porque sí, como solo somos tres meseros, nos repartimos las mesas por número, eso lo hace más fácil.
Con recelo me acerco a la mesa para tomar su pedido
- Buen día, ¿qué desea ordenar? - trato de sonar calmada.
El alza la mirada de su celular para mirarme sin expresión alguna.
- ¿Por qué no atiendes mis llamadas ni abres la puerta? - suelta
- ¿Qué desea ordenar? - ignoro su pregunta
- Así es como piensas tratarme, bien. Quiero el desayuno de casa y que me atienda otra mesera, si no lo hacen, me quejaré en administración.
Puede ser odioso cuando se lo propone, le digo a Susy que me releve, ella mira a Malmcon con ojos brillantes y por supuesto que lo atenderá.
Malcolm es un hombre atractivo, sus ojos son hermosos, sus facciones perfiladas y esa boca que fue hecha para besar. Además de su porte varonil y de sus 195 cms de altura, lo hacen ser admirado.
Realmente lo he vuelto a odiar porque está metido en mi corazón.