LA MESERA DEL BAR.

La sirvienta toca en la habitación interrumpiendo la sesión de besos y caricias en la que se encontraban, Soledad rápidamente se acomodó la bata.

- Pasa por favor.

- señor aquí está su cena, tal como la pidió.

- Gracias, ya puedes retirarte.

- Con permiso, buen provecho qué lo disfruten. Dijo la sirvienta mientras se retiraba.

Todo se veía muy apetecible, así que Soledad fue la primera en acercarse a comer, con todo lo que había pasado no había comido y para esa hora ya tenía bastante hambre.

- Ummm, esto está delicioso, le digo mientras sigo comiendo.

- tranquila, si sigues comiendo así te vas a atragantar.

- No me digas nada tú eres el culpable de que tenga tanta hambre. Le digo y veo como arruga su frente.

- ¿Yo por qué?, pregunta curioso.

- Tú me dejas completamente agotada, así que necesito alimentarme para recuperar fuerza.

Y lo veo como se torna serio y me dice.

- desde mañana, te llevaré a correr conmigo para que tengas condición y no me culpes a mí de que te agotó.

- quizás no necesito ejercitarme tal vez solo sea falta de práctica, le digo sonriendo pícara.

Y veo como deja sus cubiertos para acercarse a mí.

- ¡A si!, si solo es eso no tendré reparo en practicar más, y podemos empezar ahora mismo.

- Ariel no, ahora en verdad quiero comer, después podemos continuar, con la práctica, le digo poniendo ojos de súplica.

Me dio un ligero apretón en la mejilla, tomó su lugar, solo lo miré y le sonreí.

Por dentro estaba qué no aguantaba la risa, me encanta acercó repelar, y ver como se enciende aunque la mayoría de veces salgo perdiendo, porque muy pocas veces logro zafarme de él, cuando me le acercó provocándolo.

Aunque la verdad me encanta, él tiene todo lo que hace que me vuelva loca y siempre quiera más de él.

Sabe como tratarme, y en momento me hace subir al cielo, me hace disfrutar de tantas formas, que siempre quiero más.

Como fui la última en terminar, tomó la charola y la hago a un lado, y me lavo los dientes.

Ariel está en la computadora, me acercó y lo abrazo por la espalda y acercó mi rostro al de él, disfruto mucho estar así, cerca de él y embriagarme de su fragancia.

- Tienes mucho trabajo, le pregunto para retirarme y dejarlo continuar.

- No, querida solo revisaba unos documentos mientras te esperaba, para seguir con lo que tenemos pendiente.

Me dice sonriendo.

Le doy unos ligeros besos en el cuello mientras le digo, que salgamos un poco a caminar.

Él accede encantado, la noche estaba fresca y el cielo lucia en todo su esplendor lleno de estrellas, era muy agradable caminar por el jardín, tomado de la mano.

En eso Ariel me detiene y me toma de las manos y me dice.

- Soledad te amo, y quiero pasar cada día a tu lado, y quiero que me prometas qué pase lo que pase siempre me vas a amar y que ambos trataremos de luchar por nuestro amor por encima de todo y de cualquier dificultada qué en el futuro se pueda presentar.

Yo me sorprendo mucho con sus palabras, aunque es muy cariñoso hoy lo noto especialmente nostálgico, cosa que para nada es.

- Claro que si, yo siempre te voy a amar, le digo mientras lo abrazo y me recuesto en su pecho.

Pasa algo Ariel le pregunto, intrigada.

- No, no es nada, solo que me da miedo pensar en que algún día te pueda perder.

Y más aun recordando lo que paso en aquella desagradable ocasión.

Le toco los labios y le digo que calle.

Yo confío en ti, y lo que paso aunque en su momento me dolió ahora ya no tiene importancia, solo hay que olvidarlo, yo te amó y cada día me has demostrado lo mucho que tú me amas y solo eso nos debe de importar.

En el hospital, Lía se acerca a David para decirle que no es necesario que se quede qué el niño está bien atendido, y que ella estará de guardia a esa noche, que cualquier cosa le avisa.

- Gracias, pero le prometí a Soledad que estaría al pendiente de él.

- A, ya veo, le digo un tanto desanimada, la señora Soledad es muy importante para usted?, le pregunto sin más.

- Si lo es. Me dice firmemente.

Sentí un leve pellizco en el estómago, por un momento llegué a imaginar... bueno solo es mi culpa, creo que desde que lo vi sentí una extraña atracción así él, y por un momento pensé que si era libre aria todo lo posible por conquistarlo.

- No lo molesto más, que tenga buena noche, le digo y me giro para avanzar.

Cundo escuchó, que me dice, Soledad es muy importante para mí, la quiero como a una hermana como la hermana qué nunca tuve.

Y Ariel es, se puede decir mi hermano así que si me comprometí, nos les fallaré aquí estaré pendiente por cualquier cosa.

Me dice y una hermosa sonrisa se deja ver.

Por un momento sentí una calidez recorrer mi cuerpo.

Está bien señor, mi cubículo está por allá, le digo señalando la dirección, por si ocupará algo.

Y una vez más escucho su voz.

- Gracia, David, mi nombre es David puedes llamarme así si lo deseas.

- Muy bien, David es un bonito nombre.

Le digo y salgo disparada, que me pasa siento como mi rostro se ruboriza, afortunadamente llego ami consultorio.

Me siento un poco tonta parezco colegiala, pero en verdad que nunca un hombre había despertado tanto mi interés.

David

Estoy aquí sentado, a un lado de donde se encuentra Carlitos, las madres ya se retiraron, yo me quede por cualquier cosa, en eso entra la Doctora Lía, y me dice que si quiero me puedo retirar, pero le digo que le prometí a Soledad que estaría al pendiente, y me pregunta si Soledad es muy importante para mí, y le digo que si, y no sé si es mi imaginación, pero noto una pisca de tristeza.

Y en ese momento siento la necesidad de aclararle qué ella es como mi hermana, y un ligero brillo vislumbra en sus ojos. Viéndola más detenidamente me doy cuenta de que es muy guapa, y mi reacción fue presentarme, creo que es por el hecho de que tal vez la vea frecuentemente es mejor conocer nuestros nombres.

Todo está tranquilo, ya es de madrugada, salí por un café para despejarme un poco, de cualquier forma las enfermeras están al pendiente de Carlitos.

Pido mi café, y a mi mente se viene la doctora Lía, y si le llevó uno para ella, pienso, pero como saber que tipo de café le gusta?.

Supongo que siendo la cafetería del hospital debes conocer ala mayoría de los médicos, le digo sin más al joven qué me atendía.

- ¡Si claro!, - me contesta sin reparo, y le digo sabes de cuál café le gusta a la doctora Lía, él me sonríe y me dice.

- Claro, ahora mismo le preparó uno.

Me siento un tanto extraño no sé por qué hice esto, y ahora que le voy a decir, camino hasta donde está su cubículo y aquí estoy no sé si tocar o simplemente dar la vuelta.

Bueno ya estoy aquí, toco y no hay respuesta, me doy la vuelta cuando se abre la puerta.

- Disculpe, necesita algo.

- Am, no solo me preguntaba si quería un café, le digo estirando la mano para dárselo.

Se sorprendió, por lo que yo encojo la mano.

- Fue muy imprudente, pensar que aceptaría un café de un desconocido verdad?.

- No, está bien gracias, no podía haber llegado en mejor momento, hace rato que estaba por bajar ala cafetería, solo que como la noche está tranquila aproveche para estudiar detenidamente el caso de un niño que requiere mi atención.

Me dijo y recibió el café.

- Gracias, él aroma del café sin duda es de mis preferidos, ya que té molestaste en traerme un café, porque no pasas podemos charlar un poco mientras lo bebemos, solo no te sientas porque si hay una emergencia tendré que salir de inmediato.

- Está bien, me parece buena idea.

Entro y tomó el lugar del paciente ella frente a mí, y en verdad que me siento como un paciente todo cohibido.

Ella le da un sorbo, y se sorprende.

- Oye como supiste, que este café era mi favorito.

- En verdad es tu favorito?, le pregunto.

- Si, así es. - me dice sonriendo.

- Solo intuición.

- ¿Solamente intuición, seguro?.

Me dice con cara de, no te creo nada.

- Bueno tal vez, él joven de la cafetería me ayudó un poco.

- Está bien, de cualquier forma gracias por pensar en mí.

Charlamos de todo un poco, trivialidades, pero aun así la pase muy bien nunca me había sentido tan bien, al estar con una mujer.

Lía es, una mujer excepcional, y sobre todo por lo que pude ver es muy dedicada y tiene un gran corazón.

Aunque me hubiera gustado despedirme, no fue posible yo salí a temprana hora del hospital tenía pendientes qué no podían esperará en la empresa.