 
                            Después de perderlo todo Isabela decide reconstruir su vida.
Entre lágrimas y aprendizajes, descubre que el destino puede sorprender con un nuevo amor y una nueva vida…
Uno capaz de sanar su corazón y enseñarle que siempre es posible volver a soñar y a vivir.
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Capitulo:06
ISABELA:
Luego de las presentaciones, nos sentamos en la mesa y los hombres comienzan a hablar con entusiasmo mientras lo ordenado para comer llega.
Observo los diferentes platillos y cuando el aroma de comida llega a mi olfato quiero vomitar otra vez.
El señor Romanov me mira fijamente y yo me concentro en mi platillo de ensalada para no hacer un desastre, no aquí.
—Señorita Torres, usted está pálida ¿Se encuentra bien?
Me pregunta uno de ellos con un italiano perfecto y yo asiento forzando una sonrisa.
Cuándo terminamos de comer llega la hora sería y yo me preparo para hacer un trabajo perfecto y excelente.
Traduzco con precisión cada palabra, hasta incluso doy mi opinión en unos que otros comentarios que veo necesarios.
La reunión fluye con tranquilidad hasta que llega la hora de retirarnos.
—Mi scusi se glielo chiedo, signorina Torres. Ha un socio?
(Disculpe la pregunta señorita Torres, pero ¿Usted tiene pareja?)
Me pregunta el señor con una sonrisa y niego.
—No signore.
(No señor)
—Perfetto, mio nipote è single, penso che sarebbero una coppia perfetta)
(Perfecto, mi hijo es soltero, creo que harían una excelente pareja)
Me río de las ocurrencias del hombre, pero el señor Romanov interrumpe nuestra charla.
—Esta reunión se ha extendido de más, es hora de retirarnos.
Le traduzco las palabras de mi jefe y los señores se despiden con amabilidad prometiendo visitarme para tomarnos un café y conocer a su amado nieto
Feliz y con una sonrisa me subo al auto de mi jefe.
—Estaba muy pálida allá dentro ¿Se encuentra bien?
Su pregunta me toma con algo de sorpresa y solo asiento.
—No es nada, estoy bien.
—No lo parecía ¿Se ha hecho exámenes para descartar cualquier tipo de enfermedad?
—Sí, y le aseguro que no es nada grave señor.
Él clava sus ojos en mí y sin decir nada se acomoda mejor en su asiento y cierra sus ojos.
Wao, que hombre más extraño.
Pienso mientras me concentro en mirar por la ventana.
Al llegar frente a la empresa, uno de sus hombres abre la puerta y salgo para luego esperar sus instrucciones.
—Alexander se encargará de enseñarte todo lo necesario, hoy estuviste excelente, felicidades señorita Torres, si continúa así el trabajo será suyo.
Dice y sin decir más nada se retira a su empresa mientras yo comienzo a dar pequeños saltos de felicidad.
—Creo que nos irá muy bien.
Susurro con felicidad tocando mi vientre.
—¿Con quién hablas?
Salto del susto al escuchar una voz detrás de mí y llevo la mano a mi pecho.
—¡Carajo!
—Perdón, no quería asustarte.
Se disculpa Alexander y respiro profundamente.
—Descuida, pero no lo vuelvas a hacer.
—Lo prometo, discúlpame otra vez, no era mi intención asustarte.
—Disculpado, el jefe dijo que me encantaría todo lo necesario.
—Así es ¿Tienes libreta en mano?
De mi bolso saco una pequeña libreta junto a un lapicero.
—Excelente señorita Torres, sígame.
Camino a la par de él mientras comienza a hablar.
—Lo primero que debes de saber, es que Vladimir está en la oficina a las ocho en punto sin fallar. Dos minutos antes debes dejar un humeante té, endulzado con mermelada de frutas y unos panecillos dulces, todo eso lo encuentras en la cafetería de al lado.
—¿Té? ¿Él no toma café?
—En muy pocas ocasiones... Para continuar, debes de entrar a su oficina cinco minutos después de él haber entrado con las informaciones del día detalladamente y cuándo haya reuniones debes acordarse lo cinco minutos antes ¿Estás comprendiendo?
—A la perfección.
Respondo mientras subimos el elevador para ir a mi nuevo puesto de trabajo.
—Algunos días tendrás que hacer horas extras, pero se te pagará con bonos incluidos.
—Vaya, me gusta que el jefe no sea tacaño.
Alexander se ríe mientras salimos del ascensor.
—Aquí será tu nuevo puesto de trabajo, nadie que no esté autorizado a entrar no puede hacerlo, si es demasiado para ti, solo debes de llamar a seguridad y estarán aquí enseguida.
—Entendido.
—Con respeto a los viajes, en algunas ocasiones tendrás que acompañarlo, eso no es problema para ti ¿Cierto?.
—No, por supuesto que no.
Sonrío forzada mientras pienso en preguntarle a mi médico si no pasa nada el tener que viajar.
—Perfecto, con todos estos puntos claros, entonces te enseñaré todo lo que debes hacer.
 
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                    